Almacenar leche materna en momentos específicos podría ayudar al ritmo circadiano de los bebés

Salud y medicina

La leche materna es el primer “superalimento” para muchos bebés. Rica en vitaminas, minerales y otros compuestos bioactivos, ayuda a fortalecer el sistema inmunitario del bebé y se considera ampliamente la fuente óptima de nutrición infantil. Sin embargo, no todas las madres tienen la oportunidad de amamantar directamente varias veces al día y a la noche, y podrían usar leche extraída y almacenada para más adelante.

La leche materna transmite diversas señales de la madre al bebé, incluyendo señales que se cree que influyen en los ritmos circadianos del bebé. Sin embargo, la concentración de hormonas y proteínas implicadas en la señalización circadiana puede variar a lo largo de 24 horas. Para comprender mejor estas fluctuaciones, investigadores estadounidenses analizaron muestras de leche materna extraída en diferentes momentos del día. Publicaron sus hallazgos en Frontiers in Nutrition.

“Observamos diferencias en las concentraciones de componentes bioactivos en la leche materna según la hora del día, lo que refuerza la idea de que la leche materna es un alimento dinámico. Se debe tener en cuenta el momento en que se administra al lactante cuando se utiliza leche materna extraída”, afirmó la primera autora, la Dra. Melissa Woortman, reciente doctora del Departamento de Ciencias de la Nutrición de la Universidad de Rutgers.

“La sincronización de estas señales sería particularmente crítica en los primeros años de vida, cuando el reloj circadiano interno del bebé todavía está madurando”, añadió la autora principal, la profesora María Gloria Domínguez-Bello, investigadora del Departamento de Bioquímica y Microbiología de la Universidad de Rutgers.

Compuestos potentes

Los investigadores tomaron muestras de 10 mililitros de leche materna de 21 participantes a las 6 a. m., a las 12 p. m., a las 6 p. m. y a las 12 a. m. en dos días diferentes, con una diferencia de aproximadamente un mes. Otros 17 participantes proporcionaron muestras tomadas al mismo tiempo, lo que resultó en 236 muestras incluidas en el análisis. Se analizaron las muestras para determinar los niveles de melatonina, cortisol y oxitocina (todas hormonas), así como de inmunoglobulina A (IgA), una proteína de anticuerpo que forma parte del sistema inmunitario, y lactoferrina, una proteína de la leche.

La melatonina y el cortisol participan en la regulación del ritmo circadiano, mientras que los otros componentes examinados influyen en el desarrollo intestinal y la dinámica del microbioma intestinal. Descubrieron que algunos componentes de la leche materna, especialmente la melatonina y el cortisol, variaban a lo largo del día. La melatonina alcanzaba su nivel máximo a medianoche, mientras que el cortisol alcanzaba su nivel más alto a primera hora de la mañana.

“Todos tenemos ritmos circadianos en la sangre, y en las madres lactantes, estos suelen reflejarse en la leche materna”, explicó Woortman. “Hormonas como la melatonina y el cortisol siguen estos ritmos y entran en la leche desde la circulación materna”.

Los demás componentes examinados se mantuvieron prácticamente estables a lo largo del día. Esto podría deberse a que podrían no estar tan fuertemente influenciados por las señales que dictan los ritmos circadianos.

El equipo también descubrió que, a medida que los bebés crecían, los niveles de diferentes compuestos en la leche materna variaban. Por ejemplo, los niveles de cortisol, IgA y lactoferrina eran más altos cuando los bebés tenían menos de un mes. Es probable que niveles más altos de estos compuestos favorezcan la defensa inmunitaria y la colonización intestinal en bebés muy pequeños.

“En cuanto a las diferencias en las variaciones día/noche según la edad del bebé, esto podría reflejar la estabilización del reloj circadiano materno que se produce con el tiempo después del parto, así como la maduración y estabilización del ritmo circadiano del bebé”, señaló Woortman.

Etiquetas para el desarrollo

Los investigadores afirmaron que su estudio no pudo considerar todos los factores demográficos potencialmente relevantes, como el tipo de parto y la dieta materna, debido al tamaño de la muestra. Se necesitarán cohortes más grandes y diversas en el futuro para garantizar la generalización de estos resultados. Además, las investigaciones futuras deberían examinar cómo responden los bebés a las variaciones observadas.

Aun así, los hallazgos sugieren que la alimentación con leche extraída podría programarse para maximizar la alineación biológica natural. De esta manera, se podrían mantener las señales circadianas que favorecen el sueño, el metabolismo y el desarrollo inmunitario del bebé (adaptaciones moldeadas a través de la evolución).

“Etiquetar la leche extraída como ‘mañana’, ‘tarde’ o ‘noche’ y alimentarla correspondientemente podría ayudar a alinear los horarios de extracción y alimentación y preservar la composición hormonal y microbiana natural de la leche, así como las señales circadianas”, señaló Domínguez-Bello.

“En las sociedades modernas, donde puede no ser posible que las madres permanezcan con sus bebés durante todo el día, alinear los horarios de alimentación con el momento de la extracción de leche es una medida sencilla y práctica que maximiza los beneficios de la leche materna al alimentar con leche extraída”, concluye Woortman.

Fuente: Medical Xpress.

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