Nueva investigación desafía la imagen común del Parkinson

Salud y medicina

La enfermedad de Parkinson, el segundo tipo más común de demencia progresiva después de la enfermedad de Alzheimer, afecta a casi 1 millón de personas en los EE. UU. y se estima que a 10 millones de personas en todo el mundo. Cada año, se diagnostican cerca de 90.000 nuevos casos de enfermedad de Parkinson en los EE. UU.

En un nuevo estudio, Jeffrey Kordower, director del Centro de Investigación de Enfermedades Neurodegenerativas de ASU-Banner, y sus colegas revelan conocimientos fundamentales sobre la progresión de la enfermedad de Parkinson, presentando una nueva esperanza para los pacientes que luchan contra este trastorno gravemente debilitante. La investigación destaca el papel de una proteína crítica llamada tau en las primeras etapas de la enfermedad. Los resultados sugieren que los agregados de la proteína tau pueden impulsar procesos de daño neuronal y muerte característicos de la enfermedad.

Los hallazgos desafían la visión convencional de la patología de la enfermedad de Parkinson, que normalmente se centra en la proteína alfa-sinucleína como el sello de diagnóstico clásico de la enfermedad. El nuevo estudio ilustra cómo la patología tau podría estar implicada activamente en la degeneración de las neuronas productoras de dopamina en el cerebro, independientemente de la alfa-sinucleína. Esta revelación podría cambiar el enfoque de la investigación, el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.

“Actualmente, se cree que una proteína llamada alfa-sinucleína es el actor principal en la patogénesis de la enfermedad de Parkinson”, dice Kordower, quien también es profesor de la Facultad de Ciencias de la Vida de ASU. “Este estudio destaca que la tau mal plegada puede ser el primer factor que causa los síntomas motores cardinales de la enfermedad”.

El artículo se publica en la revista Brain.

Progresión demoledora
La progresión de la enfermedad de Parkinson implica distintas etapas y el cronograma puede variar significativamente entre los individuos. Las etapas típicas del Parkinson, descritas por la Parkinson’s Foundation, pueden ayudar a los pacientes a comprender los cambios a medida que ocurren.

La enfermedad afecta a las personas de diferentes maneras y no todos experimentarán todos los síntomas ni los experimentarán en el mismo orden o intensidad. Algunos pueden experimentar los cambios durante 20 años o más; para otros, la enfermedad avanza rápidamente.

La progresión de la enfermedad está influenciada por una combinación de factores genéticos y ambientales. Después de un diagnóstico, muchas personas experimentan una buena respuesta a medicamentos como la levodopa, y este período óptimo puede durar muchos años. Sin embargo, con el tiempo, a menudo es necesario modificar la medicación y los síntomas pueden intensificarse. La prevalencia del Parkinson se ha duplicado en los últimos 25 años, lo que puede estar relacionado con el crecimiento de la población, el envejecimiento, la predisposición genética, los cambios en el estilo de vida y la contaminación ambiental.

Una nueva perspectiva
La proteína tau se acumula en dos regiones: la sustancia negra y el putamen, ambos parte de los ganglios basales del cerebro. La sustancia negra es responsable de la producción de dopamina, que es fundamental para modular el movimiento, las funciones ejecutivas cognitivas y la actividad límbica emocional.

El putamen, un componente del cuerpo estriado dorsal, participa en el inicio del movimiento, la selección y la toma de decisiones, así como en el aprendizaje, la memoria, el lenguaje y las emociones. La disfunción en el putamen puede contribuir a diversos trastornos, particularmente aquellos relacionados con la función motora.

Una amplia gama de síntomas físicos y mentales caracterizan la enfermedad de Parkinson. Estos incluyen temblores rítmicos, que a menudo comienzan en una extremidad, como la mano o los dedos; lentitud de movimiento, que puede provocar dificultades para realizar tareas sencillas; rigidez muscular; y dificultades con el equilibrio. Además de estos síntomas físicos, la enfermedad de Parkinson también puede provocar diversos cambios mentales y emocionales, como depresión y ansiedad, trastornos del sueño, dificultades de memoria, fatiga y cambios emocionales.

Rastros cerebrales de enfermedad.
Los científicos realizaron el estudio utilizando tejido cerebral post mortem de adultos mayores que habían experimentado diferentes grados de deterioro motor. La investigación analizó tejidos cerebrales de individuos sin déficits motores, déficits motores leves con y sin patología de Lewy en la región nigral del cerebro y de individuos clínicamente diagnosticados con la enfermedad de Parkinson.

Los cuerpos de Lewy son agregados anormales de la proteína alfa-sinucleína que se acumulan en el cerebro y son un sello distintivo de varios trastornos neurodegenerativos, incluido el Parkinson y la demencia con cuerpos de Lewy. En el caso del Parkinson, los cuerpos de Lewy se encuentran principalmente en la sustancia negra, una región del cerebro que es crucial para el control del movimiento, lo que conduce a síntomas motores característicos como rigidez, temblores y bradicinesia (movimiento lento).

El estudio se centró en una cohorte de sujetos con discapacidades motoras leves, no lo suficientemente pronunciadas como para diagnosticar la enfermedad de Parkinson, pero aún significativas. Al dividir a estos sujetos según la presencia o ausencia de α-sinucleína, los investigadores encontraron que la patología tau era un denominador común.

Los investigadores observaron que el tejido cerebral asociado con un déficit motor mínimo demostraba acumulaciones de tau similares a las de aquellos con Parkinson avanzado, lo que sugiere que el papel de la tau ocurre temprano en la evolución de la enfermedad. Estos hallazgos abren las puertas a un diagnóstico e intervención más tempranos, lo que potencialmente ralentiza o altera la progresión de la enfermedad.

La investigación también arroja luz sobre el parkinsonismo, una afección que imita los síntomas de la enfermedad de Parkinson pero que se diferencia en sus mecanismos subyacentes. El estudio sugiere que la patología tau en la región nigroestriatal del cerebro es una característica compartida, que ofrece una nueva lente a través de la cual ver y tratar diversas formas de parkinsonismo.

Los hallazgos también subrayan el potencial de abordar la patología tau como enfoque terapéutico para la enfermedad de Parkinson. Debido a que la agregación de tau se correlaciona con déficits motores y degeneración de regiones del cerebro productoras de dopamina, las intervenciones destinadas a reducir la acumulación de tau podrían ofrecer nuevas esperanzas para alterar la trayectoria de la enfermedad.

Fuente: Medical Xpress.

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