Un fósil recién descubierto revela que tanto los dinosaurios como los pterosaurios tenían un pariente del tamaño de la palma de una mano. El ejemplar pertenece a la especie Kongonaphon kely. Su nombre en malgache y en griego significa “pequeño asesino de insectos”.
El descubrimiento de este animal revela que los dinosaurios y pterosaurios, que llegaron a alcanzar tamaños comparables a los de un autobús y un avión, respectivamente, descienden en realidad de criaturas mucho más pequeñas.
“Hay una percepción general de los dinosaurios como gigantes”, dijo en una declaración el jefe del estudio y curador de investigación en paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Carolina del Norte Christian Kammerer. “Pero este nuevo animal está muy cerca de la divergencia de dinosaurios y pterosaurios, y es sorprendentemente pequeño”.
La criatura vivió en Madagascar hace 237 millones de años durante el periodo Triásico. Medía solo 10 cm de alto y su anatomía podría ayudarnos a entender cómo los pterosaurios lograron volar y por qué tanto estos como los dinosaurios tenían un recubrimiento similar a las plumas en su piel.
Los fósiles fueron descubiertos en la cuenca del río Morondava al suroeste de Madagascar en 1998. Un análisis de su anatomía reveló que pertenece al clado ornithodora, cuyos miembros fueron los últimos ancestros comunes tanto de los dinosaurios y pterosaurios como de sus descendientes.
Si bien los huesos fosilizados de K. kely no tenían evidencia de pelusas similares a plumas (lo cual no es sorprendente, porque las plumas no se fosilizan bien), otros fósiles de Ornithodira, incluidos los de dinosaurios y pterosaurios, sí preservan las plumas fosilizadas. Es probable que el Ornithodira haya desarrollado pelusas, que van desde simples filamentos hasta plumas, para mantener calientes a sus dueños, dijeron los investigadores.
Eso es especialmente cierto para las pequeñas bestias como K. kely, porque la retención de calor en cuerpos pequeños es un desafío. Además, el Triásico medio tardío fue un período de temperaturas extremas, con cambios repentinos de días calurosos a noches frías, por lo que K. kely habría necesitado todas las habilidades de termorregulación que proporcionaban los recubrimientos difusos, dijeron los investigadores.
Otra investigación ha sugerido que la piel evolucionó por las mismas razones en los antepasados de los mamíferos, dijeron los investigadores del nuevo estudio. Por lo tanto, tiene sentido que estas pelusas, el equivalente de “pelaje” en reptiles, “probablemente se originaron como aislamiento en ornitodiranos ancestrales de cuerpo pequeño”, escribieron los investigadores en el estudio, que se publicó en línea el 6 de julio en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Fuente: Live Science.