Se espera que una nave espacial soviética fallida que quedó atrapada por error en la órbita de la Tierra hace más de 50 años finalmente se estrelle de regreso a nuestro planeta esta semana. Los expertos predicen que la nave espacial, llamada Kosmos 482 Descent Craft, realizará su último y ardiente descenso a través de la atmósfera entre el 8 y el 12 de mayo, viajando a una velocidad estimada de 242 km/h mientras surca el cielo como un meteoro. Construida para resistir un viaje a través de la densa atmósfera de Venus, es probable que la sonda, de 1 metro de ancho y 495 kilogramos, permanezca intacta al caer a la Tierra como una bala de cañón cósmica.
Pero ¿dónde aterrizará Kosmos 482? ¿Hay alguna ciudad importante en su posible trayectoria?
Desafortunadamente, por el momento, nadie sabe con certeza dónde impactará Kosmos 482, y su posible zona de aterrizaje abarca la mayor parte del planeta. Dada la órbita actual del satélite, podría aterrizar en cualquier punto entre los 52 grados norte y sur de latitud, según escribió en una entrada de blog Marco Langbroek, profesor de conciencia situacional espacial en la Universidad Técnica de Delft (Países Bajos), quien descubrió el inminente regreso del módulo. Así se ve esa zona, mostrada en naranja en el mapa a continuación:
La zona de aterrizaje proyectada abarca una enorme área a ambos lados del ecuador. Esta amplia franja incluye todo el territorio continental de Estados Unidos, toda Sudamérica, África y Australia, y la mayor parte de Europa y Asia al sur del Círculo Polar Ártico. El Círculo Polar Ártico comienza justo por encima de los 66 grados de latitud norte. Prácticamente todas las grandes ciudades del planeta, desde Nueva York hasta Londres y Pekín, se encuentran dentro de esta zona.
Eso suena mal, pero no debería preocuparte: las probabilidades de que la nave espacial Kosmos, desbocada, impacte contra una zona poblada son extremadamente escasas. Con aproximadamente el 71% de la superficie de nuestro planeta cubierta de agua, es sumamente probable que Kosmos 482 aterrice en el océano, como ocurre con la mayoría de los fragmentos de basura espacial desorbitada.
Las probabilidades de que una nave espacial caiga directamente sobre tu cabeza son probablemente “la probabilidad habitual de una en varios miles” asociada con la caída de desechos espaciales, escribió Jonathan McDowell, astrofísico del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, en una publicación de blog.
Los expertos no podrán precisar la zona de aterrizaje potencial de Kosmos 482 hasta que realmente comience su descenso a través de la atmósfera, lo que actualmente se prevé que ocurra el 10 de mayo, más o menos un par de días.
¿Qué es Kosmos 482?
La sonda Kosmos 482 fue construida y lanzada por la URSS en 1972 como parte del programa Venera de la Unión Soviética para explorar Venus. El programa alcanzó el éxito con las sondas Venera 7 y 8, que fueron las dos primeras naves espaciales en aterrizar con éxito en Venus en 1970 y 1972, respectivamente.
Kosmos 482 fue construida como una sonda hermana de Venera 8. Pero debido a un mal funcionamiento del cohete Soyuz que lanzó a Kosmos 482 al espacio, la sonda no logró alcanzar la velocidad suficiente para llegar a Venus, y en su lugar se estableció en una órbita elíptica alrededor de la Tierra.
Poco después de su fallido lanzamiento, Kosmos 482 se rompió en varios pedazos. El cuerpo principal de la sonda reingresó a la atmósfera terrestre. el 5 de mayo de 1981, mientras que la nave de descenso permaneció en su órbita no prevista durante casi 53 años, hasta la actualidad.
Kosmos 482 es solo uno de los más de 1,2 millones de fragmentos de basura espacial que miden más de 1 centímetro, y uno de los aproximadamente 50.000 fragmentos de basura espacial que miden más de 10 centímetros, según un informe reciente de la Agencia Espacial Europea (ESA). Las colisiones orbitales y las reentradas incontroladas son cada vez más comunes, con «satélites o cuerpos de cohetes intactos… que ahora reentran en la atmósfera terrestre un promedio de más de tres veces al día», según el informe de la ESA.
Fuente: Live Science.
