En un experimento en el que se estudiaron 100 participantes del pueblo Tsimane’ en la Amazonia boliviana y de Estados Unidos se encontró que tanto los humanos como los macacos muestran en diferentes proporciones cierta tendencia a la recursividad, lo que indica que pueden transformar las ideas simples en algo mucho mas complejo.
“Por primera vez, tenemos una fuerte evidencia empírica sobre los patrones de pensamiento que son naturales para todos los humanos y, en menor medida, para los primates no humanos”. dijo el coautor del estudio Steven Piantadosi, asistente de profesor de la Universidad de California en Berkeley.
En efecto, los monos demostraron un desempeño mucho mayor al que predijeron los científicos.
“Nuestros datos sugieren que, con suficiente entrenamiento, los monos pueden aprender a representar un proceso recursivo, lo que significa que esta habilidad puede no ser tan exclusiva para los humanos como se piensa comúnmente” aseguró Sam Cheyette, estudiante de doctorado en el laboratorio de Piantadosi y también coautor del estudio.
En lingüística se usan las llamadas “estructuras de nido” frases recursivas puestas unas dentro de otras para desarrollar la correcta sintaxis en los pequeños, las rimas infantiles son un buen ejemplo de ello.
Para el estudio, los investigadores evaluaron las habilidades recursivas de 50 estadounidenses entre adultos y preescolares, 37 miembros del pueblo Tsimane’ y tres macacos.
Primero se les entrenó para memorizar diferentes secuencias de símbolos en un orden particular, específicamente aprendieron secuencias como { ( ) } o { [ ] }, que son similares a las estructuras de nido mencionadas anteriormente.
Los estadounidenses y los macacos usaron una pantalla táctil, los primeros cuando acertaban al repetir la secuencia oían un timbre y si se equivocaban oían un zumbido, por otro lado, los monos recibían aperitivos o jugo si acertaban.
Dado que los indígenas no estaban acostumbrados a usar computadoras se les dio una hoja de papel y lápiz y se les dio las instrucciones de manera verbal.
Luego se les pidió a todos los participantes que ubicaran en el orden correcto cuatro imágenes de agrupaciones que aparecían de forma aleatoria en la pantalla.
En varios grados los participantes fueron capaces de ordenar las imágenes de forma recursiva, lo cual es notable teniendo en cuenta que los “Los adultos Tsimane’, los niños en edad preescolar y los monos, que carecen de capacitación formal en matemáticas y lectura, nunca habían estado expuestos a tales estímulos antes de las pruebas” según notó el estudio.
“Estos resultados son consecuentes con hallazgos recientes de que los monos pueden aprender otros tipos de estructuras que se encuentran en la gramática humana” dijo Piantadosi.
Fuente: Science Daily