Los lobos de Chernóbil podrían haber desarrollado inmunidad contra el cáncer

Biología

Chernóbil fue uno de los desastres más aterradores de la historia de la humanidad. Pero dentro de la fantasmal extensión radioactiva de la zona de exclusión de Chernóbil, ha habido un giro sorprendente de los acontecimientos. En las últimas tres décadas desde el desastre nuclear, los paisajes abandonados se han transformado en un notable refugio de vida silvestre. Ahora que los humanos han desaparecido, la naturaleza se está curando, a pesar de la radiactividad remanente. De hecho, como muestra un nuevo estudio, la naturaleza está exhibiendo adaptaciones notables que podrían incluso ayudar a los humanos.

Lobos mutantes

Una manada de lobos visita una estación olfativa en la zona de exclusión de Chernobyl. La fotografía fue tomada por una de las estaciones de cámara remotas y fue activada por el movimiento de los lobos. Créditos de las imágenes: National Geographic/Jim Beasley/Sarah Webster.


El desastre de Chernóbil ocurrió el 26 de abril de 1986, en la entonces Unión Soviética. Se trata de uno de los accidentes nucleares más catastróficos de la historia. La explosión y el incendio de la central nuclear de Chernóbil liberaron enormes cantidades de material radiactivo a la atmósfera, extendiendo la contaminación por amplias zonas de Europa. A raíz de ello se produjo la evacuación de miles de personas de sus hogares en las zonas circundantes, incluida la ciudad ahora abandonada de Pripiat. Deja tras de sí un inquietante legado de desplazamiento y sufrimiento humanos.

Pero, irónicamente, décadas después, el sitio y sus alrededores se han convertido en un foco de investigación científica y recuperación ecológica, ofreciendo información sobre la resiliencia de la naturaleza y los efectos a largo plazo de la contaminación radiactiva. Estudios anteriores han demostrado que, a pesar de la radiación, Chernóbil se ha convertido en un punto crítico para la biodiversidad. Desde hongos hasta ranas y mamíferos, la vida ha encontrado un camino. Ahora, la vida es más que encontrar un camino: es adaptarse a los nuevos desafíos.

La Dra. Cara Love, bióloga evolutiva y ecotoxicóloga de la Universidad de Princeton en Estados Unidos, ha estado estudiando a los lobos de Chernobyl durante una década. Ella y sus colegas visitaron la zona de exclusión en 2014 y colocaron collares de radio a los lobos, rastreando sus movimientos. Esto no sólo dio a los investigadores una idea de los movimientos de los lobos, sino que al seguir sus viajes junto con sensores de radiación, también pudieron ver a cuánta radiación estaban expuestos los lobos.

Además, los investigadores tomaron muestras de sangre para ver cómo responden los lobos a los niveles de radiación. En total, los investigadores descubrieron que los lobos están expuestos a hasta 11,28 milirem de radiación cada día. Eso es como tomar una radiografía de tórax todos los días: más de 6 veces el límite seguro normal para los humanos. Pero lo que fue más intrigante es cómo respondieron los lobos a la radiación.

Terapia de lobo
Love descubrió que el sistema inmunológico de los lobos se había adaptado al cambio. De hecho, los investigadores encontraron algunos de los marcadores que también exhiben los pacientes con cáncer sometidos a tratamiento de radiación, lo que sugiere que el sistema inmunológico de los lobos está tomando medidas para combatir la radiación.

Hubo otra adaptación sorprendente. Algunas partes de la información genética de los lobos parecían ser notablemente resistentes al aumento del riesgo de cáncer.

En los seres humanos, los investigadores suelen buscar mutaciones que aumenten el riesgo de cáncer. Por ejemplo, algunas alteraciones de los genes BRCA1 y BRCA2 se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer tanto en hombres como en mujeres. Aunque aproximadamente 1 de cada 400 personas tiene esta mutación, es importante que los médicos la vigilen.

Pero el trabajo de Love busca más mutaciones que protejan contra el cáncer, y esto es lo que parece estar sucediendo con los lobos en Chernóbil. Investigaciones anteriores han demostrado que la exposición a la radiación puede acelerar las mutaciones genéticas y que algunas de estas mutaciones hacen que los organismos sean más resistentes a la radiación misma. Normalmente esto se demuestra en plantas y animales más simples, no tanto en mamíferos.

Las señales son interesantes, pero es difícil continuar la investigación. Primero, la pandemia y luego la invasión rusa de Ucrania han hecho prácticamente imposible que los investigadores continúen su trabajo y viajen a la zona de exclusión.

“Nuestra prioridad es que las personas y colaboradores allí estén lo más seguros posible”.

Esperemos que esta situación mejore pronto. Al desentrañar los mecanismos genéticos que confieren a los lobos de Chernóbil su resiliencia, los científicos pueden descubrir nuevas estrategias para mejorar la resistencia humana a los cánceres inducidos por la radiación, mejorar la eficacia de la radioterapia e incluso desarrollar nuevas técnicas de prevención del cáncer. El estudio fue presentado en la reunión anual de la Sociedad de Biología Integrativa y Comparada en Seattle y aún no se ha publicado en una revista revisada por pares.

Fuente: ZME Science.

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