Las mujeres embarazadas se enfrentan a una gran variedad de decisiones sobre su salud, pero un estudio sugiere que añadir mangos a la mezcla puede ser una opción sencilla pero eficaz. Un estudio reciente ofrece pruebas convincentes de que los mangos podrían convertirse en un complemento clave de las dietas prenatales. Los investigadores descubrieron que las mujeres que comían mangos puntuaban un 16% más en una medida de calidad de la dieta, llamada Índice de Alimentación Saludable, que las que no lo hacían. ¿La diferencia? Una mayor ingesta de vitaminas y minerales esenciales que suelen ser difíciles de obtener durante el embarazo.
Un aumento de los nutrientes clave
Las deficiencias de nutrientes son comunes entre las mujeres embarazadas y afectan a entre el 10 y el 30% de ellas. Las deficiencias de vitaminas y minerales clave, como el folato (que se encuentra normalmente en los polvos de verduras y frutas rojas), la fibra y el magnesio, pueden suponer riesgos tanto para la madre como para el bebé. En particular, estas deficiencias pueden aumentar la probabilidad de sufrir enfermedades como la diabetes gestacional y la hipertensión arterial.
Los mangos, según el estudio, pueden ayudar a cubrir estas deficiencias. “Los mangos son una fruta saludable que aporta muchos de los nutrientes asociados con la reducción del riesgo de enfermedades relacionadas con el embarazo”, dijo Kristin Fulgoni, una de las autoras del estudio. Estos nutrientes incluyen fibra, vitamina E, potasio y folato, todos cruciales para prevenir defectos de nacimiento y apoyar el desarrollo del bebé.
Más allá de los beneficios para la salud individual, los investigadores también destacaron la importancia cultural de los mangos. El Dr. Leonardo Ortega, quien codirigió el estudio, señaló que los mangos ocupan un lugar único en la cultura alimentaria estadounidense. Dado que más de una cuarta parte de la población estadounidense tiene vínculos culturales con países donde los mangos son alimentos básicos, Ortega sugiere que esta fruta podría ayudar a mejorar la equidad nutricional en diferentes comunidades.
Los hallazgos del estudio, que aparecieron en la revista Nutrients, agregan peso al argumento de incluir alimentos culturalmente más diversos en las dietas prenatales. Como explicó Fulgoni, “la dieta es un componente clave de los planes de prevención”.
¿Por qué los mangos (y otras frutas)?
¿Qué hace que los mangos se destaquen? Según el estudio, es su rico perfil nutricional. Además de las vitaminas C y E, los mangos contienen magnesio y potasio, que desempeñan papeles cruciales en el mantenimiento de una presión arterial saludable durante el embarazo. También son una buena fuente de fibra dietética, que ayuda a mantener la digestión en marcha, un beneficio importante cuando muchas mujeres enfrentan problemas como el estreñimiento.
Uno de los nutrientes más importantes que proporcionan los mangos es el folato. Esta vitamina B es muy importante para el desarrollo del cerebro y la médula espinal del feto, y las deficiencias de folato pueden provocar graves defectos de nacimiento. Si bien a menudo se recomiendan suplementos de ácido fólico, obtener folato de fuentes naturales como los mangos puede ser una valiosa adición.
Si bien los mangos no son una solución mágica, pueden ser parte de una dieta completa destinada a brindarle a la madre y al bebé el mejor comienzo posible. Más allá de los mangos, muchas otras frutas y suplementos tienen beneficios comprobados que se destacan por su potencial para mejorar la salud materna y apoyar el desarrollo fetal.
Tomemos como ejemplo los plátanos. Son más que un simple refrigerio fácil. Ricos en potasio, ayudan a mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo, algo que se vuelve especialmente importante a medida que aumenta el volumen sanguíneo de la mujer durante el embarazo. El potasio también desempeña un papel clave en la reducción de esos dolorosos calambres en las piernas que tan a menudo afectan a las futuras mamás, mientras que la fibra de los plátanos puede ayudar a aliviar el estreñimiento, un efecto secundario común del embarazo. Es una fruta simple con un efecto poderoso.
Las bayas (arándanos, fresas y frambuesas) ofrecen una serie diferente de beneficios. Repletas de antioxidantes como la vitamina C, estas coloridas frutas ayudan a reforzar el sistema inmunológico, algo crucial durante el embarazo. La vitamina C también mejora la absorción de hierro, un mineral que suele escasear durante el embarazo, pero que es esencial para la salud de la madre y del bebé. Además, la fibra de las bayas ayuda a que la digestión funcione sin problemas, una ventaja adicional a medida que el sistema digestivo se ralentiza durante el embarazo.
Las naranjas y otros cítricos son otra excelente fuente de vitamina C, pero también aportan folato, una vitamina B que es absolutamente esencial en las primeras etapas del embarazo. El folato ayuda a prevenir los defectos del tubo neural en el feto en desarrollo, una preocupación crítica durante el primer trimestre. Aunque muchas mujeres toman suplementos de ácido fólico, obtener esta vitamina de fuentes naturales como las naranjas puede ayudar a garantizar que estén recibiendo suficiente.
Y luego está la granada. A menudo se pasa por alto que esta vibrante fruta está repleta de vitamina K, que favorece la salud de los huesos, así como de fibra, ácido fólico y antioxidantes. Las granadas también pueden ayudar a regular la presión arterial, un factor importante durante el embarazo, cuando la hipertensión se convierte en un riesgo tanto para la madre como para el bebé.
Pero las frutas por sí solas no son suficientes para satisfacer todas las necesidades nutricionales del embarazo. Los suplementos desempeñan un papel fundamental para cubrir las carencias. El ácido fólico es quizás el más famoso de estos suplementos. Es bueno para prevenir los defectos del tubo neural y se recomienda para todas las mujeres en edad fértil, ya sea que estén planeando concebir o no. Durante el embarazo, las mujeres necesitan unos 600 microgramos al día para favorecer el desarrollo fetal y, aunque los alimentos ricos en ácido fólico ayudan, los suplementos garantizan que el cuerpo reciba la cantidad suficiente.
Los suplementos pueden ofrecer una manera sencilla para que las mujeres embarazadas aumenten su ingesta de vitaminas y minerales esenciales. Si bien no sustituyen a los alimentos integrales, pueden complementar una dieta equilibrada y garantizar que las mujeres embarazadas obtengan un aporte extra de nutrientes cuando no siempre hay productos frescos disponibles.
Por último, la colina, un nutriente menos conocido, está ganando reconocimiento por su papel en el desarrollo cerebral del feto. Al igual que el ácido fólico, ayuda a prevenir defectos del tubo neural, pero muchas mujeres no obtienen suficiente de su dieta. Los huevos y la carne son buenas fuentes de colina, pero los suplementos pueden ayudar a llenar el vacío.
Estas frutas y suplementos, respaldados por investigaciones científicas, proporcionan una base sólida para un embarazo saludable. Sin embargo, es importante recordar que ningún alimento o suplemento puede funcionar de forma aislada. Una dieta equilibrada y variada, rica en estos nutrientes clave, combinada con un cuidado prenatal regular, ofrece la mejor posibilidad de un embarazo saludable tanto para la madre como para el bebé. Y al final, eso es lo que toda futura madre quiere: darle a su bebé el mejor comienzo posible.
Fuente: ZME Science.