Investigación sobre el origen de los gatos domésticos apunta a Túnez

Humanidades

Los investigadores que investigan el origen de los gatos domésticos han considerado durante mucho tiempo que los gatos probablemente acompañaron a los primeros agricultores durante el Neolítico y se extendieron por Europa junto con la adopción de la agricultura. Dos nuevas investigaciones a gran escala, una dirigida por la Universidad de Roma Tor Vergata en colaboración con 42 instituciones y otra por la Universidad de Exeter con colaboradores de 37 instituciones, revelan una historia más compleja de lo imaginado. Ambas apuntan a Túnez como el probable origen del gato doméstico.

Ambos estudios, que combinan amplios datos genéticos con evidencia arqueológica, desafían la cronología de los gatos domésticos europeos e insinúan factores culturales y religiosos que pueden haber sido fundamentales para impulsar la domesticación y la translocación felina. Los gatos han sido un enigma para los arqueólogos desde hace mucho tiempo. Sus características esqueléticas y los marcadores de ADN mitocondrial comúnmente utilizados pueden coincidir significativamente con los de sus congéneres salvajes. Investigadores del equipo dirigido por la Universidad de Roma Tor Vergata realizaron análisis paleogenómicos de especímenes de gatos antiguos de 97 sitios arqueológicos en Europa y Anatolia, así como muestras de museos de Italia, Bulgaria y el norte de África.

En su estudio, “La dispersión de los gatos domésticos del norte de África y su introducción en Europa durante los últimos dos milenios”, publicado en el servidor de preimpresión bioRxiv, se analizaron 70 genomas antiguos de baja cobertura, 17 genomas modernos y de museo adicionales y 37 restos de gatos datados por radiocarbono.

Los resultados de estos análisis de ADN nuclear revelaron que los felinos con ascendencia doméstica sólo aparecieron en Europa a partir del siglo I d.C., miles de años después de lo que sugieren las narrativas tradicionales. El equipo de Tor Vergata también identificó dos oleadas introductorias. Una anterior trajo gatos monteses del noroeste de África a Cerdeña hacia el siglo II a. C., dando origen a la población silvestre actual de la isla. Una oleada posterior, durante el período imperial romano, introdujo gatos genéticamente similares a las líneas domésticas modernas en toda Europa, lo que apunta a Túnez como un centro clave de la domesticación temprana.

En el estudio de colaboración de la Universidad de Exeter, “Redefiniendo el momento y las circunstancias de la domesticación de los gatos, sus trayectorias de dispersión y la extirpación de los gatos monteses europeos”, también publicado como preimpresión en bioRxiv, se presenta una cronología ligeramente diferente.

Tras analizar 2.416 huesos de felinos en 206 yacimientos arqueológicos y cruzar datos morfológicos con hallazgos genéticos, concluyeron que los gatos domésticos ya habían aparecido en Europa a principios del primer milenio a. C., antes del apogeo de la expansión romana. Se descubrieron haplogrupos mitocondriales distintos en Gran Bretaña entre los siglos IV y II a. C., lo que sugiere un contacto durante la Edad de Hierro, con posteriores oleadas de introducción durante los períodos romano, tardoantiguo y vikingo. También se sugiere que Túnez es el origen de los gatos domésticos.

Mientras que los modelos anteriores enmarcaban la domesticación como una relación principalmente comensal, y los gatos como control de roedores alrededor de las poblaciones humanas y los depósitos de granos, las dimensiones religiosas y culturales emergen de ambas historias como un interés humano impulsor en los gatos. En Egipto, los gatos eran venerados junto a deidades como Bastet, lo que pudo haber fomentado su momificación y traslado a través de redes religiosas. Los gatos se convirtieron en símbolos de Artemisa y Diana en la práctica religiosa grecorromana, reflejando la importancia de Bastet en Egipto.

La mitología nórdica también presentaba gatos vinculados a la diosa Freyja, lo que implicaba que las creencias espirituales y rituales ayudaron a impulsar a los gatos a través de geografías más amplias. Ambos estudios documentan la mezcla y la competencia entre los gatos domésticos recién llegados y los gatos monteses autóctonos de Europa. La evidencia apunta a un declive de las poblaciones de gatos monteses a partir del primer milenio d. C., posiblemente relacionado con la superposición de recursos, enfermedades y eventos de hibridación.

Aunque las dos investigaciones difieren en sus propuestas de fechas de llegada y rutas de dispersión para los gatos domésticos, comparten una conclusión clave: la domesticación y propagación de los gatos en Europa ocurrió más recientemente y en circunstancias más culturalmente impulsadas de lo que se pensaba.

Los hallazgos desmantelan las consideraciones de que los gatos eran omnipresentes en los asentamientos neolíticos y subrayan cómo la dependencia previa únicamente de los marcadores mitocondriales puede oscurecer el panorama completo de la domesticación felina. En conjunto, estos estudios alteran significativamente nuestra comprensión de uno de los compañeros más familiares de la humanidad. En lugar de seguir sigilosamente a los primeros agricultores, acercándose cada vez más a la actividad y la comunidad humanas, los gatos probablemente se trasladaron a Europa en múltiples oleadas tras la domesticación desde el norte de África, impulsados ​​por las prácticas culturales humanas, las redes comerciales y la reverencia religiosa.

Fuente: Phys.org.

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