Los primeros campos magnéticos del universo eran “comparables” al cerebro humano

Astronomía

Los primeros campos magnéticos del universo pueden haber sido mucho más débiles de lo que imaginamos al principio y eran aproximadamente equivalentes a la fuerza de la actividad magnética dentro del cerebro humano, según un nuevo estudio.

Los investigadores utilizaron cientos de miles de simulaciones por computadora para examinar los restos de estos antiguos campos magnéticos, que todavía residen dentro de la “red cósmica” miles de millones de años después. El magnetismo es una fuerza natural generada por el movimiento de cargas eléctricas y ha existido desde los primeros días tras el Big Bang, cuando el universo incipiente estaba lleno de partículas cargadas eléctricamente que se sacudían. Los expertos han sospechado desde hace tiempo que los campos magnéticos iniciales creados por estas partículas, conocidos como campos magnéticos primordiales, eran mucho más débiles que los creados por los objetos cósmicos complejos actuales, como estrellas, agujeros negros y planetas.

Pero en el nuevo estudio, publicado el 13 de agosto en la revista Physical Review Letters, los investigadores revelan que estos campos primigenios podrían haber sido incluso más débiles de lo que se imaginaba. Mediante exhaustivas simulaciones por computadora, el equipo estableció un límite superior para la fuerza magnética de estos campos y descubrió que probablemente alcanzaron un máximo de 0,00000000002 gauss, lo que equivale a miles de millones de veces menos que un imán de refrigerador estándar (unos 100 gauss).

Estos campos magnéticos son “comparables al magnetismo generado por [la actividad eléctrica de] las neuronas en el cerebro humano”, escribieron los investigadores en una declaración.

A pesar de su debilidad, los restos de estos campos magnéticos aún residen dentro de la red cósmica intergaláctica (una estructura misteriosa y extensa que impregna todo el universo conocido) y esto fue clave para descubrir los nuevos hallazgos. La red cósmica es una extensa red de filamentos fantasmales que conecta todas las galaxias del universo como una gigantesca telaraña tridimensional. Aún desconocemos mucho sobre ella, incluyendo su composición real. Sin embargo, en los últimos años, los científicos han comenzado a visualizar con precisión esta gigantesca estructura y a cartografiarla en detalle.

Uno de los mayores misterios de la red cósmica es por qué posee sus propios campos magnéticos. Esto resulta especialmente confuso en las regiones del espacio entre galaxias, donde la red se encuentra aislada en grandes extensiones de vacío.

“Nuestra hipótesis era que este [magnetismo] podría ser un legado de eventos ocurridos en épocas cósmicas durante el nacimiento del universo”, declararon conjuntamente en el comunicado Mak Pavičević, autor principal del estudio y doctorando en la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (SISSA) de Trieste (Italia), y Matteo Viel, astrofísico de la SISSA, coautor del estudio. “Esto es lo que buscábamos determinar con nuestro trabajo”.

Su equipo cree que los primeros campos magnéticos primordiales podrían haber sido atrapados en la inflación inicial del universo y luego entrelazarse con la red cósmica a medida que crecía en los espacios en expansión entre las galaxias.

La red cósmica conecta todas las galaxias del universo conocido. Pero aún hay mucho sobre esta misteriosa red que no comprendemos del todo. Crédito de la imagen: Robert Lea (creada con Canva).

En el estudio, los investigadores utilizaron aproximadamente 250.000 simulaciones por computadora, basadas en datos de observación de la red cósmica, para aplicar ingeniería inversa a esta supuesta serie de eventos, lo que les permitió establecer “límites estrictos a la intensidad de los campos magnéticos formados en los primeros momentos del universo”, dijeron Pavičević y Viel.

Estos hallazgos aún son teóricos, ya que actualmente no existe forma de observar directamente los campos magnéticos primordiales. Sin embargo, los investigadores afirman que los resultados coinciden con hallazgos recientes sobre el fondo cósmico de microondas (CMB), que es la radiación residual del Big Bang, aunque no está claro a qué hallazgos específicos se refieren. El equipo de estudio también señala que las observaciones continuas de la red cósmica con el telescopio espacial James Webb (JWST) podrían permitirles crear simulaciones más potentes para probar aún más su hipótesis en el futuro.

Fuente: Live Science.

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