Babosas marinas les roban la fotosíntesis a las algas para reproducirse, según estudio

Biología

Un equipo de investigadores afiliados a múltiples instituciones en Portugal y Francia ha encontrado evidencia que sugiere que las babosas marinas que roban la maquinaria de fotosíntesis de las algas que comen la usan para impulsar sus propios esfuerzos de reproducción. En su artículo publicado en Proceedings of the Royal Society B, el grupo describe su estudio de las criaturas únicas y lo que aprendieron sobre ellas.

Investigaciones anteriores han demostrado que algunos tipos de babosas marinas retienen la maquinaria de fotosíntesis (cloroplastos) de las algas que comen y luego la almacenan en sus propios cuerpos durante largos períodos de tiempo, a veces hasta por un año. Y sorprendentemente, durante el período de almacenamiento, los cloroplastos siguen siendo funcionales. Investigaciones anteriores también han demostrado que las babosas marinas extraen energía de los cloroplastos y, después de instalarlos en sus propios cuerpos, dejan de comer. El proceso, conocido con humor como cleptoplastia, ha llevado a que las pequeñas criaturas sean descritas a veces como “babosas alimentadas por energía solar”. En este nuevo esfuerzo, los investigadores sugieren que las babosas retienen los cloroplastos por otra razón: aumentar su eficiencia reproductiva.

Los investigadores encontraron que el material producido por los cloroplastos implantados en el intestino llegaba al tejido reproductivo. Eso llevó a las babosas a producir más huevos que sus primos que no funcionan con energía solar. Señalan que el desove de las babosas marinas es un esfuerzo que consume mucha energía. Son hermafroditas y se aparean chocando sus cabezas entre sí. Cada uno tiene un pene diminuto que se desenrolla de una posición detrás de uno de sus ojos e insemina el otro. Cada babosa produce cientos de huevos y cada huevo viene con su propio paquete de nutrientes. El material de cloroplasto parece dar a las babosas un impulso de energía reproductiva, lo que conduce a la producción de más huevos. Más específicamente, los investigadores encontraron que las babosas usan material de los cloroplastos para producir ácidos grasos poliinsaturados en sus órganos reproductivos, lo que aumenta su energía reproductiva. Los investigadores también señalan que el proceso de hacer útiles los cloroplastos es un evento único. No existe un mecanismo para integrarlos tan completamente que puedan transmitirse a la descendencia.

Fuente: Phys.org.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *