Algunos libros antiguos tienen un secreto tóxico: son malos para tu salud

Salud y medicina

Puede que no lo creas, pero algunos libros pueden provocar cáncer. Un nuevo estudio revela que algunos libros encuadernados en tela de la época victoriana contienen tintes tóxicos.

Los autores del estudio detectaron arsénico, bario, cromo, plomo, mercurio y otros elementos venenosos en los tintes utilizados en las tapas de tela de estos libros. Si bien la exposición prolongada a algunos de estos elementos puede causar cáncer, otros están relacionados con problemas cardiovasculares y nerviosos. Lo que es aún más sorprendente es que muchas bibliotecas públicas y coleccionistas de libros locales de todo el mundo albergan estos libros sin ser conscientes de su peligro potencial.

“Si bien muchas personas están familiarizadas con los peligros de las pinturas y los tintes tóxicos en los papeles pintados victorianos, hay menos conciencia sobre los riesgos que plantean los libros antiguos y raros. Nuestra investigación tiene como objetivo ampliar la encuesta sobre libros tóxicos a las bibliotecas locales y los coleccionistas de libros, creando conciencia sobre los riesgos para la salud que supone manipular libros de la época victoriana”, dijo a ZME Science Abigail Hoermann, una de las autoras del estudio y estudiante de grado en la Universidad de Lipscomb.

La ciencia de identificar libros venenosos
Quizás te preguntes por qué los fabricantes de libros de la época victoriana usaban tintes tóxicos en las cubiertas de sus libros. Bueno, la razón es bastante simple. Todos los libros venenosos de la época victoriana tienen una cosa en común: sus cubiertas de tela son brillantes y de colores vibrantes.

“El uso de tintes tóxicos en las cubiertas de tela de los libros durante la época victoriana probablemente se debió a la disponibilidad y los colores vibrantes que proporcionaban estos productos químicos, a pesar de la falta de conciencia sobre sus implicaciones para la salud a largo plazo”, dijo Hoermann.

Este no es el primer estudio que revela la naturaleza venenosa de los libros encuadernados en tela de la época victoriana. Algunos estudios anteriores también han mostrado resultados similares. Sin embargo, esta vez los autores del estudio fueron un paso más allá y detectaron las cantidades de elementos tóxicos en dichos libros.

Recolectaron pequeñas muestras de las cubiertas de tela de algunos libros del siglo XIX de la biblioteca de la Universidad de Lipscomb y realizaron tres pruebas. Primero, usaron fluorescencia de rayos X (XRF) para verificar la presencia de metales pesados ​​tóxicos. En el siguiente paso, disolvieron las muestras en ácido nítrico y realizaron una espectroscopia de emisión óptica de plasma acoplado inductivamente (ICP-OES).

Esta segunda prueba les permitió estimar las cantidades de elementos tóxicos utilizados en los tintes de las telas. Finalmente, realizaron una difracción de rayos X (DRX) que reveló que los tintes contenían metales pesados ​​como cromato de plomo, óxido de plomo y otras moléculas de pigmentos.

“Estas telas y pigmentos coloridos para libros contienen metales pesados, lo que significa que no se volvieron tóxicos con el tiempo, pero probablemente lo fueron desde el principio”, dijo a ZME Science Jafer Aljorani, quien se graduó de la Universidad de Lipscomb y es uno de los autores del estudio.

Los resultados de las pruebas revelan niveles alarmantes de toxicidad
Los autores del estudio identificaron siete libros con niveles significativos de metales pesados, que excedían los umbrales de seguridad establecidos por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Por ejemplo, las muestras analizadas contenían el doble de cantidad de plomo y seis veces más cromo que las cantidades consideradas peligrosas por los CDC. La exposición a concentraciones tan altas de plomo y cromo puede provocar problemas respiratorios, infertilidad e incluso cáncer. Esto hace que los libros sean peligrosos para la salud de los bibliotecarios, los lectores y cualquier persona que los manipule.

Hoermann y su equipo realizarán pruebas adicionales para detectar otros metales pesados ​​en las muestras de libros. Los libros venenosos han sido sellados y retirados de la biblioteca de la Universidad de Lipscomb. Sin embargo, hay muchas bibliotecas en todo el mundo que contienen este tipo de libros.

“Las bibliotecas deberían considerar la posibilidad de retirar estos libros de su colección o manipularlos con el equipo de protección personal (EPP) adecuado debido a los riesgos para la salud”, dijo Aljorani.

Para crear conciencia sobre este problema, la Universidad de Delaware ha lanzado el Proyecto Libros Envenenados, que mantiene una base de datos de libros que contienen tintes tóxicos y promueve proyectos de investigación destinados a identificar técnicas, como XRF, que podrían ser útiles para identificar libros venenosos. Hoermann y su equipo también contribuirán con los hallazgos de su estudio al proyecto Libros Envenenados.

“Nuestro objetivo es desarrollar un procedimiento accesible que permita a las bibliotecas públicas y a los coleccionistas de libros locales identificar y gestionar fácilmente estos materiales tóxicos, promoviendo prácticas de manipulación más seguras”, dijo Hoermann a ZME Science.

El estudio se presentará en la conferencia ACS Fall 2024.

Fuente: ZME Science.

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