La tinta para tatuajes se encuentra entre los riesgos para la salud más ignorados y subestimados. Una gran población en EE. UU. (más del 30 %) y Europa (~12 %) tiene tatuajes, pero la mayoría nunca piensa en las sustancias químicas que entran en sus cuerpos junto con la tinta del tatuaje. Un nuevo estudio sugiere que los tatuajes pueden incluso provocar cáncer linfático (linfoma).
Inicialmente, los autores del estudio querían saber si los tatuajes grandes que cubren todo el cuerpo aumentan el riesgo de cáncer en los seres humanos. No encontraron ninguna asociación entre el tamaño del tatuaje y el riesgo de cáncer, pero, curiosamente, sí descubrieron que las personas con tatuajes tienen una mayor probabilidad de desarrollar linfoma, un tipo de cáncer de la sangre.
“Encontramos que las personas tatuadas tenían un riesgo 21% mayor de linfoma maligno general en comparación con las personas no tatuadas y que la asociación era más fuerte para el linfoma difuso de células B grandes y el linfoma folicular”, señalan los autores del estudio.
Estudios realizados en el pasado destacaron la presencia de sustancias químicas cancerígenas en la tinta para tatuajes, incluidos los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) que normalmente se encuentran en la tinta negra. Sin embargo, este es el primer estudio que relaciona la exposición a los tatuajes con el linfoma. Así es como los investigadores llegaron a este impactante hallazgo.
La extraña conexión entre tatuajes y linfoma
Los investigadores utilizaron el Registro Nacional Sueco para identificar a miles de personas diagnosticadas con linfoma y las compararon con individuos sanos de la misma edad y sexo. Para su estudio seleccionaron un total de 11.905 individuos: 2.938 pacientes con linfoma, y el resto de participantes sanos actuaron como grupo de control. La prevalencia de tatuajes fue del 21% y 18%, respectivamente.
Pidieron a cada participante que respondiera un cuestionario sobre sus tatuajes y factores relacionados con el estilo de vida, como la dieta, el tabaquismo, etc. Aproximadamente el 54% de los pacientes con linfoma (1.398 personas) y el 47% de las personas sanas (4.193) respondieron.
Cuando los autores del estudio analizaron los datos, encontraron que “el riesgo de linfoma era mayor en personas con menos de dos años entre su primer tatuaje y el año índice. El riesgo disminuyó con una duración de exposición intermedia (de tres a diez años), pero aumentó nuevamente en personas que recibieron su primer tatuaje ≥11 años antes del año índice”.
El año índice se refiere al año en que a un individuo se le diagnostica una enfermedad, que en este caso es linfoma. El estudio también concluyó que, en comparación con las personas no tatuadas, el riesgo de desarrollar cáncer linfático era un 21% mayor en las personas tatuadas.
Es importante señalar que este es un estudio observacional. Los investigadores no establecieron una relación causal entre los tatuajes y el cáncer. Hasta el momento no ha habido ningún caso de cáncer atribuido con seguridad a los tatuajes.
Sin embargo, el efecto observado es significativo y preocupante. Las tintas para tatuajes pueden contener hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y aminas aromáticas primarias (PAA), ambos químicos cancerígenos conocidos. Se necesitan más investigaciones para confirmar si la tinta de los tatuajes es realmente un agente cancerígeno.
Quitar un tatuaje existente no es una buena idea
Si tienes un tatuaje y te preocupan estos hallazgos, es posible que se te ocurra la idea de eliminarlo. Sin embargo, los investigadores descubrieron que esto puede empeorar las cosas.
“Un hallazgo intrigante fue que el tratamiento con láser para la eliminación de tatuajes modificó el efecto de la exposición y resultó en una estimación de riesgo sustancialmente mayor”, dijeron los autores del estudio.
Este es sólo el primer estudio que destaca los tatuajes como un factor de riesgo de cáncer linfático. Un estudio nunca es suficiente para establecer la causalidad y no todas las personas con un tatuaje entre los participantes del estudio desarrollaron linfoma. Ahora no es el momento de entrar en pánico.
Sin embargo, está bastante claro que “no sólo los efectos a largo plazo de la exposición a los tatuajes en la salud per se, sino también las implicaciones del tratamiento con láser para la eliminación de tatuajes justifican una mayor investigación a la luz de las posibles implicaciones para la salud pública”, agregaron los autores del estudio.
Los nuevos hallazgos también sirven como recordatorio de que gran parte de la industria de las tintas para tatuajes no está regulada. Una investigación reciente de la Universidad de Binghamton ha revelado sorprendentes discrepancias entre lo que figura en las etiquetas de la tinta para tatuajes y los ingredientes reales dentro de estas botellas. De las 54 tintas que sometieron a análisis químico, 45 de ellas (un asombroso 90%) contenían pigmentos y aditivos que no figuraban en la lista oficial de ingredientes de la botella de tinta.
El estudio se publica en la revista eClinicalMedicine.
Fuente: ZME Science.