Científicos de un zoológico de Costa Rica han descubierto un caso sin precedentes de un cocodrilo hembra que se quedó embarazada. Esto dio como resultado el desarrollo de un feto que compartía una similitud genética del 99,9% con su madre. El fenómeno se ha observado en aves, peces y otros reptiles, pero esta es la primera vez que se documenta en cocodrilos.
En 2018, una hembra solitaria de cocodrilo americano (Crocodylus acutus) que había vivido en cautiverio durante 16 años sorprendió a los investigadores al poner una nidada de huevos, uno de los cuales contenía un feto, una hembra como su madre. El análisis genético ahora mostró que el animal produjo los huevos sin ningún aporte de un macho, un proceso comúnmente conocido como nacimiento virginal. Si bien los huevos no eclosionaron, el hallazgo sugiere que los antiguos parientes de los cocodrilos, los dinosaurios, podrían haber compartido estas habilidades reproductivas.
Los cocodrilos y las aves pertenecen a un grupo de reptiles llamados arcosaurios, que forman un clado distinto. Si rastreamos las ramas de este clado, encontramos que también incluía dinosaurios y reptiles voladores.
“[E]ste descubrimiento ofrece información tentadora sobre las posibles capacidades reproductivas de los parientes arcosaurios extintos de los cocodrilos y las aves, en particular los miembros de Pterosauria y Dinosauria“, escribe el equipo de investigadores en su artículo.
¿Cómo pasó esto?
Un óvulo de cocodrilo se somete a múltiples divisiones, lo que da como resultado un producto final que contiene solo la mitad del material genético requerido. Simultáneamente, se forman tres sacos celulares más pequeños como subproductos, típicamente destinados a deteriorarse. Sin embargo, uno de estos sacos ocasionalmente se fusiona con el óvulo, formando una célula con un conjunto completo de cromosomas.
Esto es probablemente lo que sucedió con el cocodrilo en Costa Rica, dijeron los investigadores. Cuando el equipo del zoológico notó que había puesto huevos, se comunicaron con Warren Booth, investigador de Virginia Tech, quien sugirió incubarlos. Cuando ninguno eclosionó, el equipo abrió los huevos y descubrió que uno de ellos contenía un feto femenino completamente formado, pero sin vida.
Al realizar la secuenciación genómica en tejidos extraídos tanto del corazón del feto como de la piel mudada de la madre, los investigadores establecieron una sorprendente similitud del 99,9% entre los dos. Esto proporcionó evidencia inequívoca de que la descendencia se generó a través de la reproducción asexual, sin la contribución de un progenitor masculino.
Se han observado partos vírgenes como este en más de 80 especies de vertebrados, incluidos lagartos, serpientes, tiburones y rayas. Sin embargo, la mayoría de estos ocurrieron dentro de poblaciones de animales en cautiverio. Si bien los científicos inicialmente creyeron que esto era algo raro, gradualmente se dieron cuenta de que los nacimientos vírgenes, o partenogénesis, eran más frecuentes de lo que se pensaba anteriormente.
Sin embargo, los mamíferos siguen siendo la principal excepción. A diferencia de los reptiles, los peces y las aves, la formación de embriones de mamíferos requiere un proceso conocido como impresión genómica. Este mecanismo implica que genes específicos tanto de la madre como del padre se activen y desactiven en momentos precisos, lo que facilita el desarrollo del embrión. Los investigadores proponen en su artículo que los nacimientos vírgenes podrían ser más frecuentes entre los cocodrilos, pero han pasado desapercibidos debido a la falta de atención en tales casos.
“Dado que (los nacimientos vírgenes) pueden ocurrir en presencia de parejas potenciales, los casos de esto pueden pasarse por alto cuando la reproducción ocurre en hembras que cohabitan con machos”, escribieron.
El estudio fue publicado en la revista Biology Letters.
Fuente: ZME Science.
