Los científicos de la NASA apenas están comenzando a analizar los fragmentos traídos del asteroide Bennu, y los primeros indicios son que el material que contiene se originó en un antiguo mundo oceánico. Esta suposición se basa en la corteza de fosfato detectada en el asteroide. El mineral de fosfato rico en calcio y magnesio nunca antes se había visto en meteoritos, esas pequeñas rocas espaciales que atraviesan nuestra atmósfera y descienden a la Tierra.
La química del mineral tiene un extraño parecido con la que se encuentra en el vapor que se dispara desde debajo de la corteza helada de Encélado, la luna de Saturno. El fosfato también es un elemento fundamental para la vida, lo que añade peso a la hipótesis de que la vida en la Tierra fue provocada por primera vez por el material dejado por los asteroides cuando chocaron contra la superficie durante la turbulenta historia temprana de nuestro planeta.
Los científicos dicen que el mundo del que alguna vez formó parte Bennu probablemente tenía similitudes con Encélado, pero tenía aproximadamente la mitad de tamaño. Cuando el Sistema Solar tomó forma, habría sido destruido por una colisión con otro objeto, formando miles de asteroides.
Se trata de investigaciones muy apasionantes para los científicos, ya que la oportunidad de estudiar muestras de un asteroide es muy rara. La misión OSIRIS-REx es sólo la tercera vez en la historia que hemos podido capturar fragmentos de un asteroide y devolverlos a la Tierra.
En el caso de Bennu, el viaje de ida y vuelta duró siete años en total y recorrió una distancia considerable de 6.210 millones de kilómetros. La cápsula de muestra llegó sana y salva en septiembre de 2023.
“Vamos a estar ocupados durante mucho, mucho tiempo”, dijo el científico planetario Dante Lauretta, de la Universidad de Arizona, a Leonard David en Space.com. “Esta es una enorme cantidad de muestra para nosotros”.
Equipos de todo el mundo están observando más de cerca los fragmentos de asteroides. En la Universidad de Arizona, están examinando miles de partículas, la más grande mide 3,5 centímetros de diámetro. Las técnicas que se están aplicando a las muestras de asteroides incluyen la difracción de rayos X, donde se analizan patrones de radiación electromagnética para comprender más sobre la naturaleza del material con el que entran en contacto.
La idea es que Bennu representa material sobrante de la formación del Sistema Solar, hace unos 4.500 millones de años. Comprender de dónde vino también nos enseñará más sobre de dónde venimos nosotros.
Todavía estamos en las primeras etapas de esta investigación y podemos esperar muchos más descubrimientos y revelaciones en el futuro, incluida, posiblemente, una confirmación del tipo de planetesimal que engendró a Bennu. Los descubrimientos realizados hasta ahora se presentarán en la 55ª Conferencia de Ciencia Planetaria y Lunar celebrada en Texas.
Fuente: Science Alert.