Los coyotes también pueden hacer “ojos de cachorro”, revela estudio

Biología

Durante años, los científicos han pensado que la irresistible expresión de ojos abiertos conocida como “ojos de cachorro” era algo que solo los perros domésticos dominaban. Estábamos seguros de que la mirada evolucionó para tocar la fibra sensible de los humanos. Pero ahora, un descubrimiento sorprendente está cambiando esa idea: los coyotes también pueden lograr esta mirada familiar.

Una nueva investigación de la Universidad de Baylor revela que los coyotes, como los perros, tienen los músculos faciales necesarios para crear esta expresión cautivadora. En lugar de ser una característica que solo evolucionó durante la domesticación, los nuevos hallazgos sugieren en cambio que los “ojos de cachorro” podrían ser un rasgo mucho más antiguo, uno que los cánidos salvajes han tenido durante mucho más tiempo de lo que imaginábamos. Resulta que, después de todo, el poder emocional de esas cejas tristes y levantadas podría no ser solo nuestro.

Una mirada más de cerca a los coyotes
El estudio, dirigido por el estudiante de doctorado Patrick Cunningham, examinó los músculos faciales de 10 coyotes de Texas. Lo que él y sus colegas encontraron fue sorprendente e inesperado. Al igual que los perros domésticos, estos animales salvajes poseen un músculo bien desarrollado llamado elevador del ángulo medial del ojo (LAOM). Este pequeño músculo es responsable de levantar la ceja interna, produciendo esa mirada familiar y suplicante. Los coyotes, al parecer, han tenido la capacidad de hacer esta expresión desde siempre.

“Nuestros hallazgos sugieren que la capacidad de producir ‘ojos de cachorro’ no es un producto exclusivo de la domesticación del perro”, dijo Cunningham. “Es un rasgo ancestral compartido por múltiples especies del género Canis“.

“Esto plantea preguntas fascinantes sobre el papel de las expresiones faciales en la comunicación y la supervivencia entre los cánidos salvajes”, agregó.

Los músculos faciales superficiales del coyote se muestran en vista dorsal (a) y lateral (b). Los músculos faciales profundos se muestran en vista lateral (c). Las direcciones de las fibras se muestran en blanco. Las líneas discontinuas indican un músculo más profundo. Nótese el elevador del ángulo medial del ojo y el retractor del ángulo lateral del ojo bien desarrollados, y las tenues fibras mediales del frontal. Crédito: Royal Society Publishing.

Durante décadas, la idea predominante ha sido que los perros desarrollaron este rasgo facial a medida que evolucionaron junto con los humanos. Probablemente, los humanos favorecían a los perros que podían comunicarse a través de caras expresivas. Además, los estudios han demostrado que los lobos grises, los parientes vivos más cercanos de los perros, no tienen el mismo músculo LAOM desarrollado. Naturalmente, esto llevó a la teoría de que los humanos desempeñaron un papel en su evolución.

Esto también fue confirmado por el nuevo estudio. Cuando los investigadores compararon a los coyotes y perros con los lobos grises, descubrieron que, mientras que los perros y los coyotes tienen el músculo que levanta las cejas, los lobos grises no lo tienen. Esto sugiere que el músculo LAOM estuvo presente en algún momento en el ancestro común de perros, coyotes y lobos, pero estos últimos perdieron el rasgo en algún momento de la línea evolutiva. Entonces, mientras que todo este tiempo los científicos pensaron que los perros eran especiales, resulta que los lobos son la especie única.

Expresión antigua, preguntas modernas
Los hallazgos del estudio no solo sorprenden, sino que también plantean preguntas. Si los coyotes salvajes pueden hacer “ojos de cachorro”, ¿qué papel juega esta expresión en su mundo? A diferencia de los perros domésticos, los coyotes no necesitan encantar a los humanos para sobrevivir. ¿Podrían estos músculos faciales usarse para comunicarse entre coyotes en la naturaleza?

Los investigadores aún no lo saben con certeza. Si bien Cunningham ha visto fotos de coyotes que aparentemente hacen la expresión, advierte que aún no hay evidencia sólida de que la usen en interacciones sociales.

Este descubrimiento también obliga a los científicos a repensar el papel más amplio de las expresiones faciales en la evolución de los cánidos. Las primeras hipótesis sugerían que el músculo LAOM podría haber evolucionado originalmente para funciones más básicas, como mejorar la visión o los movimientos oculares. Pero ahora, parece que muchos cánidos salvajes, incluidos los perros salvajes africanos, también poseen estos músculos que levantan las cejas. Esto sugiere que la expresión podría ser un rasgo antiguo transmitido de generación en generación de cánidos salvajes.

Filogenia que muestra la relación de las cuatro especies de cánidos en las que se ha estudiado el músculo elevador del ángulo medial del ojo (LAOM). Crédito: Royal Society Publishing.

Los lobos rojos, los chacales dorados y otros parientes lejanos de los perros también pueden tener la capacidad de hacer la misma expresión. De ser así, el rasgo de los “ojos de cachorro” podría estar mucho más extendido en el reino animal de lo que se pensaba anteriormente.

Más cosas intrigantes para estudiar
Aun así, incluso sin una respuesta clara sobre cómo los coyotes usan esta expresión, las implicaciones para la domesticación de los perros son intrigantes. Los perros, después de todo, han pasado miles de años a nuestro lado, usando sus caras expresivas para comunicarse con nosotros de maneras que parecen casi intuitivas. De hecho, un estudio de 2013 descubrió que los perros en refugios que frecuentemente levantaban las cejas eran adoptados más rápidamente que aquellos que no lo hacían.

¿Podría haber estado en funcionamiento la misma dinámica hace miles de años, cuando los humanos comenzaron a acercarse a los perros? ¿Nos sedujeron sus ancestrales “ojos de cachorro”?

“Todavía no sabemos cómo encajar todas las piezas”, dijo Burrows a Science. “Pero sabemos que algo estaba sucediendo en los primeros días de la domesticación de los perros que involucraba la mirada”.

La mirada triste y conmovedora que creíamos diseñada solo para nosotros podría, de hecho, ser un lenguaje compartido, uno mucho más antiguo que nuestro vínculo con los perros. Y esa es una mirada que vale la pena considerar.

Los nuevos hallazgos aparecieron en la revista Royal Society Open Science.

Fuente: ZME Science.

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