El nuevo coronavirus atraviesa áreas donde los residentes generalmente se mantienen en sus propias comunidades pequeñas y unidas. Pero el virus se demora en propagarse en ciudades abarrotadas donde los residentes de diferentes vecindarios tienden a mezclarse, infectando finalmente a más personas que en las áreas relativamente aisladas.
Moritz Kraemer de la Universidad de Oxford, Reino Unido, y sus colegas modelaron la propagación del SARS-CoV-2 a través de comunidades de varios tamaños y densidades de población. Los investigadores validaron su modelo comparando su resultado con datos conocidos sobre movimientos individuales y tasas de infección en ciudades chinas abarrotadas como Wuhan y provincias menos densamente pobladas en Italia.
El modelo del equipo predice picos relativamente cortos e intensos en los casos de COVID-19 en ciudades relativamente poco pobladas donde los residentes se adhieren a sus propios vecindarios en lugar de mezclarse libremente. Sin embargo, en las ciudades abarrotadas, es más probable que las personas tengan que hacer frente a brotes que duran más que en el campo.
Los investigadores aplicaron su modelo a 310 ciudades en todo el mundo y predicen que aquellas con distribuciones de población relativamente uniformes, como Ulán Bator en Mongolia, podrían esperar una explosión a corto plazo en los casos. Pero los centros urbanos más densamente poblados, como Madrid, pueden esperar brotes más prolongados.
Fuente: Nature.