Los cazadores-recolectores construyeron el fuerte más antiguo conocido del mundo hace unos 8.000 años en Siberia, según un nuevo estudio. Los arqueólogos han asociado durante mucho tiempo las fortalezas con asentamientos agrícolas permanentes. Sin embargo, este conjunto de estructuras fortificadas revela que los grupos prehistóricos estaban construyendo edificios protectores mucho antes de lo que se pensaba originalmente. La nueva investigación reescribe nuestra comprensión de las sociedades humanas primitivas, según el estudio, publicado el 1 de diciembre en la revista Antiquity.
Estos cazadores-recolectores “desafían los estereotipos convencionales que describen a estas sociedades como básicas y nómadas, revelando su capacidad para construir estructuras intrincadas”, dijo a Live Science la coautora del estudio, Tanja Schreiber, arqueóloga de la Universidad Libre de Berlín, en un correo electrónico.
Ubicado a lo largo del río Amnya en Siberia occidental, los restos del fuerte de Amnya incluyen aproximadamente 20 depresiones de casas de pozo esparcidas por el sitio, que se divide en dos secciones: Amnya I y Amnya II. Según el estudio, la datación por radiocarbono confirmó que el asentamiento fue habitado por primera vez durante el Mesolítico o Edad de Piedra Media.
Cuando se construyó, cada casa de pozo habría estado protegida por muros de tierra y empalizadas de madera, dos elementos de construcción que sugieren “capacidades agrícolas y defensivas avanzadas” por parte de los habitantes, dijeron los arqueólogos en un comunicado.
“Uno de los aspectos más sorprendentes del fuerte Amnya es el descubrimiento de que hace aproximadamente 8.000 años, los cazadores-recolectores de la taiga siberiana construyeron intrincadas estructuras de defensa”, dijo Schreiber. “Esto desafía las suposiciones tradicionales de que las construcciones monumentales eran obra exclusiva de las comunidades agrícolas”.
Se desconoce qué desencadenó la necesidad de estas estructuras fortificadas en primer lugar, pero la ubicación estratégica con vista al río no solo habría sido un mirador ideal para amenazas potenciales, sino que también habría permitido a los cazadores-recolectores controlar sus zonas de pesca y caza, anotaron los investigadores. También es un misterio quién ordenó la construcción del fuerte.
“Aún no está claro si estas construcciones fueron encargadas por autoridades o si toda la comunidad colaboró en su construcción con el fin de proteger a las personas o los objetos de valor”, dijo Schreiber. “Los registros etnohistóricos ofrecen una comprensión matizada de estos fuertes, revelando varias razones potenciales para fortificar las residencias”.
Los antiguos fuertes se construyeron por varias razones, según estos registros, “como proteger posesiones o individuos, manejar conflictos armados, abordar los desequilibrios en la proporción entre atacantes y defensores, frustrar incursiones y funcionar como señales elaboradas por parte de jefes influyentes”, dijo Schreiber.
Fuente: Live Science.
