En un descubrimiento sorprendente, los investigadores han desenterrado en ámbar el fósil de mosquito más antiguo conocido del período Cretácico Inferior del Líbano. El fósil perfectamente conservado revela dos mosquitos machos equipados con piezas bucales perforadoras, lo que sugiere que los machos antiguos se alimentaban de sangre, a diferencia de sus homólogos modernos. Actualmente, sólo las hembras de los mosquitos chupan sangre. Este descubrimiento no sólo hace retroceder la línea temporal de la evolución de los mosquitos, sino que también desafía las creencias preexistentes sobre sus hábitos alimentarios.
Suposiciones desafiantes sobre la alimentación de sangre
El mosquito fosilizado, encerrado en ámbar, ofrece una ventana al período Cretácico, una época marcada por cambios significativos en la evolución de la vida y el surgimiento de las angiospermas (plantas con flores) hace unos 130 millones de años.
“El ámbar libanés es, hasta la fecha, el ámbar más antiguo con inclusiones biológicas intensivas, y es un material muy importante ya que su formación es contemporánea con la aparición y el comienzo de la radiación de las plantas con flores, con todo lo que sigue de la coevolución entre polinizadores y plantas con flores”, dice Dany Azar, del Instituto de Geología y Paleontología de Nanjing de la Academia China de Ciencias y de la Universidad Libanesa.
Los investigadores señalan que se cree que la familia Culicidae, a la que pertenecen los mosquitos, se originó en el período Jurásico (hace 200 a 145 millones de años), basándose en estudios previos de genomas de mosquitos. Sin embargo, es extremadamente difícil encontrar insectos fosilizados de tiempos tan remotos. Sin embargo, este fósil de ámbar, ahora el fósil de mosquito más antiguo hasta la fecha, data del Cretácico temprano. Es 30 millones de años más antiguo que la evidencia anterior.
La evolución de la alimentación de sangre de los mosquitos
Sin embargo, lo que realmente distingue a este descubrimiento es la naturaleza del propio mosquito fosilizado. Por lo general, las hembras de los mosquitos son conocidas por su comportamiento de alimentarse de sangre, un rasgo que las ha hecho famosas como vectores de diversas enfermedades. Los machos, por otro lado, generalmente se alimentan de néctar.
El nuevo fósil, identificado como Libanoculex intermedius, cuenta una historia diferente. Este antiguo mosquito macho exhibe piezas bucales bien desarrolladas, afiladas y denticuladas (parecidas a dientes) destinadas a perforar la piel. Este hallazgo implica que los mosquitos machos antiguos podrían haber sido hematófagos (se alimentaban de sangre). Además, la presencia de ciertos tipos de sensillas (órganos sensoriales) en las piezas bucales del insecto sugiere una adaptación sensorial que podría haber ayudado a detectar huéspedes o parejas, apoyando aún más la hipótesis de la hematofagia.
Este descubrimiento arroja luz sobre la “brecha entre linaje fantasma” en el registro fósil de mosquitos. Sugiere que el comportamiento de alimentación sanguínea puede haber estado presente en ambos sexos en la antigüedad, sólo para perderse en los machos más adelante en su historia evolutiva. Esto plantea preguntas intrigantes sobre las presiones ecológicas y evolutivas que podrían haber conducido a un cambio de comportamiento tan significativo.
Los hallazgos aparecieron en la revista Current Biology.
Fuente: ZME Science.