En los gélidos bosques de Siberia se está desarrollando una historia digna de una adaptación de Disney. Boris y Svetlaya, dos tigres de Amur huérfanos, han desafiado las probabilidades y han demostrado una tremenda resiliencia después de ser reintroducidos en la naturaleza. No sólo sobrevivieron a su liberación, sino que también se reencontraron contra todas las expectativas, lo que generó esperanza para el futuro de su especie en grave peligro de extinción.
La historia de Boris y Svetlaya comienza en las escarpadas montañas de Sikhote-Alin, donde viven la mayoría de los tigres de Amur. Huérfanos cuando eran cachorros en 2014, fueron rescatados por conservacionistas y llevados a un programa de rehabilitación especializado. Allí, fueron entrenados para vivir como tigres salvajes, libres de la dependencia humana. A los 18 meses de edad, los dos fueron liberados nuevamente en la naturaleza, a más de 100 millas de distancia, para maximizar el área de distribución de su especie.
La rehabilitación es esencial para la especie. El tigre de Amur, también conocido como tigre siberiano, alguna vez vagó por vastas extensiones del noreste de Asia. Sin embargo, la destrucción del hábitat, la caza furtiva y los conflictos entre los humanos y la vida silvestre los han llevado al borde de la extinción. Hoy en día, quedan menos de 500 tigres en Rusia, que ocupan solo el 8% de su área de distribución histórica.
La caza furtiva es la mayor amenaza. Las tigresas madres a menudo caen presas mientras defienden a sus cachorros, dejando a huérfanos como Boris y Svetlaya a su suerte. La Wildlife Conservation Society (WCS) estima que más de 700.000 km2 del antiguo hábitat de los tigres están ahora desprovistas de estos majestuosos felinos. Sin embargo, los científicos creen que estas áreas podrían ser repobladas bajo las condiciones adecuadas. Pero, si se les diera una oportunidad, los tigres podrían recuperarse.
Viajes impresionantes
La historia de regreso de Boris y Svetlaya comienza con un programa de rehabilitación cuidadosamente diseñado. El programa, dirigido por la WCS, fue diseñado para preparar a los tigres huérfanos para la vida en la naturaleza. Minimiza el contacto humano y enfatiza las habilidades de caza. Los cachorros se van familiarizando gradualmente con presas vivas, comenzando con conejos domésticos y faisanes antes de avanzar hacia animales más desafiantes como el jabalí y el ciervo sika.
Estos “ejercicios de caza” son cruciales para la supervivencia de los cachorros. Dale Miquelle, director de la WCS en Rusia y autor principal de un estudio reciente sobre la rehabilitación de tigres, comparó el proceso con enseñarle a un niño a resolver rompecabezas. El esfuerzo ha dado sus frutos: los tigres liberados han demostrado que pueden cazar con casi la misma eficacia que sus congéneres nacidos en libertad. Pero hacerlo en un programa de rehabilitación y hacerlo en libertad son dos cosas muy diferentes. Por ejemplo, un tigre, incapaz de adaptarse, cruzó a China y comenzó a cazar cabras domésticas. Los científicos lo recapturaron y lo colocaron en un programa de cría en cautiverio. Esto le permite al tigre sobrevivir y desempeñar un papel útil para su especie, pero no puede ser liberado en la naturaleza.
Pero Boris y Svetlaya lo lograron. Se adaptaron a la naturaleza y comenzaron a cazar con éxito. Además, después de viajar 120 millas en la gélida extensión siberiana, se reencontraron y se aparearon. Produjeron al menos seis camadas de cachorros en la naturaleza.
Los tigres son resistentes, pero necesitan una oportunidad. Esta es una noticia emocionante para el programa de conservación del tigre, pero no es como si los problemas originales hubieran desaparecido. La destrucción del hábitat continúa amenazando la supervivencia del tigre de Amur, ya que la tala y el desarrollo invaden su territorio. La caza furtiva es igualmente persistente, impulsada por la demanda de partes de tigre en la medicina tradicional y la caza de trofeos.
Los conservacionistas enfatizan la necesidad de una aplicación más estricta de las leyes contra la caza furtiva, así como una mayor cooperación internacional para proteger los hábitats de los tigres. También abogan por campañas de concienciación pública para reducir la demanda de productos ilegales de tigre y apoyar prácticas sostenibles de uso de la tierra. Si queremos salvar a los tigres de Amur de la extinción, debemos abordar estos problemas.
Sin embargo, Boris y Svetlaya han demostrado que incluso en los entornos más hostiles, la supervivencia puede triunfar. Su historia es un testimonio de resiliencia, de animales individuales y de una especie entera que lucha para escapar del abismo.
Fuente: ZME Science.