Las ondas que se originan en el centro de la Tierra pueden utilizarse para detectar de qué está hecha y dónde se pueden encontrar esos materiales. Un equipo de la universidad suiza ETH Zurich y el Instituto Tecnológico de California ha utilizado estas ondas para descubrir trozos de placas de la Tierra en lugares en los que realmente no deberían estar.
Los científicos de la Tierra han estado utilizando ondas sísmicas para trazar el paisaje subterráneo de nuestro mundo durante más de un siglo. Como la música que irradia desde un club nocturno, estas señales sísmicas pasan a través de algunos materiales más rápido o más lento, o incluso rebotan en ellos por completo, por lo que lo que “oímos” desde la superficie puede decirnos mucho sobre lo que está sucediendo en el interior. Pero las imágenes que podemos crear a partir de estos ruidos internos han estado limitadas por nuestra capacidad de procesamiento, ya que los científicos generalmente dependen de unos pocos tipos de ondas fácilmente identificables.
Para este nuevo estudio, el equipo recurrió a la potencia de la supercomputadora Piz Daint para procesar datos de cada tipo de onda sísmica que emite nuestro planeta, lo que les permitió armar un mapa mucho más detallado de su manto inferior. En este estudio, se han encontrado restos muy parecidos a los de las placas tectónicas, enormes masas de roca más frías y de mayor densidad que el manto inferior que las rodea.
Estos fragmentos de nuestra superficie tienen tendencia a hundirse en el manto terrestre cuando se pierden en la colisión de placas conocida como subducción, pero cuando esto sucede, estos naufragios terrestres no deberían acabar demasiado lejos de donde fueron empujados hacia abajo. Sin embargo, en este caso, el nuevo modelo de alta resolución muestra enormes masas de roca similares a placas en todo el mundo, lejos de cualquiera de las zonas de subducción conocidas en la historia geológica reciente: por ejemplo, debajo del océano Pacífico occidental.
“Aparentemente, estas zonas en el manto terrestre están mucho más extendidas de lo que se pensaba”, dice el geocientífico Thomas Schouten de la ETH de Zúrich.
Schouten cree que estos inexplicables trozos en todo el manto inferior podrían tener diversos orígenes, no necesariamente la subducción tectónica. Las ondas que utilizaron para este modelo, dice, representan esencialmente sólo una propiedad de lo que hay debajo: es decir, la velocidad a la que viajan a través de la Tierra. Sin embargo, esto puede simplificar demasiado la imagen.
“Tenemos que calcular los diferentes parámetros materiales que podrían generar las velocidades observadas de los diferentes tipos de ondas. Esencialmente, tenemos que profundizar en las propiedades materiales detrás de la velocidad de las ondas”, dice Schouten.
“Podría ser material antiguo, rico en sílice, que ha estado allí desde la formación del manto hace unos 4 mil millones de años y ha sobrevivido a pesar de los movimientos convectivos en el manto, o zonas donde las rocas ricas en hierro se acumulan como consecuencia de estos movimientos del manto durante miles de millones de años”.
Las formas detectadas debajo del Pacífico, por ejemplo, podrían ser capas desprendidas de la base de la placa, que, cerca de la superficie, es mucho más delgada de lo que debería ser. Será necesario realizar más investigaciones para determinar exactamente de qué están hechos estos trozos y cómo llegaron allí. Sin duda, cada uno tiene una historia que contar.
Esta investigación fue publicada en la revista Scientific Reports de Nature.
Fuente: Science Alert.