¿Son los vegetales congelados tan saludables como frescos? La respuesta podría sorprenderte

Salud y medicina

La crisis del costo de vida está afectando la forma en que gastamos nuestro dinero. Para muchas personas, esto significa ajustar el presupuesto para la compra semanal en el supermercado.

Una de las víctimas puede ser la fruta y la verdura fresca. Los datos de la Oficina Australiana de Estadísticas (ABS) sugieren que los australianos consumieron menos frutas y verduras en 2022-23 que el año anterior.

Es probable que el costo de vida agrave un problema que ya existe: en general, los australianos no comen suficientes frutas y verduras. Las pautas dietéticas australianas recomiendan que las personas de nueve años o más consuman dos porciones de fruta y cinco porciones de verduras al día para tener una salud óptima.

Pero en 2022, la ABS informó que solo el 4% de los australianos cumplían las recomendaciones para el consumo de frutas y verduras. Las frutas y verduras son fundamentales para una dieta sana y equilibrada, ya que aportan una variedad de vitaminas y minerales, además de fibra. Si no puedes permitirte tantos productos frescos en este momento, existen otras formas de asegurarte de seguir obteniendo los beneficios de estos grupos de alimentos. Incluso podrías aumentar tu consumo de frutas y verduras.

Congelado
Los productos frescos a menudo se promocionan como los más nutritivos (piensa en el viejo dicho “lo fresco es lo mejor”). Pero esto no es necesariamente cierto.

Los nutrientes pueden disminuir en el tránsito desde el prado hasta la cocina y mientras los productos se almacenan en el refrigerador. En realidad, las verduras congeladas pueden tener un mayor contenido de algunos nutrientes, como la vitamina C y E, ya que se congelan muy cerca del momento de la cosecha. Las variaciones en el transporte y el almacenamiento pueden afectar ligeramente a esto.

Minerales como el calcio, el hierro y el magnesio se mantienen en niveles similares en los productos congelados que en los frescos. Otra ventaja de las frutas y verduras congeladas es la posibilidad de reducir el desperdicio de alimentos, ya que puedes utilizar sólo lo que necesitas en ese momento.

Además de comprar frutas y verduras congeladas en el supermercado, puedes congelar los productos tú mismo en casa si tienes un exceso de oferta del huerto o cuando los productos puedan ser más baratos. Un escaldado rápido antes de la congelación puede mejorar la seguridad y la calidad del producto. Esto ocurre cuando los alimentos se sumergen brevemente en agua hirviendo o se cuecen al vapor por un corto tiempo.

Las verduras congeladas no son adecuadas para ensaladas, pero se pueden comer asadas o al vapor y usarse para sopas, guisos, guisos, curry, pasteles y quiches. Las frutas congeladas se pueden añadir a los platos del desayuno (con cereales o yogur) o utilizarse para cocinar pasteles y tartas de frutas, por ejemplo.

Enlatado
De manera similar, las verduras y frutas enlatadas suelen ofrecer una alternativa más barata a los productos frescos. También es muy conveniente tenerlas a mano. El proceso de enlatado es la técnica de conservación, por lo que no es necesario agregar conservantes adicionales, incluida la sal.

Debido al proceso de cocción, los niveles de nutrientes sensibles al calor, como la vitamina C, disminuirán un poco en comparación con los productos frescos. Cuando usa verduras enlatadas en un plato caliente, puede agregarlas más adelante en el proceso de cocción para reducir la cantidad de pérdida de nutrientes. Para minimizar el desperdicio, puedes congelar la porción que no necesitas.

La fermentación retiene en gran medida las vitaminas y minerales de las verduras frescas. Pero la fermentación también puede mejorar el perfil nutricional de los alimentos al crear nuevos nutrientes y permitir que los existentes se absorban más fácilmente. Además, los alimentos fermentados contienen probióticos, que son beneficiosos para nuestro microbioma intestinal.

Otros 5 consejos para conseguir tu dosis fresca
Aunque las alternativas a las frutas y verduras frescas, como las frutas y verduras enlatadas o congeladas, son buenos sustitutos, si buscas incorporar más productos frescos a tu dieta con un presupuesto ajustado, aquí tienes algunas cosas que puedes hacer.

  1. Compra en temporada
    Siguiendo los principios de oferta y demanda, comprar verduras y frutas locales de temporada siempre será más barato que las importadas fuera de temporada de otros países.
  2. No rechaces las frutas y verduras feas
    La mayoría de los supermercados venden ahora frutas y verduras “feas”, que de algún modo no son físicamente perfectas. Esto no afecta en absoluto los niveles de nutrientes que contienen ni su sabor.
  3. Reduce el desperdicio
    En promedio, un hogar australiano desecha alimentos por valor de entre 2.000 y 2.500 dólares australianos cada año. Las frutas, las verduras y las ensaladas en bolsas son tres de los cinco alimentos que más se tiran en nuestros hogares. Por lo tanto, gestionar adecuadamente los productos frescos podría ayudarle a ahorrar dinero (y beneficiar al medio ambiente). Para minimizar el desperdicio, planifica sus comidas y compras con anticipación. Y si crees que no vas a poder comer las frutas y verduras que tienes antes de que se estropeen, congélalas.
  4. Intercambia y comparte
    Hay muchos sitios web y aplicaciones que ofrecen la oportunidad de intercambiar o incluso recoger productos frescos gratis si la gente tiene más de lo que necesita. Algunos ayuntamientos también fomentan los intercambios en sus sitios web, así que investiga y mira qué puedes encontrar en tu área local.
  5. Jardinería
    Independientemente de lo pequeño que sea tu jardín, siempre puedes plantar productos en macetas. Las hierbas, la rúcula, los tomates cherry, las guindillas y las fresas crecen bien. A largo plazo, estos compensarán parte del costo de los productos frescos. Además, cuando te has esforzado en cultivar tus propios productos, es menos probable que los desperdicies.

Fuente: Science Alert.

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