Victor Boddy no esperaba reinventar la industria farmacéutica antes de graduarse. Pero como la escasez de medicamentos acaparó titulares y cada vez más pacientes se apresuraron a encontrar sus medicamentos, él y un grupo de compañeros de la Universidad de Ottawa decidieron intentar algo audaz: cultivar medicamentos, literalmente, en una planta.
Su proyecto, llamado Phytogene, aprovecha el poder de la biofarmacia, un método que transforma las plantas en fábricas de fármacos vivientes. En uno de sus experimentos, lograron producir con éxito los compuestos utilizados en el famoso fármaco para bajar de peso Ozempic dentro de la planta de tabaco.
Ahora, con la mirada puesta en el mundo, estos jóvenes científicos están perfeccionando su sistema. Creen que algún día podría ofrecer una alternativa sostenible y económica a la producción tradicional de medicamentos, tal vez incluso permitiendo que la gente cultive medicamentos esenciales en sus propios jardines.
Una “impresora de origen vegetal” para medicamentos
La idea surgió de la frustración. El año pasado, la escasez de Ozempic dejó a los pacientes con diabetes sin medicación, mientras que el aumento de precios lo puso fuera del alcance de muchos. Boddy, estudiante de cuarto año de biotecnología y uno de los líderes del proyecto, vio una oportunidad.
“Inspirados por la reciente escasez de Ozempic, construimos un sistema modelo de prueba de concepto que expresa agonistas funcionales del GLP-1 en plantas”, afirmó. “Nuestro objetivo es crear un futuro donde las personas puedan cultivar sus propios tratamientos en casa de forma fiable, sin preocupaciones sobre seguros, costes ni disponibilidad”.
El equipo utilizó Nicotiana benthamiana, una planta de rápido crecimiento, prima del tabaco, frecuentemente utilizada en investigación genética. Mediante la inserción de secuencias de ADN personalizadas, convirtieron la planta en una copia biológica, produciendo péptidos que imitan el ingrediente clave de Ozempic. Esto incluye agonistas del receptor GLP-1 (semaglutida), la misma clase de fármacos que se utilizan en Ozempic. Desarrollados originalmente para tratar la diabetes tipo II, los fármacos GLP-1 imitan las señales naturales de saciedad del cuerpo. Desde entonces, se han vuelto muy populares por sus efectos para bajar de peso.
“Con nuestro diseño ‘plug-and-play’, podemos incorporar cualquier secuencia de péptidos al genoma de la planta”, explicó el equipo en su sitio web. “La maquinaria molecular de la planta transcribe y traduce nuestro péptido en cantidades impresionantes”.
Del laboratorio al impacto global

El proyecto ganó recientemente una medalla de oro en la prestigiosa competición iGEM, un evento de biología sintética celebrado en París, donde destacó entre 430 equipos internacionales. Pero los estudiantes ven esto como sólo el comienzo.
Teagan Thomas, colíder del proyecto, enfatizó las implicaciones más amplias. «Phytogene ofrece un enfoque único y sostenible a la biotecnología al brindar una solución ecológica a la grave crisis del acceso a los medicamentos», afirmó.
Además de Ozempic, el método podría adaptarse a otros fármacos, desde la insulina hasta tratamientos contra el cáncer. El equipo ya ha publicado un conjunto de herramientas de código abierto que permite a otros investigadores ampliar su trabajo.
Aun así, persisten desafíos. El fármaco de origen vegetal aún no se ha probado en humanos. El equipo está analizando sus efectos sobre los niveles de glucosa e insulina en sangre en modelos de laboratorio. “Actualmente estamos analizando los niveles de glucosa e insulina en sangre para evaluar la respuesta”, dijo Thomas. “También planeamos realizar ensayos de bioactividad para evaluar la eficacia del fármaco en células humanas”.
Si tiene éxito, Phytogene podría transformar el modo en que se elaboran los medicamentos, convirtiendo los jardines en farmacias.
Fuente: ZME Science.