Los humanos somos las criaturas más inteligentes del planeta y somos, con diferencia, los mejores a la hora de resolver todo tipo de tareas cognitivas. ¿O no? En un nuevo y sorprendente estudio, los investigadores compararon las capacidades cooperativas de las hormigas y los humanos utilizando un desafío geométrico conocido como “piano-movers”. Esta tarea implicaba navegar una carga en forma de T a través de un estrecho laberinto, poniendo a prueba las estrategias de resolución de problemas de individuos y grupos de ambas especies. Sorprendentemente, en algunos aspectos, las hormigas mostraron una mejor capacidad que los humanos.
Todo aquel que haya estudiado alguna vez a las hormigas sabe lo increíblemente bien que pueden cooperar. En este caso, los investigadores seleccionaron hormigas locas de cuernos largos, que son conocidas por sobresalir en tareas de grupo. Se las llama hormigas “locas” porque a veces tienden a correr de un lado a otro.
El problema de los piano-movers es un clásico acertijo geométrico que pone a prueba las habilidades de resolución de problemas y la cooperación. Los participantes deben maniobrar un piano (en este caso, una carga en forma de T) a través de una serie de cámaras conectadas por ranuras estrechas. Esto requiere un razonamiento espacial y una coordinación cuidadosos. El desafío consiste básicamente en navegar por espacios reducidos, evaluar ángulos y evitar obstáculos mientras se avanza desde la cámara de inicio hasta una salida.
Los humanos se hicieron cargo del rompecabezas de forma voluntaria. Para las hormigas, la carga se parecía a la comida, lo que las motivó a transportarla colectivamente hasta su nido. Se utilizaron dos laberintos similares (uno para hormigas y otro para humanos).
Las hormigas abordaron el problema en tres combinaciones: una sola hormiga, un pequeño grupo de 7 hormigas y un grupo grande de 80 hormigas. Los humanos también tuvieron que resolver el rompecabezas en tres combinaciones: una sola persona, un grupo de 6 a 9 individuos y un grupo más grande de 26. Para que la comparación fuera más significativa, en algunos casos, se instruyó a los grupos de humanos que evitaran toda comunicación, incluso usando máscaras quirúrgicas y gafas de sol para ocultar sus bocas y ojos.
En el desafío 1 contra 1, los humanos superaron a las hormigas. Los participantes humanos individuales emplearon su razonamiento espacial para navegar por el rompecabezas de manera eficiente, a menudo tomando caminos directos entre puntos clave. Esta capacidad para simplificar problemas complejos les dio una ventaja sobre las hormigas. Pero en los grupos, las cosas fueron diferentes.
Las hormigas juntas son fuertes
Las hormigas se destacaron en la adaptación de sus estrategias simples a grupos grandes, mientras que los humanos tuvieron dificultades para aprovechar sus ventajas cognitivas individuales en entornos colectivos. Los grupos de hormigas actuaron juntos de manera calculada y estratégica. Demostraron una memoria colectiva notable que les permitió evitar repetir errores y optimizar su estrategia.
Los humanos, por el contrario, no lo hicieron mucho mejor en grupos más grandes. Cuando su comunicación fue restringida (similar a la de las hormigas), los grupos de humanos se desempeñaron peor que incluso un solo individuo. Favorecieron soluciones codiciosas que parecían buenas a corto plazo pero que no eran beneficiosas estratégicamente. No solo los grupos de hormigas se desempeñaron mejor que las hormigas individuales, sino que en algunos casos lo hicieron mejor que los grupos de humanos.
“Una colonia de hormigas es en realidad una familia”, dice Ofer Feinerman y su equipo en el Instituto de Ciencias Weizmann, uno de los coautores del estudio. “Todas las hormigas en el nido son hermanas y tienen intereses comunes. Es una sociedad muy unida en la que la cooperación supera ampliamente la competencia. Por eso, a las colonias de hormigas se las suele llamar superorganismos, una especie de cuerpo vivo compuesto por múltiples «células» que cooperan entre sí.
El estudio revela estrategias evolutivas divergentes en el desarrollo cognitivo. Las hormigas han maximizado las capacidades colectivas a expensas de la inteligencia individual, mientras que los humanos han desarrollado una cognición individual sofisticada pero tienen dificultades para lograr la eficiencia colectiva.
«Nuestros hallazgos validan esta visión. Hemos demostrado que las hormigas que actúan en grupo son más inteligentes, que para ellas el todo es mayor que la suma de sus partes. En cambio, la formación de grupos no amplió las capacidades cognitivas de los humanos. La famosa «sabiduría de la multitud» que se ha vuelto tan popular en la era de las redes sociales no se puso de manifiesto en nuestros experimentos», añade Feinerman.
El experimento abre las puertas a nuevas investigaciones. Ampliar el alcance a otras especies podría profundizar nuestra comprensión de las raíces evolutivas de la cognición colectiva. Investigar las variaciones en la dinámica de los grupos humanos en distintas culturas o tipos de tareas podría generar estrategias prácticas para mejorar el trabajo en equipo. Mientras tanto, las lecciones de los grupos de hormigas podrían informar el diseño de sistemas robóticos descentralizados. Los comportamientos simples basados en reglas podrían permitir una cooperación eficiente entre enjambres de robots.
Referencia de la revista: Tabea Dreyer et al, Comparing cooperative geometry puzzle solving in ants versus humans, Proceedings of the National Academy of Sciences (2024). DOI: 10.1073/pnas.2414274121
Fuente: ZME Science.