Investigadores han descubierto que una punta de lanza tallada en hueso, desenterrada en Rusia en 2003, tiene una antigüedad de hasta 80.000 años. Esto significa que esta arma de caza no pudo haber sido creada por humanos modernos. El Homo sapiens no se aventuró en Europa hasta hace unos 45.000 años, por lo que los portadores de lanzas más probables en este caso fueron los neandertales (Homo neanderthalensis).
Aunque los ejemplos aún son escasos, parece que nuestros antiguos primos habían avanzado sus tecnologías más allá de las herramientas de piedra, utilizando técnicas que, hasta hace poco, sólo se habían atribuido a nuestra especie. El hallazgo fue explorado en un nuevo artículo de un equipo dirigido por el arqueólogo Liubov Golovanova del Laboratorio de Prehistoria de Rusia.
“El espécimen sugiere que al menos algunos grupos de neandertales del Paleolítico Medio tardío en Europa han comenzado a desarrollar armas de caza con punta de hueso”, explican los autores.
Realizaron esta invención de forma independiente y sin influencia de los primeros humanos modernos del Paleolítico Superior que comenzaron a llegar al continente mucho más tarde. La punta de lanza se suma a otros hallazgos recientes que demuestran que los neandertales desarrollaron técnicas específicas para trabajar el hueso, como el raspado y el corte plano. Entre ellos se incluyen un conjunto de herramientas de hueso de 50.000 años de antigüedad procedentes de Siberia y herramientas para ablandar cuero de 40.000 años de antigüedad procedentes de Europa.
También se han encontrado en Italia herramientas de hueso de hasta 400.000 años de antigüedad. Esto se refiere aproximadamente a la época en que surgieron los neandertales, por lo que es posible que esta tecnología existiera incluso antes que ellos.
Pero el nivel de artesanía de estas primeras herramientas de hueso no es tan avanzado como el de las encontradas en Europa después de la llegada de los humanos modernos, señalan Golovanova y su equipo. La escasez de herramientas óseas neandertales, en comparación con las de piedra, puede deberse a su deterioro a lo largo del tiempo, sin condiciones ambientales específicas para preservarlas.
La cueva Mezmaiskaya, donde se encontró la punta de la lanza entre una variedad de restos de animales, herramientas de piedra y señales de una fogata, probablemente proporcionó las condiciones necesarias para la conservación a largo plazo del hueso.
«La conservación de los huesos en la cueva Mezmaiskaya es excepcional», escriben los investigadores. «No se ha observado evidencia de meteorización, disolución química, abrasión de sedimentos, grabado de raíces ni pisoteo en el espécimen, lo que indica que la alteración o destrucción posdeposicional no afectó las superficies de la herramienta ósea».
Golovanova y su equipo identificaron grietas en la punta de la lanza ósea del neandertal durante su análisis. Estas, junto con la ausencia de desgaste, sugieren que el arma se utilizó para golpear algo con éxito poco después de ser tallada y fijada a un mango de madera con alquitrán. Es probable que el hueso perteneciera a un bisonte.
Esta investigación fue publicada en el Journal of Archaeological Science.
Fuente: Science Alert.
