Hace quince milenios, a orillas del río Rin, un artista de la Edad de Hielo grabó en piedra un momento fugaz: un pez atrapado en una red entrecruzada. Estas tallas, recién descubiertas en el yacimiento arqueológico de Gönnersdorf, en el oeste de Alemania, pueden ser las representaciones de pesca más antiguas conocidas en la historia de la humanidad.
“Los grabados de Gönnersdorf brindan información valiosa sobre las técnicas y herramientas de pesca utilizadas por los pueblos del Paleolítico, y cómo estas prácticas se tradujeron en la cultura visual a través de la representación de redes caracterizadas por mallas entrelazadas en forma de diamante y cuadradas”, escribieron los investigadores.
“El estilo artístico minimalista de los grabados de peces, combinado con la intrincada representación de las redes, enfatiza la acción de pescar en lugar de simplemente representar a los peces en sí”.
Una ventana a la pesca de la Edad de Hielo
El yacimiento de Gönnersdorf, desenterrado por primera vez en 1968, ha sido famoso durante mucho tiempo por sus tesoros de la Edad de Hielo. El yacimiento cuenta con más de 81.000 artefactos, entre ellos joyas, herramientas y figurillas, así como 406 plaquetas de esquisto grabadas. Hasta ahora, las obras de arte prehistóricas del yacimiento se centraban en lo que parecían ser animales esenciales para la supervivencia (mamuts, renos y caballos salvajes) junto con figuras humanas estilizadas. Pero algunas de estas representaciones eran más ambiguas.
Los investigadores dirigidos por Jérôme Robitaille, arqueólogo principal del Centro de Investigación Arqueológica de Monrepos, utilizaron una técnica de imágenes llamada Reflectance Transformation Imaging (RTI) para reexaminar algunas de las plaquetas más enigmáticas. Esta técnica de vanguardia realza los detalles sutiles de la superficie, lo que permite a los investigadores discernir grabados desgastados invisibles a simple vista. Lo que encontraron fue asombroso: delicados patrones en forma de cuadrícula entrelazados con formas de peces, que se asemejan inequívocamente a redes o trampas.
Aunque las representaciones de animales como caballos y bisontes dominan el canon del arte prehistórico, la vida acuática rara vez ocupa un lugar central. Sin embargo, en Gönnersdorf, la combinación de grabados de peces y rejillas sugiere una representación deliberada de las técnicas de pesca.
“Los grabados muestran una intencionalidad”, dijeron los investigadores. “Siempre se tallaban los peces primero, seguidos de las rejillas”.
Arte, subsistencia y sociedad
La evidencia del consumo de pescado por parte de los cazadores-recolectores del Paleolítico no es nueva. Las excavaciones arqueológicas en toda Europa han desenterrado espinas de pescado, anzuelos y herramientas con púas de ese período. Pero este descubrimiento es único: es la primera representación visual de cómo se capturaban los peces durante el Paleolítico Superior Tardío, una era que abarca aproximadamente entre 35.000 y 10.000 años atrás.
Los hallazgos también desafían nuestra comprensión de la sociedad de la Edad de Hielo. Los investigadores han especulado durante mucho tiempo que la pesca era parte integral de las dietas del Paleolítico Superior, pero las representaciones artísticas de la actividad son raras. Los investigadores señalan que estas representaciones reflejan la pesca como una “actividad estructurada, social y posiblemente estacional”. El acto de pescar puede haber estado vinculado a prácticas culturales más amplias, reforzando los vínculos dentro de la comunidad.
El uso de redes es particularmente intrigante. Las impresiones textiles encontradas en otros yacimientos paleolíticos, como Dolní Věstonice en la República Checa, sugieren técnicas similares. Las redes de pesca, rara vez preservadas en el registro arqueológico, a menudo se asumen como una innovación más reciente. Estas pequeñas piedras, grabadas con cuidado, nos recuerdan el deseo perdurable de la humanidad de documentar su mundo, ya sea a través de la narración de historias, la pintura o, como en Gönnersdorf, tallando historias en piedra.
Los hallazgos aparecieron en la revista PLOS ONE.
Fuente: ZME Science.