Un grupo de estudiantes de ingeniería de la Universidad de Kingston en Londres ha desarrollado un motor de cohete propulsado por una fuente de energía inusual pero altamente sostenible: la cera de abejas.
Desarrollado en el campus Roehampton Vale de la Universidad, el grupo de ocho estudiantes utilizó el laboratorio de propulsión de alta tecnología para probar su nuevo motor híbrido. Trabajando en el proyecto durante más de 18 meses, el motor se diseñó con software especializado. Los diseños iniciales se transformaron en un motor funcional y se utilizó el laboratorio de cohetes de Kingston para probarlo con éxito y recopilar datos de alta calidad sobre parámetros como la temperatura y la presión.
Michaella Gapelbe Santander, estudiante de Ingeniería Aeroespacial y Tecnología Espacial, explicó que el grupo había elegido la cera de abejas como combustible debido a que tiene propiedades similares a la parafina junto con su abundancia como recurso renovable: “En la industria, se utilizan combustibles como la parafina o el HDPE como fuentes de energía, pero decidimos adoptar un enfoque más interesante y sostenible utilizando cera de abejas”.
La cera de abejas se obtiene del panal, a menudo por los propios apicultores al extraer la miel de la colmena. Los estudiantes recurrieron a Thorne, un proveedor apícola con sede en Lincolnshire, para obtener la cera.
Michaella explicó cómo las instalaciones de Kingston habían sido fundamentales para el lanzamiento del proyecto: “La universidad cuenta con excelentes instalaciones que nos permiten acceder a la experiencia y los conocimientos técnicos de la industria. Tenemos acceso a los materiales y laboratorios necesarios para diseñar, construir, montar y probar el motor, todo en los laboratorios del campus”.
El Dr. Peter Shaw, profesor titular de astronáutica, explicó la experiencia y los conocimientos que los estudiantes adquirieron en el proyecto. “En la Universidad de Kingston nos enorgullece apoyar las ideas innovadoras y creativas que nuestros estudiantes aportan. Al proporcionar un espacio seguro —en nuestro laboratorio de pruebas de propulsión de cohetes—, permitimos que nuestros estudiantes exploren lo posible”, afirmó.
El equipo realizó un trabajo fantástico al examinar los problemas de sostenibilidad en torno a la propulsión de cohetes e investigar nuevas soluciones de inspiración ecológica, combinando el amor por el planeta con la ingeniería compleja. Esto les ayudó a desarrollar sus habilidades futuras y, al mismo tiempo, a aportar un enfoque compasivo a la próxima generación de ingenieros. Los estudiantes creen que una vez que se recopilen todos los datos del proyecto y publiquen sus hallazgos, el mundo aeroespacial lo tendrá en cuenta y pensará más en ser sustentable y ecológico en el futuro.
Fuente: Tech Xplore.