Todos hemos oído mucho sobre la inteligencia de los orangutanes, chimpancés y delfines, pero no mucha gente conoce el agudo intelecto de las cacatúas de Goffin, una especie de loro blanco que ahora ha aprendido a modificar sus comidas. Un nuevo estudio de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena revela que algunas de las cacatúas de Goffin en su laboratorio Goffin sumergen su comida (bizcocho) en agua antes de consumirla, haciendo que el bizcocho duro sea más suave y más fácil de masticar. Lo hacen activamente con cada pieza que eligen para comer, dedicando una cantidad significativa de tiempo y energía a este proceso.
“Hacer todo este esfuerzo sólo para cambiar la textura de la comida es bastante impresionante”, dijo a The New York Times Alice Auersperg, una de las autoras del estudio y directora del Laboratorio Goffin.
El sorprendente comportamiento al remojar la comida
Las cacatúas de Goffin son criaturas hábiles. Algunos estudios previos han demostrado que estas aves pueden abrir cerraduras, asaltar contenedores de basura e incluso fabricar herramientas de cartón para agarrar alimentos de difícil acceso. Los autores del estudio actual también se centraron únicamente en dichas habilidades y, por lo general, no molestaban a las aves durante la hora del almuerzo.
Sin embargo, un día, un investigador observó accidentalmente a un loro llamado Pipin mojando su comida en una tina de agua que las aves generalmente usaban para bañarse y calmar su sed. Después de un tiempo, el investigador notó que otras dos cacatúas llamadas Kiwi y Muki mostraban el mismo comportamiento. Una búsqueda rápida en YouTube muestra varias otras cacatúas que muestran el mismo comportamiento.
Esto fue sorprendente porque las cacatúas consumen bizcocho con bastante facilidad y la mayoría de las otras aves también lo comen directamente sin agregar ningún toque personal. Decidieron estudiar más a fondo este comportamiento único y realizaron un experimento con 18 cacatúas de Goffin. Todas estas aves fueron observadas durante 12 días durante la hora del almuerzo.
“Observamos que siete de 18 cacatúas mojaban comida en el agua. Mojaron tres tipos de alimentos: bizcochos, chips de plátano secos y chips de coco secos. Otros tipos de alimentos, como trozos de manzana, bayas secas, semillas o bolitas, nunca fueron sumergidos durante nuestras observaciones”, señalan los autores del estudio.
Estos hallazgos también sugieren que las aves ya habían aprendido qué alimentos sabían bien después del remojo y cuáles no. Curiosamente, mientras algunas cacatúas mojaron su comida y la sacaron instantáneamente y se la comieron, algunas mostraron paciencia esperando hasta 30 segundos. Esto permitió que el bizcocho absorbiera más agua, lo que resultó en una textura más suave.
“Estaban dispuestos a esperar a que se remojara, y eso requiere mucho control de los impulsos”, dijo Jeroen Zewald, uno de los autores del estudio y estudiante de doctorado en la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena.
¿Las cacatúas salvajes de Goffin también muestran este comportamiento?
Los hallazgos plantean muchas preguntas nuevas. Por ejemplo, los científicos aún no saben cómo las aves aprendieron este comportamiento. Normalmente, durante un experimento, los investigadores presentan un problema ante los sujetos, quienes luego lo resuelven.
Sin embargo, en este caso, los loros resolvieron un problema que encontraron y que no tenía relación con ningún estudio. Los investigadores simplemente los observaron accidentalmente mientras implementaban la solución. Entonces, se desconoce si a Kiwi y Muki se les ocurrió la técnica de sumergirse de forma independiente o si la aprendieron mirando a Pipin.
Otra pregunta importante: ¿es este un comportamiento común entre las cacatúas de Goffin o es algo exclusivo de las aves en cautiverio? Las cacatúas salvajes de Goffin no comen bizcochos y no hay recipientes con agua en el bosque, entonces, ¿pueden aprender también este comportamiento?
Con suerte, los autores del estudio encontrarán las respuestas a todas estas preguntas con más investigaciones.
El estudio ha sido publicado en la revista Biology Letters.
Fuente: ZME Science.