Esta avalancha submarina dejó un sendero de 2.000 km de destrucción a su paso

Geología

Cuando pensamos en fuerzas geológicas poderosas, a menudo imaginamos terremotos, volcanes y huracanes. También tendemos a pensar en ellos en el suelo. Sin embargo, oculto bajo la superficie del océano, hay otro fenómeno geológico formidable: los deslizamientos submarinos. Técnicamente, se llaman flujos de gravedad. Estos flujos pueden comenzar siendo pequeños, pero crecer hasta alcanzar proporciones catastróficas a medida que viajan a través del fondo del océano, arrastrando sedimentos y ganando impulso.

Un estudio reciente, publicado en Science Advances, arroja luz sobre la escala, la fuerza y ​​el impacto de este dramático fenómeno, al mapear una avalancha submarina gigante que tuvo lugar hace 60.000 años.

El evento Bed 5
La enorme avalancha tuvo lugar en el Cañón de Agadir, ubicado frente a la costa del noroeste de África. Este cañón submarino es uno de los más grandes del mundo, con una extensión de más de 450 kilómetros y una profundidad de 1,2 kilómetros. El evento en cuestión, conocido como el “evento Bed 5”, comenzó como un deslizamiento submarino relativamente pequeño. El alud fue creciendo y acumulando un volumen enorme de alrededor de 1,5 kilómetros cúbicos, que rápidamente se convirtió en un flujo gravitacional masivo que finalmente desplazó 162 kilómetros cúbicos de sedimentos.

Básicamente, alcanzó un volumen 100 veces mayor que el que tenía al principio. La avalancha erosionó los 400 kilómetros de longitud del cañón y varios cientos de metros en vertical. Arrastró guijarros más de 130 metros por el costado del cañón.

“Para ponerlo en perspectiva: es una avalancha del tamaño de un rascacielos, que se mueve a más de 65 kilómetros por hora desde Liverpool hasta Londres, que excava una zanja de 30 metros de profundidad y 15 kilómetros de ancho que destruye todo a su paso. Luego se extiende por un área más grande que el Reino Unido, enterrándola bajo aproximadamente un metro de arena y barro”, dice Chris Stevenson, sedimentólogo de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Liverpool.

Sin embargo, averiguar qué sucedió no fue nada sencillo. A diferencia de una avalancha normal, esta no se puede ver realmente. Por ello, para investigarla, los investigadores analizaron 300 muestras de núcleos de la zona tomadas durante cruceros de investigación durante los últimos 40 años.

Barro, piedras y gravedad
El barro desempeñó un papel fundamental en el aumento de volumen extremo del fenómeno del Bed 5. A diferencia de los sedimentos más gruesos, el barro tiene una velocidad de sedimentación muy baja, lo que significa que permanece suspendido en el agua durante largos períodos, manteniendo la densidad y la velocidad del flujo. Esta propiedad hace que el barro sea un excelente combustible para los flujos gravitacionales submarinos, lo que les permite mantener su impulso a grandes distancias.

El equipo de investigación descubrió que el fondo del cañón de Agadir está cubierto de gruesos depósitos de barro removilizado, restos de deslizamientos de tierra anteriores en el talud continental marroquí. Estos depósitos de barro apenas cambian de estabilidad con la profundidad. Por lo tanto, fueron fácilmente erosionados por el flujo del lecho 5, que continuó expandiéndose a medida que descendía por el cañón. La capacidad del flujo para arrastrar lodo fue tan eficaz que su tamaño finalmente se vio limitado no por su capacidad de transportar sedimentos sino por las dimensiones físicas del propio cañón.

Imagen en 3D de una avalancha submarina gigante que se produjo hace casi 60.000 años en el cañón de Agadir. Crédito: Dr. Christoph Bottner, Universidad de Aarhus.

“Esta es la primera vez que alguien ha logrado mapear una avalancha submarina individual completa de este tamaño y calcular su factor de crecimiento”.

“Lo que es tan interesante es cómo el evento creció desde un comienzo relativamente pequeño hasta una avalancha submarina enorme y devastadora que alcanzó alturas de 200 metros mientras se movía a una velocidad de aproximadamente 15 m/s, arrancando el fondo marino y destrozando todo lo que se interponía en su camino”.

Aprendiendo de esta avalancha submarina
Los hallazgos de este estudio tienen profundas implicaciones para nuestra comprensión de los flujos gravitacionales submarinos y sus peligros potenciales. Los flujos gravitacionales submarinos son capaces de remodelar el fondo marino, lo que podría afectar la infraestructura submarina, como los cables de comunicación y los oleoductos. Comprender cómo crecen y evolucionan estos flujos es crucial para predecir su comportamiento y mitigar sus impactos.

“Nuestro nuevo conocimiento desafía fundamentalmente la forma en que vemos estos eventos. Antes de este estudio, pensábamos que las grandes avalanchas solo se producían por grandes derrumbes de laderas. Pero ahora sabemos que pueden comenzar siendo pequeñas y convertirse en eventos gigantes extremadamente poderosos y extensos”, afirma el profesor Sebastian Krastel, director de Geofísica Marina en la Universidad de Kiel y científico jefe a bordo de los cruceros que cartografiaron el cañón.

“Estos hallazgos son de enorme importancia para la forma en que intentamos evaluar su potencial riesgo geológico para la infraestructura del fondo marino, como los cables de Internet que transportan casi todo el tráfico mundial de Internet, que son fundamentales para todos los aspectos de nuestras sociedades modernas”.

Referencia de la revista: Christoph Böttner et al, Extreme erosion and bulking in a giant submarine gravity flow, Science Advances (2024). DOI: 10.1126/sciadv.adp2584www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adp2584

Fuente: ZME Science.

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