Aplicar gel de testosterona hace que a los hombres no les importe el ser observados

Biología

Imagina que estás caminando por una calle concurrida y ve a alguien luchando con la compra. Lo más probable es que estés más dispuesto a ayudar si otros están mirando. Este fenómeno, conocido como efecto audiencia, juega un papel sutil pero significativo en la configuración de nuestros comportamientos, especialmente cuando se trata de actos de bondad o lo que los psicólogos llaman comportamiento prosocial.

Los investigadores han descubierto ahora que la testosterona cambia significativamente el comportamiento social de los hombres cuando se les observa. El estudio implicó la aplicación de gel de testosterona en la parte superior de los brazos de hombres jóvenes sanos. Esta aplicación condujo a una disminución notable en su comportamiento prosocial “estratégico”. En otras palabras, el aumento de testosterona hizo que los hombres fueran más propensos a no preocuparse por las opiniones de otras personas. No modularon su comportamiento mientras eran observados en comparación con aquellos que recibieron un placebo.

Testosterona y el efecto audiencia
El efecto audiencia se refiere a cómo la presencia de otros altera nuestro comportamiento. Se basa en nuestro deseo profundamente arraigado de aprobación social y miedo al juicio social. Esta inclinación innata influye en nuestras acciones, lo que a menudo nos hace más propensos a adoptar un comportamiento que los demás ven positivamente. Las acciones prosociales incluyen compartir, consolar y cooperar, a menudo motivadas por la empatía o las normas sociales.

Anteriormente, los investigadores descubrieron que era más probable que las personas donaran a organizaciones benéficas cuando sabían que otros estaban observando sus acciones. Otro estudio reveló que las personas eran más rápidas a la hora de echar una mano cuando estaban en presencia de un grupo, en comparación con cuando estaban solas.

El auge de las redes sociales ha proporcionado una nueva plataforma para el efecto audiencia. Campañas como el ALS Ice Bucket Challenge (¿alguien recuerda esta tendencia?) ganaron impulso en gran medida debido a la naturaleza pública de la participación y al deseo de los participantes de ser vistos apoyando una buena causa.

Psicólogos de la Universidad de Viena quisieron investigar si la testosterona puede modular de alguna manera este efecto. Dirigido por Hana H. Kutlikova, en el estudio participaron 190 hombres de entre 18 y 40 años. Los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos. Un grupo recibió gel de testosterona y el otro un placebo. Después de aplicar el gel, los participantes esperaron dos horas antes de completar tareas diseñadas para medir su comportamiento prosocial.

Durante la tarea de aprendizaje, los participantes podrían ganar recompensas monetarias para ellos mismos o para una organización no gubernamental (ONG) elegida. La tarea consistía en elegir entre dos símbolos abstractos, uno con un 75% de posibilidades y el otro con un 25% de posibilidades de generar recompensas. A veces tomaban la decisión por sí mismos y otras por la ONG.

Sin instrucciones previas, los participantes aprendieron mediante prueba y error qué símbolo tenía más probabilidades de proporcionar recompensas. Sus elecciones se realizaron presionando un botón, seguido de comentarios sobre la adquisición de puntos. Estos puntos luego se convirtieron en dinero.

La tarea se completó bajo dos condiciones: en privado o bajo la observación de dos observadoras, que fueron presentadas como representantes de ONG para un poco más de presión. Los participantes fueron asignados aleatoriamente a una de las dos condiciones.

Después de la tarea, los participantes completaron un cuestionario sobre su sensación de ser observados durante el experimento, con respuestas que iban desde “nada” hasta “fuertemente”. Esto tenía como objetivo medir su percepción subjetiva de la vigilancia durante la tarea.

El estudio encontró que los hombres a los que se les aplicó gel de testosterona mostraron un comportamiento menos prosocial en comparación con el grupo de placebo. No pusieron mucho cuidado al tomar decisiones cuando el dinero de la ONG estaba en juego, incluso cuando las representantes de la ONG los observaban. Sin embargo, el esfuerzo que pusieron en las selecciones por su propio dinero no cambió. Este resultado sugiere que la testosterona puede reducir la influencia del efecto audiencia.

El estudio también exploró las interacciones entre la testosterona, el cortisol (una hormona del estrés) y variantes genéticas específicas y no encontró interacciones significativas. Sin embargo, los investigadores notaron algunas conexiones entre los efectos de la testosterona y los valores personales, lo que sugiere una interacción de factores más compleja.

Estos hallazgos añaden una nueva dimensión a nuestra comprensión de cómo las hormonas pueden influir en el comportamiento social. Muestra que la testosterona puede reducir el deseo de buscar aprobación social a través de la generosidad.

Ten en cuenta que el estudio también tuvo sus limitaciones, incluido su enfoque en un grupo demográfico específico (principalmente estudiantes) y la naturaleza artificial de las tareas. El comportamiento en el mundo real entre poblaciones diversas puede diferir. Por ejemplo, un estudio de 2016 del Trinity College Dublin llegó a resultados algo contradictorios. Encontró que la testosterona mejora los comportamientos asociados con la obtención y el mantenimiento de un alto estatus social. El estudio empleó una versión modificada del Juego del Ultimatum, donde los participantes tratados con testosterona mostraron una propensión a castigar las ofertas injustas y recompensar las generosas. Parece que la testosterona es una hormona bastante complicada.

El estudio apareció en la revista Neuropsychopharmacology.

Fuente: ZME Science.

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