El número de personas menores de 50 años diagnosticadas con cáncer de intestino ha aumentado a un ritmo alarmante en las últimas décadas. Dos nuevos estudios de la Universidad Flinders sugieren que este rápido aumento puede deberse a cambios en los hábitos alimentarios.
“Hemos identificado muchos vínculos directos entre las malas elecciones alimentarias y los cánceres digestivos”, explica el epidemiólogo nutricional Yohannes Melaku.
“Los patrones alimentarios poco saludables, marcados por un alto consumo de carnes rojas y procesadas, comida rápida, cereales refinados, alcohol y bebidas azucaradas, presentan una relación preocupante con un mayor riesgo de cánceres gastrointestinales”.
Responsables de 1 de cada 3 muertes por cáncer en todo el mundo, los cánceres gastrointestinales (GI) pueden ocurrir prácticamente en cualquier parte del sistema digestivo, desde la garganta hasta el estómago, el páncreas, los intestinos, el recto y el ano. El epidemiólogo Zegeye Abebe y sus colegas revisaron la investigación sobre patrones alimentarios y cánceres GI, identificando 28 estudios elegibles para un análisis más profundo. Si bien hubo algunas contradicciones entre las investigaciones individuales, colectivamente los estudios sugirieron que los patrones alimentarios saludables generalmente reducían el riesgo de cáncer.
Algunos miembros del mismo equipo también analizaron datos de 97.561 personas y descubrieron que quienes tenían una dieta rica en fibra y grasas insaturadas tenían menos probabilidades de desarrollar cáncer colorrectal. Se prevé que este cáncer matará a 1,6 millones de personas en 2040.
“Con el creciente número de cánceres digestivos, como el cáncer de intestino, que se diagnostican en todo el mundo, y cada vez más en personas menores de 50 años, es hora de actuar para proteger la salud digestiva de las personas”, explica Melaku.
“Nuestros estudios demuestran que la educación nutricional y la promoción de patrones de alimentación saludables podrían ser fundamentales para reducir los riesgos de cáncer gastrointestinal y mejorar los resultados de los pacientes”.
Como revisión sistemática de estudios observacionales, el análisis no puede distinguir causa de efecto, pero basándose en investigaciones anteriores, el equipo sospecha que los mecanismos detrás de los vínculos entre la dieta y el cáncer involucran procesos de inflamación, así como interacciones a través de nuestro microbioma. Los alimentos ricos en antioxidantes, como las bayas, las verduras de hoja verde, las frutas, las verduras, las almendras, las nueces, las semillas de lino, la cúrcuma, el jengibre, el ajo, los cítricos, los pescados grasos y las verduras de colores vivos, son antiinflamatorios. En cambio, la carne roja, las bebidas azucaradas y los carbohidratos refinados, como los del pan blanco, son inflamatorios. También pueden aumentar la resistencia a la insulina.
“La resistencia a la insulina aumenta el riesgo de cáncer a través de la activación del factor de crecimiento similar a la insulina 1”, escriben Abebe y su equipo.
Sus hallazgos respaldan las directrices mundiales para una alimentación saludable, y se hacen eco de otras investigaciones que muestran que las dietas repletas de comida basura y carne roja son malas para nuestra salud. Una y otra vez, las dietas que se centran en frutas y verduras frescas se asocian con mejores resultados de salud.
“Si bien nuestros resultados son prometedores, es necesario realizar más trabajos con un mayor enfoque en la nutrición en entornos clínicos utilizando biomarcadores nutricionales para comprender mejor la relación entre la dieta y el cáncer gastrointestinal”, dice la epidemióloga Amy Reynolds.
“Necesitamos entender cómo los diferentes patrones alimentarios pueden influir en el riesgo de desarrollar cánceres digestivos. También queremos ver un aumento en la educación sobre la alimentación saludable, lo que podría conducir a mejores resultados de salud para aquellos con riesgo de cánceres gastrointestinales”.
Esta investigación fue publicada en el European Journal of Nutrition y Nutrition Reviews.
Fuente: Science Alert.