Los arqueólogos han descubierto una tumba real de 1.700 años de antigüedad en Guatemala que está repleta de ofrendas funerarias, incluida una máscara de jade de intrincado diseño que representa una deidad maya. La tumba, que se encuentra en un sitio arqueológico conocido como Chochkitam cerca de las fronteras de lo que hoy son México y Belice, fue el lugar de enterramiento de un rey maya previamente desconocido, según un comunicado de la Universidad de Tulane.
Junto con la máscara de mosaico diseñada para parecerse al dios maya de la tormenta, los investigadores encontraron 16 conchas de moluscos y jeroglíficos tallados en fémures humanos, incluido un dibujo que representa a un hombre sosteniendo una máscara de jade similar al artefacto escondido dentro de la tumba. Los investigadores creen que los jeroglíficos identifican al padre y al abuelo del rey y sirven como vínculo con el gobernante de los estados mayas de Tikal y Teotihuacán.
“Un descubrimiento como este es un poco como ganarse la lotería en términos de información”, dijo en el comunicado el arqueólogo principal Francisco Estrada-Belli, profesor asistente de investigación en la Universidad de Tulane que descubrió la tumba en 2022. “Abre una ventana a una época oscura sobre la que tenemos pequeños textos”.
Esta era, conocida como el período Clásico Maya, se extendió aproximadamente desde el 250 al 900 d.C. y se considera el apogeo del dominio de la civilización mesoamericana. Desafortunadamente, debido al saqueo, queda muy poca evidencia física de este período. De hecho, Estrada-Belli y su equipo descubrieron la tumba por pura suerte, ya que los saqueadores cavaron sólo 2 metros desde la cámara funeraria antes de abandonar el sitio.
Además de la máscara y las conchas de molusco, los arqueólogos encontraron una rara ostra espinosa “utilizada por la realeza como joyería y moneda, así como en ofrendas religiosas y de sacrificio”, según el comunicado.
Los arqueólogos planean realizar pruebas de ADN en los huesos para descubrir más información sobre el ocupante del entierro.
Fuente: Live Science.