La mera visión de una persona enferma puede activar un sistema de alarma en su cerebro y su cuerpo, incluso si está demasiado lejos para infectarlo. Una serie de experimentos realizados con gafas de realidad virtual ha revelado lo “exquisitamente sensibles” que son nuestros cerebros a los síntomas de la enfermedad.
Cuando los participantes vieron un avatar virtual a distintas distancias que mostraba signos claros de enfermedad (como un sarpullido febril), sus cerebros de repente se pusieron en marcha y sus sistemas inmunológicos se pusieron en alerta máxima. Por el contrario, cuando vieron un avatar saludable y de aspecto neutral, sus cerebros no mostraron los mismos patrones de activación y sus análisis de sangre no mostraron una elevación inmediata de los marcadores inmunes.
Algunos de estos marcadores se conocen como células linfoides innatas (CLI). Las CLI pueden aumentar en la sangre cuando el cuerpo se expone directamente a un patógeno, pero en este caso, bastaba con la presencia de una infección virtual y la mera posibilidad de exposición.
“En conjunto, estos datos muestran que las CLI reaccionan a las infecciones no solo cuando se detectan en el cuerpo, sino también cuando se procesan como una amenaza potencial que se acerca al cuerpo”, escribe el equipo internacional de autores, dirigido por la inmunóloga Sara Trabanelli de la Universidad de Lausana en Suiza.
Cuando los investigadores utilizaron el aprendizaje automático para analizar estadísticamente los resultados de sus experimentos, descubrieron que la actividad de detección de amenazas del cerebro podía explicar en gran medida la respuesta inmune. Después de ver a una persona enferma virtual a distancia, los cerebros de los participantes se iluminaron con un patrón único, que no se veía cuando el avatar tenía una expresión de miedo o una expresión neutral.
Los avatares enfermos más alejados provocaron la respuesta más intensa de la red cerebral. Curiosamente, algunas de estas áreas activadas son las mismas que pueden activarse tras la administración de una vacuna contra la gripe.
Los hallazgos sugieren que cuando el cerebro detecta una amenaza inminente, responde rápidamente, desencadenando actividad en partes del cerebro como el hipotálamo, que luego se comunica con el sistema inmunológico. Esto le da tiempo al cuerpo para luchar.

Los experimentos recientes se llevaron a cabo entre 248 adultos sanos en total, y en uno de los ensayos, a los participantes que usaban VR se les pidió que presionaran un botón cuando sintieran un toque en su cara. Cuando sus equipos de realidad virtual presentaban una persona enferma, los participantes presionaban el botón más rápido al sentir el tacto que cuando veían un avatar neutral o temeroso.
Esto sugiere que sus cerebros están preparados ante la visión de la enfermedad. Los investigadores sospechan que la anticipación probablemente evolucionó como una respuesta de lucha o huida, aunque advierten que aún queda mucho por resolver, incluyendo cómo interactúan la percepción de contagio y el asco.
“Estos hallazgos sugieren una reacción neuroinmune integrada en los humanos hacia las amenazas de infección, no únicamente después del contacto físico”, concluyen los autores.
Gracias a nuestros cerebros por mantenerse vigilantes en nuestro nombre.
El estudio fue publicado en Nature Neuroscience.
Fuente: Science Alert.