Algas australianas pueden aumentar el colágeno en células parecidas a las humanas en el laboratorio

Salud y medicina

Si uno cree en los titulares, las algas marinas pueden hacer casi cualquier cosa, desde almacenar toneladas de carbono y evitar que las vacas eructen metano, hasta producir biocombustibles y plásticos renovables, todo ello manteniendo ecosistemas costeros vibrantes y alimentando a las comunidades. Agrega a esa lista sus posibles propiedades curativas de heridas y sus posibles efectos antienvejecimiento, y no es de extrañar que la industria del cultivo de algas esté en auge. Un nuevo estudio se suma a esa fanfarria, con experimentos de laboratorio basados en células de la piel similares a las humanas que revelan que los extractos de dos algas pardas pueden inhibir las reacciones relacionadas con el envejecimiento de la piel y aumentar los niveles de colágeno.

“Descubrimos que los extractos de algas pardas del sur de Australia tienen un enorme potencial para ayudar a retardar los efectos del envejecimiento en nuestra piel”, dice el autor del estudio Wei Zhang, ingeniero bioquímico de la Universidad Flinders en Adelaida.

No se puede subestimar la importancia ecológica de las algas y su importancia como fuente de alimento, aunque es justo ser escéptico ante otras afirmaciones hasta que veamos la evidencia. En este estudio, se midieron los niveles de colágeno en medios de cultivo de líneas celulares de piel humana, cultivadas en platos de plástico y tratadas con algas en polvo. Eso está muy lejos de los ensayos en humanos. Aún así, los primeros hallazgos sugieren que hay motivos para ser optimistas.

Las algas pardas Ecklonia radiata, Cystophora moniliformis y Cystophora siliquosa fueron sometidas a una batería de pruebas y análisis. Las dos especies de Cystophora estimularon las líneas celulares cultivadas en laboratorio para que produjeran más colágeno, una de las dos proteínas estructurales que dan tersura a la piel joven. Las pruebas no mostraron signos de que la producción de la segunda proteína, la elastina, estuviera afectada. Los investigadores también probaron sus algas en polvo en mezclas químicas para evaluar su efecto sobre la glicación de proteínas, una reacción normal que involucra proteínas y azúcares que produce productos que se acumulan en la piel envejecida.

C. moniliformis y C. siliquosa inhibieron la actividad de glicación en estos experimentos rudimentarios, aunque los investigadores no habían tenido mucho éxito al abordar esta vía antes. Los candidatos antiglicación anteriores han mostrado baja eficacia e incluso algunos efectos secundarios indeseables en ensayos posteriores.

“Hasta ahora, los agentes antiglicación no han sido lo suficientemente fuertes como para tener un impacto importante en el antienvejecimiento”, dice Zhang, “por lo que nuestro descubrimiento es realmente emocionante ya que podemos ver el potencial de desarrollar extractos antiglicación más fuertes a partir de algas pardas”.

Si los investigadores logran desarrollar un producto seguro, se necesitarían ensayos clínicos aleatorios para probar rigurosamente los supuestos beneficios de los extractos de algas marinas y garantizar su seguridad en humanos. Los resultados de esos estudios podrían mostrar que los suplementos de algas no siempre son tan efectivos como se esperaba.

Por ejemplo, se han probado extractos de algas marinas como suplemento dietético para personas con afecciones inflamatorias de la piel. Pero sólo una fracción de los participantes en ese ensayo vio alguna mejora en su condición, lo que podría deberse a otros factores dietéticos que los investigadores no pudieron controlar.

Estudios anteriores han demostrado que las condiciones en las que se cultivan las algas pueden afectar sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. Tampoco está claro en esta etapa, sin más desarrollo o pruebas, cómo se usarían los extractos de algas, como producto tópico aplicado a la piel o como suplemento oral.

De cualquier manera, se necesitaría mucha más investigación para purificar y formular un producto que contenga compuestos relevantes en concentraciones útiles pero seguras. Es posible que las concentraciones utilizadas en estos estudios celulares no sean apropiadas para el uso humano.

Como nos recuerda Emma Beckett, científica en alimentación y nutrición de la Universidad de Newcastle, tomar suplementos tampoco se traduce necesariamente en beneficios perceptibles para nuestra piel. Ella dice que un mejor enfoque podría ser proteger la piel del daño solar, llevar una dieta saludable y evitar los cigarrillos.

El estudio ha sido publicado en Algal Research.

Fuente: Science Alert.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *