La crisis de los opioides está llegando a los delfines del golfo de México

Medio ambiente

El opioide fentanilo ha hecho su presencia en un lugar inesperado: la grasa de los delfines del Golfo de México. En un estudio preocupante, los investigadores detectaron fentanilo en el 27% de los delfines analizados, lo que vincula esta potente droga con la contaminación inducida por el hombre en los ecosistemas marinos.

El fentanilo, un opioide sintético hasta 100 veces más potente que la morfina, es un salvavidas para controlar el dolor intenso. Sin embargo, se ha convertido en un actor clave en la creciente crisis de opioides que ha devastado comunidades en los EE. UU. y en el extranjero. Las muertes por sobredosis que involucran fentanilo han aumentado y no muestran signos de desaceleración: actualmente, el fentanilo es la droga más mortal en los EE. UU. En el nuevo estudio, un equipo de investigadores y estudiantes de la Universidad Texas A&M y la NOAA analizaron 89 muestras de grasa de delfín nariz de botella común, incluidas 83 recolectadas a través de biopsia de animal vivo.

El equipo encontró fármacos como fentanilo, carisoprodol y meprobamato en las reservas de grasa de estos delfines. En total, se encontraron productos farmacéuticos en 30 de los delfines y fentanilo en 24 de ellos.

Por qué esto es tan preocupante
Los delfines, como depredadores ápice, actúan como barómetros del entorno marino. Su grasa, rica en lípidos, no solo proporciona energía sino que también actúa como reservorio de contaminantes persistentes. Estos hallazgos, que surgen de análisis químicos avanzados, muestran que los productos farmacéuticos peligrosos están muy extendidos en los ecosistemas.

“Los delfines se utilizan a menudo como bioindicadores de la salud del ecosistema en la investigación de contaminantes debido a su grasa rica en lípidos que puede almacenar contaminantes y ser muestreada de manera relativamente mínimamente invasiva en animales vivos”, dijo el Dr. Dara Orbach, profesor adjunto de Biología Marina y autor principal del estudio.

Orbach también dice que esto no es algo que simplemente sucedió, es algo que ha estado sucediendo durante un tiempo.

“Encontramos un delfín muerto en la bahía de Baffin en el sur de Texas dentro de un año de la mayor redada de drogas de fentanilo líquido en la historia de EE. UU. en el condado adyacente. Y los delfines de Mississippi representaron el 40% de nuestras detecciones farmacéuticas totales, lo que nos lleva a creer que este es un problema de larga data en el entorno marino”.

Los investigadores también mencionan que los tejidos de los delfines que residen en áreas más cercanas al tráfico de embarcaciones y derrames de petróleo mostraron niveles más altos de contaminación farmacéutica.

¿Qué tan malo es para los ecosistemas?

En los humanos, el fentanilo se une a los receptores opioides en el cerebro, alterando significativamente la percepción del dolor y la actividad neuronal. Si bien el impacto exacto en los delfines sigue sin estar claro, es muy probable que altere sus habilidades conductuales y fisiológicas.

Tales alteraciones podrían afectar su capacidad para reproducirse, cazar y navegar, repercutiendo en la cadena alimentaria y alterando la dinámica depredador-presa. La exposición crónica podría debilitar los sistemas inmunológicos o alterar los equilibrios hormonales, dejando a los delfines vulnerables a enfermedades y factores ambientales estresantes. Dado su papel como depredadores superiores, estos efectos podrían extenderse a la cadena alimentaria marina, alterando la dinámica del ecosistema.

El fentanilo, un opioide muy potente, puede acumularse en depredadores como los delfines, pero también puede afectar a otras criaturas (como peces o invertebrados). A diferencia de algunos contaminantes que se degradan rápidamente, el fentanilo persiste y plantea riesgos a largo plazo para las especies marinas.

Además, la presencia de fentanilo en los ecosistemas marinos es más que un problema de vida silvestre: es un problema de salud pública. Los humanos también somos parte de la cadena alimentaria. El Golfo de México sustenta una industria pesquera multimillonaria, y el pescado y los mariscos contaminados pueden reintroducir el fentanilo y otros productos farmacéuticos en las dietas humanas, lo que aumenta los posibles riesgos para la salud. Abordar la contaminación por fentanilo no se trata solo de salvar a los delfines, sino de proteger ecosistemas enteros y medios de vida.

La exposición crónica a los productos farmacéuticos y sus efectos acumulativos en los mamíferos marinos aún no se comprenden por completo, pero su presencia en tres poblaciones de delfines en todo el Golfo de México subraya la necesidad de realizar estudios a gran escala para evaluar el alcance y las fuentes de contaminación”, dijo Orbach.

“Nuestro equipo de investigación enfatiza la necesidad de un monitoreo proactivo de los contaminantes emergentes, especialmente en regiones con grandes poblaciones humanas e importantes industrias de pesca o acuicultura”.

¿De dónde proviene el fentanilo?

México y China son los principales países de origen del fentanilo y de las sustancias relacionadas con él que se trafican directamente a Estados Unidos. Imagen generada por IA.

La investigación no señala definitivamente las fuentes exactas del fentanilo encontrado en la grasa de los delfines, pero sugiere posibles vías de contaminación. Se destacan dos posibles fuentes de contaminación: aguas residuales y transporte de drogas.

El estudio menciona la proximidad de un lugar de muestreo a una importante redada de fentanilo en el condado adyacente. Esto plantea la posibilidad de fuentes localizadas, como la fabricación ilícita de drogas o la eliminación inadecuada de productos farmacéuticos. Podrían ser transportes de drogas que se filtran al agua, instalaciones de fabricación ilegal o simplemente la orina de las personas.

Para resolver este problema, los investigadores sugieren mejorar las instalaciones de tratamiento de aguas residuales para identificar y eliminar los productos farmacéuticos. No se trata sólo del fentanilo, sino de otras drogas que no deberían terminar en el agua. Los marcos regulatorios deben implementar controles más estrictos sobre los desechos farmacéuticos, especialmente en regiones con poblaciones densas y un alto consumo de drogas.

En última instancia, el mayor desafío es reducir el consumo de fentanilo. Sin embargo, eso es algo que no será nada fácil.

Referencia de la revista: Anya Isabelle Ocampos et al, Pharmaceuticals in the Blubber of Live Free-Swimming Common Bottlenose Dolphins (Tursiops truncatus), iScience (2024). DOI: 10.1016/j.isci.2024.111507.

Fuente: ZME Science.

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