El James Webb revela la verdad de un planeta que chocó contra su propia estrella

Astronomía

En 2020, los astrónomos observaron por primera vez lo que parecía ser una estrella que envolvía a uno de sus planetas. Pero ahora, nueva evidencia demuestra que en realidad ocurrió algo más.

Un planeta ciertamente se destruyó a instancias de su estrella, pero ahora la forma en que ocurrió parece muy diferente. En lugar de que esta estrella se expandiera, atrajo al planeta cada vez más cerca hasta consumirlo, según revela nueva evidencia del Telescopio Espacial James Webb (JWST) de la NASA. Este novedoso evento constituye una primicia igualmente fascinante, aunque no sea lo que los astrónomos inicialmente creían. Los investigadores publicaron sus hallazgos el 10 de abril en The Astrophysical Journal.

“No es común encontrar este tipo de eventos”, declaró a Live Science el primer autor del estudio, Ryan Lau, astrónomo asistente del Laboratorio Nacional de Investigación de Astronomía Óptica-Infrarroja de la Fundación Nacional de Ciencias en Tucson, Arizona. Este es probablemente el primer evento de engullimiento planetario detectado en el acto.

El evento celeste, denominado ZTF SLRN-2020, involucra a una estrella y su planeta, del tamaño de Júpiter, ubicado en la Vía Láctea a aproximadamente 12.000 años luz de la Tierra. Al observar la estrella, los investigadores notaron un destello brillante de luz óptica, lo que indica que algo —probablemente un gran planeta— había sido engullido por la estrella, dejando solo una nube de polvo.

‘Un escenario muy diferente’

Inicialmente, los investigadores pensaron que la estrella era similar al Sol y que seguía el ciclo de vida natural de las estrellas similares al Sol. Un artículo de 2023 publicado en la revista Nature describió que la estrella estaba entrando en su etapa final de vida como gigante roja, en la que se expande significativamente a medida que agota su reserva de hidrógeno. El Sol correrá este mismo destino dentro de unos 5 mil millones de años, engullendo finalmente a Mercurio, Venus y, probablemente, la Tierra en el proceso.

Pero los datos del JWST “presentan un escenario muy diferente”, afirmó Lau. A medida que el instrumento de infrarrojo medio y el espectrógrafo de infrarrojo cercano del JWST recopilaban información de la escena del crimen, surgió una nueva imagen. Las observaciones revelaron que la estrella no había estado emitiendo luz en las longitudes de onda infrarrojas esperadas durante su transición a gigante roja. En otras palabras, no era tan brillante como se esperaba, lo que indica que el proceso de gigante roja probablemente no estaba en marcha.

En cuanto al planeta devorado, el equipo propone que orbitaba inusualmente cerca de su estrella anfitriona, incluso más cerca de lo que Mercurio orbita alrededor del Sol. Finalmente, el planeta, del tamaño de Júpiter, comenzó a acercarse cada vez más a su estrella en un proceso llamado decaimiento orbital. Lau y su equipo atribuyen este decaimiento orbital a las interacciones de marea, un fenómeno en el que las fuertes fuerzas gravitacionales entre dos cuerpos celestes pueden alterar la dinámica entre ellos.

Todo el proceso probablemente duró solo unos meses, dijo Lau. Tras girar en espiral hacia la estrella, el planeta contactó con su superficie. Desde allí, las fuerzas de arrastre lo succionaron hacia el núcleo, donde quedó completamente envuelto. La estrella expulsó entonces el material planetario, lo que creó el evento de brillo detectado por primera vez en 2020. Esta expulsión también incluyó longitudes de onda infrarrojas de mayor duración y polvo, lo que llevó a los astrónomos a creer que la estrella se había expandido, cuando en realidad no fue así.

Eventos como estos pueden ser difíciles de detectar debido a que las señales luminosas que producen suelen ser bastante tenues. Con la inauguración del Observatorio Vera C. Rubin, afirmó Lau, estas señales observacionales —y sus eventos asociados— podrían ser mucho más fáciles de detectar.

“Deberíamos estar encontrando muchos más de estos”, dijo Lau. “Es algo que me entusiasma mucho”.

Fuente: Live Science.

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