Los científicos han descubierto una clase nunca antes vista de entidades similares a virus que se esconden en el intestino y la boca humanos, y estos “viroides” pueden influir en la actividad genética dentro del microbioma humano, informó Science. Los investigadores confirmaron un huésped para estos viroides, a saber, una bacteria común que se encuentra en la boca llamada Streptococcus sanguinis. Todavía tienen que confirmar huéspedes adicionales, pero sospechan que al menos una fracción son bacterias.
Los viroides son pequeños bucles de ARN, un primo genético del ADN, y se ha descubierto que infectan principalmente plantas, como las patatas. Los viroides se diferencian de los virus más grandes basados en ARN en varios aspectos. En primer lugar, están desnudos y carecen de las corazas protectoras que utilizan los virus para contener su material genético. En segundo lugar, su ARN no contiene instrucciones para construir proteínas. Mientras que los virus llevan instrucciones para sus capas externas y para ciertas enzimas que necesitan para replicarse, los viroides cooptan estas enzimas de sus huéspedes.
Aunque alguna vez se pensó que los viroides infectaban solo a las plantas, estudios recientes sugieren que pueden infectar a huéspedes adicionales, como animales, hongos o bacterias. En el nuevo estudio, los investigadores buscaron posibles viroides entre los genes de microbios que residen en el cuerpo humano.
En un informe publicado el 21 de enero en la base de datos preimpresa bioRxiv, el equipo presentó los “obeliscos”, una nueva clase de viroide que descubrieron en el intestino y la boca humanos. En total, identificaron casi 29.960 ejemplos de viroides. El trabajo aún no ha sido revisado por pares ni publicado en una revista científica. Los llamaron “obeliscos” porque se predice que la estructura secundaria de los viroides (una forma tridimensional que asumen al plegarse sobre sí mismos) se verá como una varilla delgada.
Utilizando datos publicados anteriormente, los investigadores analizaron las lecturas de la actividad genética en diferentes comunidades microbianas dentro del cuerpo. Estos resúmenes de actividad genética se conocen como “metatranscriptomas”.
Descubrieron que los obeliscos estaban presentes en aproximadamente el 7% de los metatranscriptomas de las heces humanas. Estas muestras de heces brindan una instantánea de la actividad genética en el microbioma intestinal. El equipo también encontró los viroides recién nombrados en 17 de 32, o alrededor del 53%, de los metatranscriptomas bucales que examinaron.
En análisis posteriores, el equipo pudo relacionar un obelisco con su anfitrión, S. sanguinis. “Si bien no conocemos los ‘huéspedes’ de otros obeliscos, es razonable suponer que al menos una fracción puede estar presente en bacterias”, escribieron en la preimpresión.
Curiosamente, algunos de los obeliscos recién descubiertos parecían contener instrucciones para las enzimas necesarias para la replicación, lo que los hacía más complejos que los viroides que se habían descrito anteriormente, informó Science. Sin embargo, como la mayoría de los viroides, todavía carecían de instrucciones para una capa exterior protectora.
Aún se desconoce si estos viroides afectan la salud humana, aunque pueden dar forma al microbioma humano, ya que al menos algunos infectan bacterias. También hay un debate en curso sobre si los virus evolucionaron a partir de viroides o si los viroides realmente evolucionaron a partir de virus, por lo que este nuevo descubrimiento puede ayudar a alimentar ese debate.
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Fuente: Live Science.