La vida con el agente anticoagulante warfarina implica el cálculo cuidadoso de cada dosis. Demasiado poco, y podría ser ineficaz. Demasiado, y existe el riesgo de sangrado incontrolable. Según un estudio reciente, aquellos de nosotros que compartimos genes específicos con uno de nuestros primos homínidos más cercanos, el neandertal, podríamos encontrar este acto de equilibrio un poco más desafiante. El descubrimiento de los investigadores de que las variantes en las enzimas responsables de descomponer los productos farmacéuticos como la warfarina, el ibuprofeno y las estatinas para reducir el colesterol tienen orígenes tan antiguos podría ayudar a explicar por qué no todos reaccionamos a los mismos medicamentos de la misma manera.
“Este es un caso en el que la mezcla con los neandertales tiene un impacto directo en la clínica. De lo contrario, las dosis terapéuticas pueden ser tóxicas para los portadores de la variante del gen neandertal”, dice el investigador principal del estudio, el genetista evolutivo Hugo Zeberg del Instituto Karolinska de Suecia.
Los avances en la secuenciación genética han revelado hasta qué punto nuestros antepasados directos, los que deambularon por todos los rincones del mundo durante decenas de miles de años, se detuvieron para criar familias con grupos anteriores de migrantes en el camino. El legado de genes transmitidos a partir de esta mezcla aún no se ha apreciado por completo, aunque año tras año, los investigadores descubren indicios de cómo los genes que evolucionaron en poblaciones perdidas hace mucho tiempo podrían contribuir a las diferencias en nuestra propia biología.
En muchos casos, estas variaciones pueden ser bastante triviales. Pero cuando se trata de la forma en que una forma ancestral de enzima o canal de proteína afecta nuestra salud, podría ser importante saber todo lo que podamos sobre su evolución.
CYP2C9 es un gen que codifica el citocromo P450, una superfamilia de enzimas en el hígado encargadas de descomponer una amplia gama de medicamentos que usamos comúnmente para tratar cualquier cosa, desde la inflamación hasta la epilepsia. También viene en una variedad de formas sutilmente diferentes, cada una de las cuales es el resultado de una de las 20 tomas únicas de la codificación de CYP2C9.
Por supuesto, algunas de estas variaciones en la estructura metabolizan mejor los productos farmacéuticos que otras, lo que significa que la versión de CYP2C9 que hereda podría determinar cuánto tiempo permanece su dosis de medicamento en su cuerpo. De hecho, un tipo, llamado CYP2C92, es un 70% menos activo que la variante del gen CYP2C91 más común, lo que significa que los portadores de CYP2C9*2 podrían metabolizar algunos fármacos más lentamente.
CYP2C92 parece aparecer con bastante frecuencia con otras variantes clasificadas como CYP2C83, especialmente en personas de las mismas familias. Esto no sería tan extraño, si no fuera por el hecho de que estaban separados por decenas de miles de bases de ADN.
Sabiendo que otros ejemplos de variantes de genes comúnmente apareados muy separados en nuestros cromosomas tienen sus raíces en los genomas de neandertal, Zeberg y sus colegas compararon las secuencias tomadas de 146 familias para ver cuánto variaban de tramos de código similares en bases de datos genéticas que representan otros poblaciones modernas y ancestrales. Descubrieron que el tramo de ADN que contenía las dos variantes del gen del citocromo que codifica el citocromo P450 estaba lo suficientemente cerca de la versión del neandertal que los dos genes casi con certeza se transmitieron en una mezcla de nuestras líneas familiares hace decenas de miles de años.
Los investigadores señalan que este hallazgo podría no marcar una gran diferencia en la forma en que tratamos a las personas con medicamentos como la warfarina o las estatinas. Los especialistas ya vigilan de cerca cómo procesamos los medicamentos delicados, mediante análisis de sangre frecuentes para garantizar que las dosis se mantengan dentro de límites razonables. Sin embargo, rastrear los orígenes de las variaciones en enzimas tan importantes podría darnos una mejor apreciación del entorno en el que evolucionaron, agregando un contexto que nos ayuda a comprender la diversidad de la salud que vemos hoy.
Esta investigación fue publicada en The Pharmacogenomics Journal.
Fuente: Science Alert.