Los arqueólogos han descubierto evidencia de prácticas funerarias únicas del Neolítico temprano en la Galería del Sílex en España, luego de un análisis de vasijas de cerámica encontradas con restos humanos en dos fosas. El hallazgo, que representa un ejemplo temprano de diversas costumbres funerarias neolíticas en lo profundo del interior de la Península Ibérica, llama la atención sobre las montañas de Atapuerca como una frontera importante para que los primeros humanos encontraran un nuevo hogar en la zona.
“Las nuevas evidencias… ilustran que podría haber sido utilizado como galería funeraria cuyo uso se extendió desde el Neolítico temprano, durante todo el Calcolítico, y duró hasta principios de la Edad del Bronce”, escribe un equipo dirigido por el arqueólogo Antonio Molina-Almansa de la Universidad de Alcalá en España.
Los ‘pioneros’ neolíticos en el corazón de Iberia dejaron pocos rastros de sus rituales funerarios. Moviéndose frecuentemente en pequeños grupos, queda poca evidencia de sus métodos para deshacerse respetuosamente de sus muertos.
En lo que hoy es Francia, Portugal y Andalucía, las comunidades de la misma época solían enterrar a sus seres queridos en cuevas cuando fallecían. Sin embargo, en la península española, las costumbres del Neolítico temprano entre quienes comenzaron a establecerse en un lugar implicaban enterrar a los muertos en el suelo. Los hallazgos en la Galería del Sílex contrastan marcadamente con esta práctica.
Encontrada en 1972, la cueva presenta pinturas murales y grabados rupestres, con fragmentos de restos de fauna, restos humanos y cerámicas esparcidas por todas partes. Los dos conjuntos de restos humanos analizados en este estudio destacan porque cada uno fue colocado en el fondo de dos fosas separadas ubicadas a más de 300 metros de la entrada.
“La Galería del Sílex es un yacimiento extraordinario”, escriben los investigadores, “debido a que fue sellada a finales de la Edad del Bronce y se ha mantenido intacta hasta nuestros días”.
Todos los restos humanos encontrados en el lugar fueron previamente asignados a la Edad del Bronce, pero la presencia de vasijas cerámicas que datan del Neolítico temprano encontradas junto a los restos humanos en los dos pozos (conocidos como Sima A y Sima B) impulsó una reevaluación. La datación por radiocarbono de dientes y huesos humanos de cuatro individuos diferentes encontrados en los dos pozos proporcionó una corrección interesante. Si bien el cuerpo de un Sima A estuvo vivo durante la Edad del Bronce inicial, en algún momento entre 1880 y 1690 a. C., los otros tres restos humanos dataron de entre 5307 y 4897 a. C., lo que los sitúa en el período Neolítico temprano.
Los restos de uno de los primeros individuos del Neolítico, determinado por el equipo como una niña de entre 13 y 14 años, parecían haber sido colocados cuidadosamente en la Sima A junto a seis vasijas de cerámica. Los investigadores creen que la niña fue enterrada intencionalmente junto con las vasijas como ofrendas funerarias. Molina-Almansa y su equipo sugieren que esto implica que las personas que utilizaron la cueva de la Galería del Sílex estuvieron entre las primeras en la región en desarrollar prácticas funerarias complejas, y la colocación deliberada en la cueva y lejos de la entrada parece ser inusual para esta época.
“En esta zona sólo se conocían dos cuevas con restos humanos del Neolítico temprano”, escriben. “En ambas cuevas, aparecieron restos humanos en contextos domésticos, lo que sugiere que no había ningún lugar especial reservado para el entierro de sus muertos”.
El hecho de que las tumbas de los individuos estuvieran en una ubicación diferente sugiere que pudo haber algo especial en el área, que debería considerarse representativo de los tipos de lugares en los que nuestros ancestros más nómadas habrían elegido para construir asentamientos más permanentes.
“No hay duda de que tenía fines funerarios”, explican, “dada la gran distancia entre el lugar donde se depositaron los restos humanos y la antigua entrada de la cueva”.
El nuevo análisis de la Galería del Sílex ofrece una valiosa visión de la vida de los primeros pueblos del Neolítico en la Península Ibérica. Parece que estas personas formaban parte de una sociedad compleja y sofisticada con una rica cultura y un sistema de creencias.
El estudio ha sido publicado en Quaternary Science Reviews.
Fuente: Science Alert.