Los tratamientos contra el cáncer, como la quimioterapia, matan las células tumorales, a menudo empujándolas a autodestruirse, marchitarse y morir silenciosamente o, con menos frecuencia, desencadenando una forma más explosiva de muerte celular.
Pero, ¿qué sucede con las células cancerosas después de morir? Por lo general, las células tumorales muertas se reciclan de la misma manera que lo haría cualquier otra célula muerta del cuerpo.
Cuando las células cancerosas mueren, sus membranas externas generalmente quedan comprometidas. Esto sucede en la forma “silenciosa” de muerte celular, llamada apoptosis, un proceso programado que se utiliza para eliminar del cuerpo células innecesarias o dañadas.
Una vez que se “activan” los interruptores moleculares que desencadenan la apoptosis, la célula moribunda se encoge y fragmentos de su membrana se rompen en “ampollas”. Esto hace que los componentes internos de las células se filtren y atraigan a los fagocitos, que son células inmunes responsables de devorar los desechos celulares.
Los fagocitos convocados engullen las células cancerosas muertas y luego las descomponen en componentes más pequeños, como azúcares y ácidos nucleicos, las moléculas en forma de cadena que se encuentran en el ADN. A través de este proceso, las células cancerosas muertas se reciclan en componentes que luego pueden ser reutilizados por otras células.
En el caso de la apoptosis (el tipo de muerte celular que las terapias contra el cáncer están diseñadas tradicionalmente para inducir), fragmentos de células cancerosas generalmente se reciclan de esta manera en lugar de excretarse por el cuerpo, en la orina, por ejemplo. Las terapias contra el cáncer a veces también pueden desencadenar otros tipos de muerte celular, como la necroptosis, la forma “explosiva” de muerte celular en la que las células tumorales se hinchan y explotan en lugar de encogerse. Los fagocitos también devoran eficazmente este tipo de células moribundas.
Sin embargo, las células cancerosas que mueren no siempre desaparecen en silencio. Los estudios sugieren que, al liberar diversos desechos que provocan inflamación, las células a veces pueden estimular el crecimiento de células cancerosas supervivientes cercanas.
Este fenómeno, conocido como efecto Révész, puede ayudar a explicar cómo algunos cánceres reaparecen después del tratamiento. Se observó por primera vez en la década de 1950 en ratones con tumores. Más recientemente, un estudio de 2018 en ratones y células en placas de laboratorio encontró que la radiación y la quimioterapia pueden desencadenar la liberación de citoquinas proinflamatorias, que son moléculas liberadas por las células inmunes que aumentan la inflamación y, en ocasiones, pueden favorecer el crecimiento del tumor.
Los macrófagos, un tipo de fagocito, liberan estas moléculas en un intento de combatir el cáncer, dijo a Live Science el Dr. Dipak Panigrahy, coautor del estudio y profesor asistente de patología en el Centro Médico Beth Israel Deaconess en Boston. Un estudio de 2023 realizado por un grupo diferente encontró que los centros de control, o núcleos de las células cancerosas moribundas, a veces pueden hincharse y explotar, arrojando así ADN y otras moléculas a su entorno. En ratones, estas moléculas derramadas pueden acelerar la metástasis, es decir, la propagación de células cancerosas más allá de su tumor original.
Estos estudios ayudan a arrojar luz sobre cómo la muerte de las células tumorales podría contribuir a la progresión y la recaída del cáncer. Sin embargo, la investigación aún se encuentra en sus etapas relativamente tempranas y los científicos aún no comprenden todas las implicaciones de este vínculo.
Con más investigación, los investigadores pretenden comprender mejor los mecanismos biológicos subyacentes al cáncer y así desarrollar tratamientos más eficaces para la enfermedad. Por ejemplo, el estudio de 2018 destacó una forma de contrarrestar el crecimiento tumoral impulsado por restos de células cancerosas muertas: las resolvinas, moléculas derivadas del omega 3 que pueden ayudar a reducir la inflamación y los efectos de las citoquinas al tiempo que estimulan la eliminación de los restos celulares.
“El problema en el cáncer es que no existen terapias que estimulen la resolución de la inflamación y reduzcan las citoquinas y eliminen los desechos”, dijo Panigrahy. Las resolvinas podrían ser una forma de abordar esos problemas, sugiere su estudio. Dicho esto, los científicos todavía están desentrañando exactamente cómo y si estas moléculas podrían ayudar a combatir el cáncer.
El estudio de 2023 Nature, por otro lado, identificó cómo las células cancerosas vivas reconocen y responden a las señales transmitidas por sus pares moribundos. Bloquear los mensajes de las células moribundas podría ayudar a prevenir que el cáncer reaparezca después del tratamiento, sugiere el estudio. Se necesita más trabajo para saberlo con certeza.
Nota del editor fuente: esta historia se actualizó el 18 de junio de 2024. Se publicó originalmente el 13 de septiembre de 2023.
Fuente: Live Science.