En un descubrimiento histórico, los astrónomos han anunciado que el Telescopio Espacial James Webb (JWST) ha detectado hielo de agua flotando a través de un anillo de polvo de escombros que rodea una estrella distante similar al Sol. Los astrónomos llevan mucho tiempo sospechando que el agua, especialmente en su forma congelada, podría ser común en las zonas frías y exteriores de sistemas planetarios más allá del nuestro. Esto se debe a que, en nuestro sistema solar, se sabe que Encélado, la luna de Saturno; Ganímedes y Europa, de Júpiter; y otras lunas heladas contienen grandes cantidades de agua congelada. Incluso se cree que algunas de estas lunas albergan océanos subterráneos de agua líquida, lo que alimenta el debate sobre su potencial para albergar vida.
Ahora, con la confirmación del JWST la semana pasada, los científicos dicen que pueden comenzar a explorar cómo se distribuye y transporta el agua, un ingrediente clave para la vida tal como la conocemos, en otros sistemas planetarios. El nuevo descubrimiento se centra en una estrella llamada HD 181327, ubicada a unos 155 años luz de distancia, en la constelación del Telescopio. Con tan solo 23 millones de años, HD 181327 es una criatura cósmica en comparación con nuestro Sol, de 4.600 millones de años, y está rodeada por un amplio disco de escombros polvorientos, rico en pequeños bloques de formación inicial de planetas.
“HD 181327 es un sistema muy activo”, declaró la coautora del estudio, Christine Chen, investigadora de la Universidad Johns Hopkins en Maryland, en un comunicado de la NASA. Las frecuentes colisiones entre cuerpos helados en este disco agitan constantemente finas partículas de hielo de agua polvorienta, que tienen el tamaño perfecto para que el telescopio Webb las detecte, explicó Chen.
Los hallazgos, publicados el 15 de mayo en la revista Nature, sugieren que estas “bolas de nieve sucias” de hielo y polvo podrían desempeñar un papel clave en el suministro de agua a futuros planetas rocosos que podrían formarse durante los próximos cientos de millones de años. A medida que los planetas se forman dentro del disco, cometas y otros cuerpos helados podrían colisionar con los mundos jóvenes y bañarlos con agua, un proceso que se cree contribuyó a la formación de la Tierra primitiva con el agua que sustenta la vida actual.
El JWST reveló que la mayor parte del hielo de agua del distante sistema estelar se concentra en las regiones exteriores del disco, donde las temperaturas son lo suficientemente frías como para mantenerlo estable. A medida que se acerca, el hielo se vuelve cada vez más escaso, probablemente vaporizado por la radiación ultravioleta de la estrella o atrapado en cuerpos rocosos más grandes, conocidos como planetesimales, que permanecen invisibles para los instrumentos infrarrojos del JWST. Según el equipo de investigación, el disco de escombros alrededor de HD 181327 se asemeja a cómo era probablemente el Cinturón de Kuiper —la vasta región de cuerpos helados con forma de rosquilla más allá de Neptuno— hace miles de millones de años, durante las primeras etapas de la evolución de nuestro sistema solar.
“Lo más sorprendente es que estos datos se asemejan a otras observaciones recientes del telescopio de objetos del Cinturón de Kuiper en nuestro propio sistema solar”, declaró Chen en el comunicado.
Fuente: Live Science.