Extraño terremoto en Utah revela la presencia de actividad volcánica en el desierto

Geología

Puede que no lo parezca, pero las áridas extensiones del desierto de Utah, en EE.UU. albergan un complejo volcánico antiguo que sigue activo bajo la superficie del desierto según los científicos. De acuerdo a un nuevo estudio, un par de terremotos ocurridos entre 2018 y 2019 no fueron indicadores de actividad tectónica, pero fueron estruendos sísmicos producidos por el campo volcánico del desierto de Black Rock, un antiguo sistema volcánico en el desierto de Sevier y que ha estado activo por más de 6 millones de años, y aparentemente, vivo y coleando.

“Nuestros hallazgos sugieren que el sistema aún está activo y que los terremotos fueron probablemente el resultado de movimientos relacionados con los fluidos en el área general”, dice la sismóloga Maria Mesimeri de la Universidad de Utah.

“Los terremotos podrían ser el resultado de la compresión del fluido a través de la roca o el resultado de la deformación del movimiento del fluido que estresó las fallas de la superficie”.

Las dos secuencias de terremotos en cuestión ocurrieron en septiembre de 2018 y abril de 2019, y fueron registradas por sismómetros dentro de la Red Sísmica Regional de Utah, así como por instrumentos que forman parte de un proyecto experimental llamado Utah FORGE, dirigido por el Departamento de Energía de EE. UU.

El análisis posterior de las formas de onda de los episodios mostró que estos terremotos no fueron el resultado de la actividad tectónica, con señales poco profundas que emanan de profundidades inferiores a 2,5 kilómetros bajo la superficie.

“Las señales sísmicas de estos terremotos fueron inusuales y poco característicos de los terremotos tectónicos, y descartamos la posibilidad de un colapso o explosión de una mina”, explican Mesimeri y sus coautores en su estudio.

“Confirmamos que los dos terremotos son poco profundos y encontramos una deformación superficial distinguible”.

La evidencia sugiere que, a diferencia de otros terremotos en el área que se derivan de movimientos de fallas y tienden a producir más energía sísmica, los eventos superficiales de 2018 y 2019 fueron producidos por el transporte de fluidos volcánicos dentro del campo volcánico Black Rock, ya sea agua caliente o magma rocoso.

A pesar de la antigüedad del complejo volcánico, su tranquilidad en términos de actividad volcánica obvia significa que es una característica relativamente poco conocida del extenso paisaje de Utah. El último evento eruptivo de Black Rock fue hace más de 1,000 años, lo que resultó en los flujos de lava de Ice Springs de la región.

En cuanto a si los rumores más recientes son indicativos de futuros arrebatos, no hay evidencia de eso, dicen los investigadores. Pero estos terremotos son un recordatorio de que Black Rock sigue activo después de todos estos años y que este volcán inactivo no se ha extinguido.

“Los resultados nos mostraron que deberíamos prestar más atención al área de Black Rock”, dice Mesimeri.

“Necesitamos mejorar el monitoreo sísmico y volcánico en esta área, para que estemos al tanto de los pequeños cambios que pueden ocurrir”.

Fuente: Geophysical Research Letters a través de Science Alert.

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