Según todos los indicios, comenzó como un día cualquiera en Kanchanaburi, una región boscosa del oeste de Tailandia. Un grupo de naturalistas locales excavaba la tierra en busca de las pequeñas madrigueras que suelen esconder a los depredadores que acechan a sus presas. Lo que desenterraron, en cambio, superó sus expectativas: una araña diminuta cuyo cuerpo estaba perfectamente dividido: una mitad de color naranja brillante y la otra de un gris fantasmal.
El equipo, liderado por el entomólogo Chawakorn Kunsete de la Universidad de Chulalongkorn, pronto se percató de que no se trataba de un arácnido común. Era una nueva especie, pero eso no era lo más sorprendente. Esta araña presentaba una distribución binomial, una condición conocida como ginandromorfismo bilateral.
Una araña llamada Inazuma
Cuando Surin Limrudee, colega de Kunsete, publicó fotos de la extraña araña bicolor en Facebook, Kunsete quedó atónito. “Al contactarlo, me di cuenta de que el ejemplar no solo era un ginandromorfo, sino que también era morfológicamente distinto de cualquier especie descrita anteriormente”, declaró a Forbes.


El equipo comenzó a recolectar más especímenes, identificando finalmente individuos tanto masculinos como femeninos. La especie, ahora descrita formalmente en la revista Zootaxa como Damarchus inazuma, pertenece a un grupo de migalomorfos excavadores conocidos como arañas de la suerte. Como ya habrás deducido, son parientes lejanos de las tarántulas. Estas arañas viven ocultas bajo tierra, construyendo túneles revestidos de seda desde los que saltan para atrapar a sus presas desprevenidas.
Los investigadores bautizaron su nuevo descubrimiento con el nombre de Inazuma, un personaje del manga One Piece, que puede alternar entre forma masculina y femenina. Como explican los autores en el estudio: “El estilo Inazuma se caracteriza por una asimetría bilateral, presentando una coloración distintiva: naranja en el lado izquierdo y blanco en el derecho. Esta disposición de colores refleja fielmente el dimorfismo sexual observado en esta especie”.
La ciencia de un cuerpo dividido

En la mayoría de los animales, el sexo se determina en la concepción. Pero de vez en cuando, la naturaleza altera el proceso. Durante las primeras divisiones celulares, un cromosoma puede desviarse, dejando una parte del organismo en desarrollo genéticamente masculina y otra femenina. El resultado es un ginandromorfo: una criatura literalmente mitad y mitad.
Anteriormente, se había documentado la ginandromorfia en cardenales, mieleros y mariposas, observándose en ocasiones machos en un lado y hembras en el otro. Sin embargo, en arañas, especialmente en migalomorfas como Damarchus, estos casos son extremadamente raros. El nuevo estudio señala que, antes de este descubrimiento, solo se habían registrado dos ejemplos en una especie de tarántula. Eso convierte a Damarchus inazuma no solo en una nueva especie, sino también en el primer ginandromorfo conocido de toda la familia de arañas Bemmeridae.

El ejemplar tailandés muestra claramente la división: el lado izquierdo presenta la coloración naranja y los quelíceros más grandes de la hembra, mientras que el lado derecho es más pequeño y de un blanco fantasmal, con las estructuras distintivas de las patas del macho. Incluso internamente, la diferencia es profunda, ya que los investigadores encontraron espermatecas, los órganos reproductores femeninos, solo en un lado.
“El ejemplar poseía espermatecas, lo que indica la posibilidad de que un macho pudiera reproducirse”, explicó Kunsete. “Sin embargo, el órgano reproductor masculino estaba ausente en el momento de la recolección”. En otras palabras, esta araña nunca podría reproducirse de forma natural.
Pequeños excavadores feroces
Las arañas fueron encontradas cerca de Nong Rong, en una zona boscosa alterada que linda con tierras de cultivo y una carretera. Los recolectores —Limrudee, Patiphan Chamnanpa y Sarunphat Amuntaikul— las desenterraron literalmente a mano, descubriendo madrigueras revestidas de seda que parecían pequeñas horquillas.
Las hembras de D. inazuma miden alrededor de una pulgada de largo y brillan con un intenso tono naranja, mientras que los machos son más pequeños, de color gris pálido y están cubiertos por lo que los investigadores describen como “una capa blanca (material desconocido)”. Kunsete sospecha que esta capa podría servirles de camuflaje o protección, pero su naturaleza sigue siendo un misterio.
Cuando se sienten amenazadas, estas arañas pueden ser sorprendentemente feroces. “Durante el trabajo de campo, observamos con frecuencia a esta araña exhibiendo comportamientos agresivos, como mostrar los colmillos y, ocasionalmente, producir gotitas en las puntas de los mismos”, continuó Kunsete en una entrevista con Forbes. “A partir de estas observaciones, deduzco que la especie probablemente sea venenosa (¿para insectos pequeños?)”.
A pesar de su aspecto amenazador, no hay pruebas de que el D. inazuma represente una amenaza para los humanos. Como la mayoría de los migalomorfos, es más probable que huya a que ataque.
Directamente salido de un anime

Los investigadores señalan que la ginandromorfía se presenta en aproximadamente uno de cada 17.000 ejemplares de algunas especies de arañas, aunque esta estimación se aplica principalmente a las arañas verdaderas y no a las excavadoras. En las migalomorfas, es aún más rara. Antes de Inazuma, nadie había observado un caso similar en este linaje.
Según el artículo publicado en Zootaxa, la causa podría deberse a la pérdida de cromosomas sexuales durante el desarrollo embrionario temprano, posiblemente provocada por parásitos o factores ambientales estresantes. Los autores citan estudios que sugieren que las infecciones por nematodos a veces interfieren con la determinación del sexo en los arácnidos.
Esta araña, por lo tanto, es a la vez una anomalía y una pista, que sugiere los mecanismos profundos y a menudo caóticos que dan forma a la diversidad de la vida. Como afirma Kunsete: “Lo que más me sorprendió fue que no solo se trataba del primer registro de una ginandromorfa en la familia Bemmeridae, sino también de una nueva especie de Tailandia. Me siento verdaderamente agradecido y satisfecho, sobre todo porque este descubrimiento solo fue posible gracias al apoyo y la colaboración de muchas personas”.
Para los biólogos evolutivos, D. inazuma ofrece una oportunidad excepcional para desentrañar los entresijos de la diferenciación sexual. Comprender cómo un único genoma puede bifurcar su desarrollo podría revelar nuevos datos sobre la evolución del sexo. Y para quienes nos maravillamos ante el mundo viviente, es un recordatorio de que la naturaleza es mucho más fluida que las categorías que le imponemos.
Fuente: ZME Science.
