Galaxias como nuestra Vía Láctea son misteriosamente difíciles de encontrar en nuestro patio cósmico. Nuevas simulaciones por supercomputadoras han ayudado a los astrónomos a responder finalmente por qué.
La Vía Láctea se encuentra dentro de un cúmulo de galaxias en el plano supergaláctico: una lámina de mil millones de años luz de ancho, o “supercúmulo”, sobre la cual se fijan grandes cúmulos de galaxias. Pero otras galaxias espirales son sorprendentemente raras a lo largo de este gigantesco plano, mientras que las galaxias elípticas brillantes son mucho más comunes.
Ahora, los astrónomos sugieren que esto se debe a que una historia violenta de frecuentes colisiones galácticas llenó nuestro vecindario de elipses y, de alguna manera, salvó nuestra propia galaxia. Publicaron sus hallazgos el 20 de noviembre en la revista Nature Astronomy.
“La distribución de galaxias en el plano supergaláctico es realmente notable”, dijo en un comunicado Carlos Frenk, profesor de física de la Universidad de Durham en el Reino Unido. “Es raro, pero no una anomalía completa: nuestra simulación revela los detalles íntimos de la formación de galaxias, como la transformación de espirales en elípticas mediante fusiones de galaxias”.
El supercúmulo local es una formación en forma de panqueque formada por varios cúmulos de galaxias masivos que contienen miles de galaxias. Las galaxias dentro de estos cúmulos se dividen en dos grandes categorías: galaxias elípticas llenas de estrellas antiguas y ancladas por gigantescos agujeros negros supermasivos; y galaxias espirales como la nuestra, con agujeros negros supermasivos más pequeños en sus centros y muchas estrellas jóvenes todavía formándose a lo largo de sus delicados brazos espirales. Sin embargo, desde el descubrimiento del plano por el astrónomo francés Gérard de Vaucouleurs en la década de 1950, los científicos notaron la desconcertante discrepancia: el plano estaba plagado de brillantes galaxias elípticas, pero las galaxias espirales eran notablemente raras.
Para estudiar la evolución de nuestro vecindario cósmico, los investigadores detrás del nuevo estudio recurrieron a una simulación por supercomputadora llamada Simulaciones más allá del universo local (SIBELIUS). Rebobinando la evolución de las galaxias observadas 13.800 millones de años hasta su comienzo con el Big Bang, los investigadores construyeron un modelo que recrea fielmente la evolución del plano.
En su simulación, los investigadores vieron que las galaxias espirales en los densos cúmulos del Plano Supergaláctico frecuentemente chocaban entre sí en colisiones catastróficas, rompiendo sus delicados brazos y transformándolos en galaxias elípticas. Este proceso también empujó más materia hacia las fauces del agujero negro supermasivo de una galaxia golpeada, haciendo que los agujeros negros sean aún más grandes.
Por otro lado, las galaxias espirales que se encuentran en regiones alejadas del plano quedaron en su mayoría fuera de la pelea de barras cósmicas, lo que les permitió preservar sus estructuras. Esto no impide que las galaxias espirales como la nuestra evolucionen en el caótico entorno del plano, pero sí significa que son inusuales por haber evitado lo peor del daño, hasta ahora.
Fuente: Live Science.