Los escombros recuperados de un asteroide en la órbita solar cercana a la Tierra podrían ser la muestra más “prístina” de roca cósmica que hemos tenido hasta ahora. Según un nuevo análisis en profundidad del material entregado a la Tierra desde el asteroide Ryugu, las muestras de rocas y polvo se encuentran entre los materiales del Sistema Solar menos contaminados que hemos tenido la oportunidad de estudiar, y su composición sugiere que incorporar la química desde los confines del sistema. Esto no solo nos brinda una herramienta única para comprender el Sistema Solar y su formación, sino que también nos brinda un nuevo contexto en el que interpretar otras rocas espaciales que se han contaminado al entrar en contacto con la Tierra.
Las “partículas de Ryugu”, escribió un equipo dirigido por el cosmoquímico Motoo Ito de la Agencia Japonesa para la Tecnología de Ciencias Marinas y Terrestres (JAMSTEC) en Japón, “son los materiales extraterrestres menos contaminados y no fraccionados estudiados hasta ahora, y proporcionan la mejor combinación disponible para la composición del sistema solar a granel”.
Han pasado alrededor de 4.600 millones de años desde que se formó el Sol y el Sistema Solar a su alrededor. Obviamente eso es mucho tiempo, y muchas cosas han cambiado desde entonces; pero tenemos cápsulas del tiempo que nos permiten estudiar la química del Sistema Solar primitivo para comprender cómo se unió todo. Estos son trozos de roca, como cometas y asteroides, que han estado a la deriva en el espacio más o menos sin cambios desde que se formaron.
Visitar una roca lejos de la Tierra no es fácil, y recoger y devolver muestras aún menos. Históricamente, hemos dependido de las rocas espaciales que nos llegan para poner nuestros guantes en estas cápsulas del tiempo. Los meteoritos conocidos como condritas carbonáceas han sido la mejor herramienta disponible para investigar la composición de los asteroides que pueden haber llevado agua a la Tierra, cuando el Sistema Solar aún se estaba formando.
Sin embargo, este disco está sesgado por una especie de versión mineral de la supervivencia del más apto. Solo los trozos más fuertes de roca espacial persisten a través de los rigores explosivos de la entrada a la atmósfera, e incluso entonces se alteran y contaminan por el entorno terrestre.
En los últimos años, aventurarse a aterrizar en asteroides ha entrado dentro de nuestras capacidades. En diciembre de 2020, una sonda que había sido enviada a Ryugu por la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) dejó una carga útil invaluable: muestras de material recolectado de la superficie del asteroide y transportado a casa en contenedores estériles.
Los científicos han estado estudiando ávidamente el contenido desde entonces, revelando que el asteroide tiene una composición muy similar a esas condritas carbonáceas, lo que lo convierte en lo que llamamos un asteroide de tipo C. También contiene moléculas prebióticas, los precursores de los compuestos biológicos, y es posible que alguna vez haya sido un cometa.
El nuevo análisis profundiza aún más. Ito y sus colegas han encontrado que la abundancia de hidrógeno y nitrógeno pesados en el asteroide son consistentes con un origen en el Sistema Solar exterior. Es decir, Ryugu comenzó su vida mucho más lejos del Sol. Esto sería consistente con la teoría del cometa, ya que esos cuerpos helados son visitantes de los confines más lejanos del Sistema Solar.
Ryugu, encontraron los investigadores, también tiene una diferencia evidente con las condritas carbonáceas. En las muestras de asteroides faltan ferrihidrita (compuestos de hierro y oxígeno) y sulfato (azufre y oxígeno). Dado que estos compuestos se encuentran en los meteoritos, se pensaba que eran un componente de los materiales extraterrestres. La falta de ellos en Ryugu sugiere que podrían ser el resultado de la erosión terrestre en los meteoritos. Esto significa que los futuros estudios de meteoritos deberían tener en cuenta esta posibilidad… y que las futuras misiones de retorno de muestras de asteroides podrán arrojar más luz sobre el asunto.
“En este estudio, demostramos que los meteoritos [carbonáceos], a pesar de su importancia geoquímica como representantes de la composición del Sistema Solar a granel, son muestras contaminadas terrestres”, escribieron los investigadores en su artículo.
“Los hallazgos de este estudio demuestran claramente la importancia del muestreo directo de asteroides primitivos y la necesidad de transportar las muestras devueltas en condiciones totalmente inertes y estériles. La evidencia presentada aquí muestra que las partículas de Ryugu se encuentran, sin duda, entre los materiales del Sistema Solar menos contaminados disponibles para el laboratorio. El estudio y las investigaciones en curso de estas preciosas muestras sin duda ampliarán nuestra comprensión de los primeros procesos del Sistema Solar”.
La investigación ha sido publicada en Nature Astronomy.
Fuente: Science Alert.