¿Por qué estos voluntarios fueron vacunados contra la malaria usando una caja con 200 mosquitos?

Salud y medicina

Científicos de la Universidad de Washington han utilizado mosquitos como si fueran cientos de pequeñas jeringas voladoras para administrar una vacuna no convencional contra la malaria. Estos mosquitos están infectados con el parásito Plasmodium, que causa la malaria, que ha sido modificado genéticamente para debilitarse y no enfermar a las personas, pero que, sin embargo, desencadena una respuesta inmune que conduce a la producción de anticuerpos vitales para mantener a raya la enfermedad cuando el parásito es encontrado de nuevo.

Parásito debilitado, sistema inmunológico fuerte.
Ser picado por cientos de mosquitos suena como la peor vacuna que jamás haya existido, pero la cuestión no es inocular a las personas contra la malaria mediante la picadura. La idea es probar si la exposición a parásitos Plasmodium debilitados conduce a una respuesta inmune sólida. Si es así, el parásito genéticamente modificado debilitado puede finalmente eliminarse con una sola inyección de vacuna.

Sólo ciertas especies de mosquitos del género Anopheles (y únicamente las hembras de esas especies) pueden transmitir la malaria. Según el Informe mundial sobre la malaria de 2021, casi la mitad de la población mundial vive en áreas con riesgo de transmisión de malaria en 87 países y territorios. En 2020, la malaria causó aproximadamente 241 millones de casos clínicos, lo que provocó 627.000 muertes, el 95% de las cuales ocurrieron en África.

La malaria se caracteriza por fiebre incapacitante, escalofríos, fatiga y sudoración. Aunque la enfermedad puede tratarse con medicamentos y prevenirse con programas de erradicación de mosquitos, los altos costos de estos tratamientos y métodos de erradicación obstaculizan constantemente los esfuerzos para reducir la prevalencia de la malaria.

Los parásitos que causan la malaria se transmiten a través de un ciclo de vida complejo, que comienza cuando un mosquito consume sangre de un huésped infectado con parásitos Plasmodium. Estas células llegan al intestino de los insectos, donde finalmente forman huevos fertilizados que luego atraviesan el revestimiento del intestino y quedan encerrados en quistes en la cavidad corporal del insecto. En esta etapa, los parásitos experimentan un frenesí reproductivo tremendamente rápido, haciendo más y más copias de sí mismos hasta que el quiste estalla y los parásitos llegan a la glándula salival del mosquito, desde donde son expulsados a un nuevo huésped cuando el insecto toma su siguiente bocado de sangre. Además, cuando un mosquito “limpio” pica a un ser humano infectado con malaria, el mosquito puede infectarse reiniciando así el agotador ciclo.

Mantener la malaria bajo control es un desafío hercúleo y francamente imposible sin vacunación. Afortunadamente, en 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó la primera vacuna contra la malaria, conocida como RTS,S (nombre comercial Mosquirix). La vacuna desarrollada por GlaxoSmithKline demostró tener una eficacia del 30% al 40% contra la malaria grave durante el primer año en ensayos clínicos.

La vacunación con RTS,S induce anticuerpos contra la proteína circumsporozoito (CSP), que se expresa mediante esporozoitos, la forma infecciosa de Plasmodium que transmiten los mosquitos. Pero esta es sólo una de las más de 5.000 proteínas que expresa el parásito, por lo que la eficacia puede verse afectada.

Otros investigadores han intentado fabricar una vacuna contra la malaria introduciendo un parásito desarmado. Lo que el equipo de la Universidad de Washington hizo de manera diferente fue crear un Plasmodium inofensivo usando CRISPR, una herramienta de edición de genes que utiliza bacterias como una especie de tijera molecular para cortar y pegar trozos de ADN. De esta manera, las personas expuestas a esta versión desarmada no pueden enfermarse pero aun así producirán anticuerpos contra la malaria.

Para probar esta prueba de concepto, los investigadores recurrieron a la vieja escuela e hicieron que voluntarios fueran picados por mosquitos infectados con la forma debilitada de Plasmodium. Cada voluntario tuvo que colocar su brazo sobre un recipiente cubierto de malla lleno de más de 200 mosquitos cuyas picaduras transmitieron el parásito de la malaria genéticamente modificado. Después de un tiempo, la mitad de los participantes fueron expuestos a una segunda ronda de picaduras de mosquitos, esta vez que contenían el parásito de la malaria real y no debilitado. De los 14 participantes expuestos a la malaria, siete contrajeron la enfermedad y fueron tratados rápidamente con medicamentos contra la malaria, lo que significa que la vacuna demostró tener una eficacia del 50%. La protección no duró más que unos pocos meses.

“Creemos que obviamente podemos hacerlo mejor”, dijo a NPR Stefan Kappe, autor del estudio y parasitólogo de la Universidad de Washington Seattle y el Instituto de Investigación Infantil de Seattle.

Algunas de las mejoras que podrían implementar incluyen el uso de una versión más fuerte y madura del parásito que podría preparar mejor al cuerpo contra la malaria. Una vez que se establece la configuración, el plan es contar con un método de administración más sólido, preferiblemente una inyección inyectable o un parche de algún tipo.

Los hallazgos aparecieron en la revista Science Translational Medicine.

Fuente: ZME Science.

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