Los antiguos parientes de los humanos pudieron haber sido caníbales hace 1,45 millones de años

Biología

Una nueva investigación del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian revela un aspecto oscuro e intrigante de la evolución humana. Los científicos han descubierto la evidencia más antigua hasta la fecha de que nuestros parientes evolutivos cercanos pueden haber recurrido al canibalismo hace más de 1,45 millones de años. Los hallazgos proporcionan una visión escalofriante de los comportamientos de nuestros ancestros antiguos y desafían nuestra comprensión de sus hábitos alimentarios.

La paleoantropóloga Briana Pobiner, en colaboración con su equipo, examinó una espinilla izquierda de 1,45 millones de años descubierta en el norte de Kenia. El hueso, perteneciente a un pariente del Homo sapiens, mostraba nueve marcas de corte distintas. Sorprendentemente, estas marcas coincidían perfectamente con el daño infligido por las herramientas de piedra. Este descubrimiento es ahora el caso más antiguo conocido de comportamiento caníbal con un alto nivel de certeza y especificidad.

“La información que tenemos nos dice que los homínidos probablemente se comían a otros homínidos hace al menos 1,45 millones de años”, dijo.

Hay muchos otros ejemplos de especies del árbol evolutivo humano que se consumieron entre sí para alimentarse, pero este fósil sugiere que los parientes de nuestra especie se comían entre sí para sobrevivir en un pasado más remoto de lo que reconocíamos.

Un pasado oscuro
Si bien el canibalismo no es infrecuente entre varias especies, este hallazgo sugiere que nuestros parientes evolutivos adoptaron este comportamiento para sobrevivir mucho antes de lo que se reconocía anteriormente. Plantea preguntas sobre la noción de que el canibalismo fue únicamente un desarrollo reciente en nuestra historia evolutiva.

La tibia del homínido y el área ampliada que muestran marcas de corte. Escala = 4 cm. Crédito: Jennifer Clark

Inicialmente, los investigadores examinaron la tibia o espinilla fosilizada, en busca de pistas y signos de depredadores antiguos. Pero en lugar de dientes o marcas de garras, encontraron evidencia de carnicería. ¿Se comieron estos primeros homínidos a los suyos?

Decidida a confirmar su hipótesis, Pobiner colaboró con Michael Pante de la Universidad Estatal de Colorado. Al crear escaneos 3D de moldes hechos a partir de las marcas de corte del hueso, los compararon con una base de datos completa de marcas de dientes, carnicería y pisoteo.

Su análisis reveló que nueve de las once marcas eran indiscutiblemente el resultado del uso de herramientas de piedra. Las dos marcas restantes parecían ser marcas de mordeduras, potencialmente originadas en un felino grande, siendo un león la coincidencia más cercana. Estas marcas de mordeduras podrían provenir de alguna de las tres especies de felinos con dientes de sable que merodeaban por el paisaje en aquella época.

Si bien las marcas de corte por sí solas no prueban de manera concluyente que la pierna y otras partes del cuerpo fueran consumidas, es el escenario más probable. La ubicación de las marcas de corte en el hueso, donde se habría unido el músculo de la pantorrilla, indica un intento deliberado de eliminar la carne.

Además, la orientación uniforme de las marcas sugiere que una mano que empuñaba una herramienta de piedra podría haberlas realizado sucesivamente, sin cambiar el agarre ni ajustar el ángulo de ataque. Estas marcas de corte son prácticamente indistinguibles de las encontradas en fósiles de animales procesados para el consumo, lo que implica que este posible acto de canibalismo puede haber sido impulsado por necesidades nutricionales más que por prácticas rituales.

El fósil fue descubierto inicialmente hace muchos años y ahora forma parte de las colecciones del Museo Nacional de Nairobi, Museo Nacional de Kenia. Al principio, los científicos pensaron que la espinilla debía pertenecer al Australopithecus boisei, pero más tarde, en 1990, la identidad del espécimen se atribuyó al Homo erectus. Sin embargo, hoy en día los científicos todavía no pueden decidir a qué especie pertenece el fósil. No hay suficiente información.

¿Canibalismo o algo aún más siniestro?
No está claro quién fue devorado y quién lo comió. El canibalismo, por definición, requiere que ambas partes pertenezcan a la misma especie. Sin más evidencia, es un desafío clasificar definitivamente este comportamiento como caníbal. La alternativa, que quizás sea aún más descabellada, es que diferentes especies dentro de la familia de los homínidos podrían haber participado en el consumo entre especies.

Pero ¿qué pasa con las marcas de mordeduras de grandes felinos? La persona que realizó la carnicería podría haber quitado la mayor parte de la carne del hueso de la pierna antes de que un gran felino se comiera los restos. O tal vez un gran felino pudo haber matado a un homínido antes de ser ahuyentado, permitiendo a los homínidos oportunistas reclamar la presa. La secuencia precisa de los acontecimientos sigue siendo un enigma, envuelto en una intriga depredadora.

Este reciente descubrimiento no es el primero que genera especulaciones sobre el canibalismo antiguo. En 1976, un cráneo encontrado en Sudáfrica desató un debate sobre el caso más antiguo conocido de matanza de homínidos. Sin embargo, las interpretaciones contradictorias y la edad incierta del cráneo han impedido sacar conclusiones definitivas.

Las marcas justo debajo del pómulo derecho del cráneo se han atribuido tanto a herramientas de piedra como al contacto con bloques de piedra con bordes afilados. Además, la ausencia de grupos musculares sustanciales en el cráneo no deja claro si estas marcas fueron el resultado de intentos de adquirir alimento. En comparación, esta espinilla recientemente descrita es mucho menos ambigua.

En definitiva, estos hallazgos pintan un panorama sombrío de nuestros parientes antiguos. Se nos recuerda que la familia humana siempre ha tenido comportamientos complejos e intrigantes, en lugar de ser algo exclusivo de los humanos modernos. A medida que continuamos retirando las capas del tiempo, recordamos la profundidad y riqueza de nuestra historia humana. Para bien o para mal.

Los hallazgos aparecieron en la revista Scientific Reports.

Fuente: ZME Science.

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