En 1961 el mundo se encontraba en un periodo de máxima tensión por la Guerra Fría. Los Estados Unidos y la Unión Soviética sostenían una carrera armamentista que amenazaba con destruir la especie, ahora, la lucha se extendía a la conquista del espacio.
En 1957 los soviéticos lanzaron el primer satélite artificial. El Sputnik, cuyo nombre en ruso significa “compañero de viaje” fue lanzado el 4 de octubre como parte del Año Geofísico Internacional, un ambicioso proyecto de investigación científica en el que colaboraron países tanto del bloque occidental como del oriental. En noviembre de 1958 los soviéticos realizarían otro tanto al lanzar a Laika, una perra callejera que sería el primer ser vivo en orbitar la Tierra. Lamentablemente, Laika murió debido al estrés y el sobrecalentamiento de la nave.
Pero el salto definitivo lo darían los soviéticos cuando un piloto de pruebas llamado Yuri Alekséyevich Gagarin fue seleccionado para ser el primer humano en orbitar la Tierra. El viaje fue supervisado por el ingeniero Serguéi Koroliov, mientras que el compañero de reserva de Gagarin era Guerman Titov, quien después se convertiría en la primera persona en pasar más de 24 horas en el espacio.
Luego de pasar todas las pruebas, el 12 de abril de 1961 la nave Vostok despegó del cosmódromo de Baikonour en Kazajistán. El vuelo duró 108 minutos, durante los cuales transcurrió de forma automática. El piloto tenía un sobre cerrado con un código para tomar el control de la nave, mientras no lo necesitara, sólo tenía que hablar por radio.
Los problemas empezaron cuando iba a regresar a la Tierra. La nave tenía que deshacerse de una parte de sí misma para que el regreso se diera de manera apropiada, en ese momento la cápsula empezó a girar violentamente y la vida de Gagarin peligraba. Afortunadamente, el calor generado en la reentrada debilitó el sistema de anclaje y el cosmonauta pudo liberarse. Durante el vuelo Gagarin cruzó el este de Europa, África, el Atlántico sur, el estrecho de Magallanes, el Pacífico y las estepas de Asia Central. Aterrizó en Sarátov, Rusia, en un paracaídas debido a los problemas en la reentrada. Allí se encontró con una campesina trabajadora de un koljós (granja colectiva) y su nieta quien le preguntó “Vienes del espacio”, a lo que el piloto respondió “Sí”, a lo que se apresuró a decir para calmar a la anciana “pero no se alarme, soy soviético”.
Tras su regreso Gagarin fue aclamado como un héroe. En todo el mundo multitudes enardecidas lo recibían con los brazos abiertos, ya fuera en países socialistas como Cuba o capitalistas como Reino Unido. A pesar de que su orgullo estaba justificado, Gagarin siempre permaneció como un hombre modesto, incluso en Manchester rechazó llevar un paraguas ante la fuerte lluvia del lugar, argumentando que debía corresponder al gesto de las multitudes de soportar el clima por ir a verlo. Sólo en Estados Unidos se le prohibió la entrada debido a que representaba los triunfos soviéticos en el espacio.
El vuelo de Gagarin estuvo en un principio motivado por el miedo, las tensiones bélicas y el chovinismo exagerado. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha convertido en un símbolo del ingenio y la tenacidad humana. No sólo motivó a que se siguieran realizando más vuelos tripulados y más hazañas como los viajes a la Luna, sino que motivó la cooperación internacional entre distintas culturas y etnias. Por otro lado, gran parte de los avances tecnológicos de los que disfrutamos ahora se basan en esos viajes arriesgados realizados hace más de medio siglo. Con su sonrisa Gagarin conquistó al mundo y se convirtió en el auténtico Starman.
Fuentes: YouTube, Wikipedia, The Telegraph, BBC.