Los legendarios navegantes que habitaron la isla de Pascua pudieron haber hecho viajes de regreso a Suramérica

Humanidades

Rapa Nui, más conocida como la Isla de Pascua, es uno de los lugares más intrigantes de la historia de la humanidad. Sus enormes estatuas de piedra (los moai) y la fascinante cultura de los isleños han inspirado innumerables teorías sobre el misterioso pasado de la isla. Pero las grandes estatuas ni siquiera son lo más interesante de la isla.

Los historiadores y arqueólogos están más interesados ​​en dos debates de larga data: si los habitantes de la isla experimentaron un colapso ecológico antes del contacto europeo y si los polinesios hicieron viajes transpacíficos a las Américas antes de la llegada de los europeos. Un estudio genético innovador ahora arroja nueva luz sobre ambos temas. Utilizando datos genéticos de antiguos individuos de Rapa Nui, la investigación descubre que el pueblo rapanui era mucho más resistente de lo que se creía anteriormente, y probablemente también tuvo contacto con los nativos americanos.

La hipótesis del “ecocidio”: ¿Un colapso que nunca ocurrió?
La isla Rapa Nui fue el hogar de una de las poblaciones más aisladas de la historia. Los habitantes de la isla sufrieron hambrunas, epidemias, colapso medioambiental y redadas de esclavos, y vieron cómo su población se desplomaba en más de una ocasión.

Los europeos no llegaron a la isla hasta 1722. Encontraron una sociedad de unas 3.000 personas y se quedaron atónitos al ver una cultura completamente única. Sin embargo, la cultura de los isleños quedó prácticamente destruida en el siglo XIX cuando llegaron los esclavistas peruanos en busca de cautivos para vender. Luego se produjeron más cambios cuando llegaron los colonos religiosos y convirtieron la isla al cristianismo.

Mapa de la Isla de Pascua que muestra también su posición con respecto a Sudamérica. Imagen vía Wiki Commons.

Los investigadores que estudiaron Rapa Nui encontraron pruebas que sugieren que incluso antes de la llegada de los europeos, la población estaba en una espiral descendente. Esta teoría del “ecocidio” postula que los rapanui, en su afán por construir los moai y expandir su población, sobreexplotaron los recursos naturales de la isla. La deforestación, el agotamiento de las fuentes de alimento y los conflictos internos posteriores supuestamente llevaron a un catastrófico colapso demográfico en el siglo XVII, lo que envió al pueblo rapanui por un oscuro camino de guerra, hambruna y canibalismo.

Sin embargo, la nueva investigación genómica cuenta una historia diferente. El estudio analizó los genomas de 15 antiguos individuos rapanui, cuyos restos datan de entre 1670 y 1950 d. C. Los hallazgos revelaron que los rapanui no experimentaron un cuello de botella demográfico severo durante el siglo XVII, como sugiere la teoría del ecocidio. En cambio, los datos muestran un aumento constante de la población después de que la isla se colonizara por primera vez alrededor de 1250 d. C.

Esta evidencia genética sugiere que, si bien el pueblo experimentó graves desafíos ambientales (como la deforestación), esto no llevó a un colapso demográfico. En cambio, los rapanui demostraron una notable resiliencia.

Contacto preeuropeo con América
Lo que hace que este hallazgo sea tan significativo es que confirma lo que algunos arqueólogos y antropólogos han sospechado durante años. Los polinesios, navegantes legendarios conocidos por sus habilidades de navegación, probablemente hicieron el viaje a Sudamérica mucho antes de que los barcos europeos se aventuraran en el Pacífico.

Hay evidencia sustancial de que los polinesios descubrieron Sudamérica mucho antes de Colón. Después de todo, el 10% de la Isla de Pascua se utilizaba para el cultivo de batatas, una especie originaria de América.

Los navegantes polinesios atravesaron el vasto océano Pacífico, confiando en su profundo conocimiento de las estrellas, las corrientes oceánicas y las migraciones de las aves. Estos antiguos marineros pudieron localizar y colonizar islas dispersas a lo largo de miles de kilómetros de mar abierto. El descubrimiento de Rapa Nui en sí fue parte de esta extraordinaria ola de exploración que llevó a los polinesios a los confines más lejanos del Pacífico.

Panorama de la playa de Anakena, Isla de Pascua. Imagen vía Wiki Commons.

Lo que hace que la nueva investigación sea tan emocionante es que amplía los límites de lo que pensábamos que eran capaces los polinesios. El descubrimiento de marcadores genéticos indígenas americanos en los genomas de antiguos individuos rapanui proporciona la primera prueba clara de que los polinesios efectivamente hicieron contacto con las Américas.

La evidencia genética sugiere que el contacto entre los polinesios y los indígenas sudamericanos no fue un encuentro casual. Un evento de mezcla genética —donde el ADN indígena americano entró en el acervo genético polinesio— ocurrió en algún momento entre 1250 y 1430. Esta línea de tiempo coincide con el apogeo de la navegación polinesia, cuando se realizaban regularmente viajes de larga distancia para descubrir y colonizar nuevas tierras.

Es probable que estos primeros navegantes llegaran a la costa occidental de América del Sur, posiblemente Chile o Perú en la actualidad, donde entraron en contacto con poblaciones indígenas. Los datos genéticos indican que la ascendencia indígena americana del pueblo rapanui está más estrechamente relacionada con las poblaciones de los Andes centrales, lo que respalda la idea de que los polinesios desembarcaron en la costa, conocieron a los pueblos andinos y se casaron o intercambiaron individuos entre grupos antes de regresar a Rapa Nui.

¿Hubo viajes de regreso?
Una de las preguntas más intrigantes que plantea esta investigación es si los polinesios, después de llegar a Sudamérica, hicieron viajes de regreso a Rapa Nui. Los polinesios ciertamente tenían habilidades de navegación lo suficientemente avanzadas como para permitir viajes de ida y vuelta. Las tradiciones orales de otras islas polinesias hablan de viajes de ida y vuelta que abarcaban miles de kilómetros. Hicieron estos viajes para recuperar personas, animales o recursos. Sin embargo, la evidencia directa de viajes de regreso entre Rapa Nui y Sudamérica fue bastante esquiva.

Lo que sí muestra la evidencia genética es que la mezcla entre los sudamericanos y la población polinesia de Rapa Nui ocurrió en un marco de tiempo estrecho. Esto sugiere que se trató de un evento único y significativo en lugar del resultado de una interacción continua durante siglos. Es posible que, si bien los polinesios llegaron a Sudamérica y regresaron, los viajes no fueron rutinarios ni frecuentes.

Sin embargo, el hecho mismo de que se produjera un viaje de este tipo (ya fuera de ida o de ida y vuelta) demuestra las extraordinarias capacidades de los navegantes polinesios. Su capacidad para navegar a través de vastos espacios oceánicos abiertos sin instrumentos modernos sigue siendo uno de los mayores logros de la exploración humana.

Pero, ¿cómo lo hicieron? ¿Y cuál fue la naturaleza de su contacto? Lamentablemente, la evidencia genética no puede decirnos todo eso.

¿Habrían podido los isleños hacer frente a una escasez tan grave de recursos? Créditos de la imagen: Rita Willaert.

Una población rapanui resiliente
La hipótesis del ecocidio fue la dominante durante años. Era una historia de advertencia convincente: una población en una isla aislada agotó todos sus recursos y luego colapsó.

Sin embargo, los estudios están poniendo en duda la historia de un colapso demográfico. A principios de este año, un artículo que utilizó radiocarbono y evidencia arqueológica también concluyó que los rapanui eran más resilientes de lo que se creía anteriormente.

“Rechazamos específicamente la hipótesis de que tales cambios en Rapa Nui provocaron un colapso demográfico en el siglo XVII, antes del contacto europeo. En cambio, nuestros resultados respaldan que la población rapanui era resiliente a pesar de un entorno cambiante”, concluyen los investigadores en su estudio.

Para los habitantes de Rapa Nui, esta investigación es más que un simple descubrimiento científico: es una oportunidad de recuperar un pedazo de su historia. Los hallazgos del estudio confirman que los antepasados ​​de los actuales rapanui no eran isleños aislados, sino parte de una red más amplia de exploradores que cruzaron el océano Pacífico y resistieron grandes adversidades.

La investigación también contribuye a los esfuerzos en curso para repatriar los restos ancestrales a Rapa Nui. La principal evidencia genética provino de 15 individuos antiguos que se encontraban en museos en el extranjero. Los hallazgos respaldan la campaña de la comunidad rapanui para que sus antepasados ​​regresen a la isla desde museos en el extranjero.

Por último, esta también es una historia sobre el progreso de la ciencia. Este estudio solo fue posible gracias a los avances en la tecnología genómica. La capacidad de secuenciar ADN antiguo de restos humanos ha abierto nuevas fronteras en nuestra comprensión de la prehistoria.

A medida que se disponga de más datos genómicos, es probable que se descubran otros casos de contacto preeuropeo entre poblaciones distantes. El descubrimiento de pollos polinesios en yacimientos arqueológicos precolombinos de Chile sugiere que el intercambio entre polinesios e indígenas americanos se extendió más allá de las personas: podría haber incluido también la transferencia de plantas, animales y tecnología.

El estudio “Ancient Rapanui genomes revealed resistance and pre-European contact with the Americas” fue publicado en Nature.

Fuente: ZME Science.

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