Un insecticida que se esparce en las casas africanas para combatir la malaria ya está perdiendo su fuerte. Hace dos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) dio luz verde a la clotianidina, un pesticida que había sido usado durante mucho tiempo en los cultivos, para ser añadido a la lista de actuales combatientes contra los mosquitos en el interior de las casas, esto es debido a que los insectos han desarrollado resistencia contra soluciones anteriores. Desde entonces, muchos estados africanos han puesto en marcha planes para rociar las paredes de las casas con el químico, lo que significa que es la primera vez en décadas que se usa una nueva clase de químicos adaptados para esa función, lo que llevaría a la búsqueda ansiosa de evidencia sobre su resistencia.
Ahora, científicos del Centro para la Investigación de Enfermedades Infecciosas de Camerún (CRID) han encontrado esta evidencia. Analizaron mosquitos de áreas rurales y urbanas en Yaundé, la capital, incluyendo dos portadores de la malaria. En un ensayo estándar, el porcentaje de mosquitos de la especie Anopheles coluzzii que murieron tras el contacto con la clotianidina fue del 100%. Sin embargo, en el caso del A. gambiae, algunas muestras analizadas contenían sólo un 55% de mosquitos que sobrevivieron, según reportó el grupo en un preinforme en el servidor de alojamiento de preinformes bioRxiv el 7 de agosto.
Corine Ngufor, entomóloga médica de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, dice que este parece ser el primer informe de una clara resistencia a la clotianidina en insectos portadores de malaria. “Puede propagarse muy rápidamente y hacer que esta nueva clase de insecticida sea casi inútil para el control del vector de la malaria en unos pocos años”, advierte.
Colince Kamdem, el científico investigador del CRID que dirigió el estudio, dice que el uso agrícola de neonicotinoides, la clase de sustancias químicas a las que pertenece la clotianidina, probablemente impulsó la aparición de cepas de mosquitos resistentes. “La OMS nunca hubiera recomendado este insecticida si tales datos estuvieran disponibles”, sostiene.
Tiaan de Jager, director del Instituto para el Control Sostenible de la Malaria de la Universidad de Pretoria en Sudáfrica, dice que el estudio muestra que es crucial probar los vectores de la malaria para determinar la resistencia a un insecticida antes de implementarlo. “Demuestra lo importante que es adaptar los métodos de control a una región, como un área de alta agricultura, para asegurar el éxito de los métodos y el programa en general”, dice. “Se necesitan con urgencia otras químicas insecticidas novedosas para el control del vector de la malaria”, añade Ngufor.
Los mosquiteros con insecticidas y el rociamiento de las casas han ayudado a contener el problema de la malaria durante décadas. Estos programas de erradicación han usado cuatro clases de insecticidas, pero confiaron bastante en los piretroides ya que estos no son tóxicos ni para humanos ni otros mamíferos, asegura Kandem.
Para combatir el aumento de mosquitos resistentes a los piretroides, la OMS agregó clotianidina a su lista “precalificada” de productos químicos aceptables para fumigación en interiores (y potencialmente mosquiteros). Los neonicotinoides se han vuelto cada vez más controvertidos como plaguicidas agrícolas debido a su impacto sobre los polinizadores; Europa ha prohibido su uso en agricultura. Pero las granjas en Camerún y en otras partes de África dependen en gran medida de ellos. En las zonas agrícolas, dice Kamdem, los residuos de plaguicidas contaminan el agua estancada que sirve como criadero de larvas de mosquitos, lo que favorece la evolución de la resistencia a los neonicotinoides.
El hallazgo de Camerún no sorprende a la empresa alemana Bayer AG, que fabrica una de las dos formulaciones de clotianidina que los programas de malaria están considerando para la fumigación en interiores. “Apoyamos algunos trabajos en Costa de Marfil para explorar también esto y parecía sugerir el mismo tipo de hallazgo, que ya había resistencia a la familia de insecticidas a la que pertenece la clotianidina”, dice Sebastian Horstmann, gerente de desarrollo de productos de Bayer para la formulación de clotianidina. Horstmann dice que para frustrar, o al menos ralentizar, la resistencia, Bayer está desarrollando nuevas formulaciones con múltiples insecticidas para fumigación en interiores. Pero Kamdem señala que esas combinaciones aún no se han probado en mosquitos resistentes porque hasta ahora no se había identificado ninguna.
La OMS no ha revisado el estudio porque aún no se ha publicado en una revista revisada por pares, dice Deusdedit Mubangizi, quien coordina las evaluaciones de “precalificación” de la agencia de productos farmacéuticos y medicamentos activos, incluidos los insecticidas utilizados para el control de mosquitos. Pero cree que la sustancia química aún podría ser una ventaja en el control de mosquitos. “La resistencia a la clotianidina es mucho menos frecuente que a otros insecticidas alternativos de uso actual”, dice. Pero cuánto durará eso es la gran incógnita y la preocupación.
Fuente: Science.