Las sepias adaptan su forma y color a las circunstancias cuando buscan presas, revela estudio

Biología

Un pequeño equipo de biólogos marinos de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, en colaboración con un colega de la Agencia Regional de Investigación e Innovación de Papúa Occidental, Indonesia, ha descubierto que las sepias salvajes adaptan la forma y el color de su cuerpo de determinadas maneras, según las circunstancias, para esconderse de presas desprevenidas. En su estudio publicado en la revista Ecology, el grupo pasó varios meses en el mar frente a la costa de Nueva Guinea, filmando a las sepias mientras cazaban.

Papúa Occidental es una provincia indonesia situada en la península de Bird’s Head y la península de Bomberai, en la isla de Nueva Guinea. En sus costas viven grandes cantidades de sepias. Fue a este lugar al que llegaron los investigadores de esta nueva aventura, con la esperanza de aprender más sobre cómo las sepias utilizan su capacidad de cambiar de color.

Las sepias utilizan su capacidad de cambiar de color para esconderse de los depredadores. En este nuevo esfuerzo, el equipo de investigación quería saber si también cambian de color para ayudarles a esconderse de posibles presas. Para averiguarlo, el equipo pasó varios meses filmando a 98 sepias mientras cazaban presas, incluidos cangrejos, camarones y otros crustáceos. Los investigadores descubrieron que los moluscos tenían cuatro tipos principales de exhibiciones que usaban para camuflarse cuando se acercaban a sus presas.

Llamaron a la primera “la hoja”, porque la sepia cambiaba su color al de una hoja y aplanaba su cuerpo, lo que ayudaba a lograr el engaño. La segunda exhibición la llamaron “la raya de paso”; implicaba volverse gris oscuro excepto por una raya negra que se movía por su espalda. El equipo descubrió que el movimiento adicional ayudaba a ocultar el resto del cuerpo de la sepia mientras se acercaba.

Llamaron a la tercera exhibición “el coral ramificado”, en la que la sepia levantaba sus brazos y los extendía de una manera que recordaba a un coral mientras cambiaba el color de su cuerpo para combinar. La cuarta exhibición la llamaron “el pulso”; En este caso, la sepia movió sus brazos hacia adelante y los apuntó hacia adelante, mientras pulsos oscuros de color viajaban a lo largo de su cuerpo. Los investigadores no pudieron determinar cómo ayudaba esto a atrapar presas, pero descubrieron que la sepia lo usaba con la misma frecuencia que las otras exhibiciones.

Fuente: Phys.org.

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